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En medio del caos, arranca Línea 2 de RUTA

En medio del caos, arranca Línea 2 de RUTA
METROBUS En medio del caos, arranca Línea 2 de RUTA

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Transportistas y ciudadanos se vieron afectados por la medida; desinformación de autoridades provocó malestar y conatos de bronca, además de horas de espera  Carlos ROCHA  En medio de la desinformación, comunidades rurales sin transporte, conatos de bronca, itinerarios retrasados, autobuses atestados de gente, fallas vehiculares y un sinfín de quejas e inconformidades de los usuarios, inició ayer operaciones la Línea 2 de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA). A la par, el gobierno del estado publicó la víspera un decreto en el Periódico Oficial del Estado, donde tomó la decisión de “rescatar” 137 concesiones del transporte público de unidades que circulan por el derrotero del Metrobús sobre la avenida 11 Norte-Sur. Los propietarios, según el documento, tienen 20 días para entregar sus placas y son los mismos que se oponían a la entrada de la segunda troncal. En tanto, concesionarios de la Ruta 34 sufrieron el decomiso de nueve unidades a manos de la Secretaría de la Contraloría. Después de 7 meses de retraso, la Línea 2 del Metrobús entró este viernes en operaciones sin que mediaran actos de promoción o protocolo oficial. No obstante, la jornada estuvo plagada del caos e inconformidades por parte de los usuarios. Los primeros afectados fueron los miles de ciudadanos que cada día recorren la avenida 11 Norte-Sur. La noticia del inicio de operaciones se dio la noche del jueves, por lo cual la mayoría de las personas que usan el transporte público se enteraron cuando ayer por la mañana intentaron tomar los camiones de costumbre, para encontrarse con que las rutas San Ramón, Galgos del Sur y Mayorazgo habían desaparecido. Incluso, durante las primeras horas del día algunas personas todavía aguardaban en los parabuses de la derecha del carril en espera de que pasaran las antiguas rutas, pero al darse cuenta que sólo circulaban algunos camiones articulados y otros convencionales, no tuvieron otra opción más que caminar hacia la estación más cercana, formarse en la fila y esperar a que llegara un autobús con algo de espacio para poder abordarlo. La desinformación se prolongó, por lo menos, de las 6 a las 10 horas. Sin transporte Las zonas más afectadas por el ingreso del nuevo sistema de transporte resultaron ser las juntas auxiliares más alejadas de la capital: Guadalupe Tecola y San Andrés Azumiatla, pues hasta estos puntos no llegaron las alimentadoras de la Línea 2 del Metrobús y sitios que antes tenían el servicio de las rutas Mayorazgo, San Ramón y Galgos del Sur. Aprovechando la falta de transporte, camionetas tipo pick up o taxis realizaron viajes de estas juntas auxiliares hasta la estación más cercana, Los Limones, donde bajaban a los pobladores tras cobrar 15 pesos a cada persona. Amas de casa preocupadas por esta situación, que se podría repetir el próximo lunes en el regreso a clases, marcaron al número telefónico de la RUTA para pedir información sobre las alimentadoras. “Marqué 01800800 y ahí me dieron el recorrido de la RUTA y las alimentadoras y al preguntar por qué ninguna llegaba al pueblo, me dieron números para llamar a la Secretaría de Transportes para que ahí me resolvieran el problema de la alimentadora, pero nadie me supo dar razón”, comentó Carmen Mayoral, oriunda de Guadalupe Tecola. La madre de dos hijos agregó que por lo menos unas 2 mil personas, de las 3 mil que viven en Tecola, tienen la necesidad de salir rumbo al centro de la ciudad y hasta el momento desconocen qué sucederá el próximo lunes. Al norte de la avenida 11 Norte, la situación no fue distinta, pues a pesar de que el recorrido del transporte articulado estaba previsto para que llegara hasta la Diagonal Defensores de la República, por lo menos hasta después del mediodía los recorridos concluían en la estación que se ubica frente al Museo del Ferrocarril, es decir, a la mitad del trayecto sin que hubiera ninguna explicación por parte de las autoridades. Algunos portales de noticias aseguraban que fue a consecuencia de que los autobuses eran demasiado grandes para dar vuelta en diferentes intersecciones. De igual forma, esta situación molestó a los usuarios que estaban acostumbrados a trasladarse hasta la zona del mercado Hidalgo o la Central de Autobuses de Puebla (Capu), por lo cual a partir del Museo del Ferrocarril tuvieron que pagar taxi, pues no había ningún otro camión que los llevara a su destino. La operación en sí misma también fue un caos debido a que las 65 unidades que ofrecen el servicio no se dieron abasto ante la demanda de pasajeros. Esto generó otro conflicto: las personas tuvieron que viajar en autobuses atestados de gente, quienes entre empujones intentaban ganarse un lugar. Aunque los usuarios no pagaron ni un peso por el traslado, en la mayoría privaba el enojo por el mal servicio. En todo el día, la escena más recurrente fue la de camiones rebasados en el tope de su capacidad, enfrentamientos verbales entre ciudadanos y choferes y mentadas de madre en solitario. Choferes, en incertidumbre Otros que también padecieron por la entrada del sistema de transporte, conocido como Autobús de Transito Rápido (BRT, por sus siglas en inglés) fueron los anteriores concesionarios que el jueves tuvieron sus últimos recorridos y con ello los últimos ingresos económicos. Este viernes, alrededor de 300 autobuses de diferentes rutas se quedaron guardados en los encierros y el mismo número de operadores; familias de concesionarios, automáticamente sin empleo. Por una parte, los nombres de 137 concesionarios salieron publicados este jueves en el Periódico Oficial del Estado de Puebla donde el secretario de Infraestructura y Transportes, Luis Bank Serrato, les informó que a partir de este viernes las personas ahí nombradas “deberán dar de baja en el Registro Estatal de Concesiones y Permisos las concesiones rescatadas”. Para que quedara más claro, se especificó en la publicación que “se ordena a las autoridades competentes realizar la detención de los vehículos, que después de la entrada en vigor de la declaratoria, continúen circulando”. De acuerdo con transportistas cuyos nombres aparecieron en el listado, fue a partir de las 22 horas cuando empezaron a repartirse las notificaciones y, en caso de que no estuviera el concesionario, el aviso del Periódico Oficial quedaba pegado en el domicilio del transportista para que se captara una fotografía de evidencia y después de eso se retiraban, acción que se prolongó por lo menos hasta la 1 de la madrugada. Entre los transportistas que aparecen en el listado destaca el nombre de Delfino Reyes Bocardo, uno de los líderes del transporte que durante años recorrió la 11 Norte-Sur y sobre quien, presuntamente, pesa una orden de aprehensión. Una segunda estrategia que se vivió ayer fue el hostigamiento directo con los choferes de la ruta 34 y 34 A, pues a pesar de que el delegado había llegado a un acuerdo con la Secretaría de Transportes (ST), a las 5 horas, cuando comenzaron a circular, se encontraron con un operativo de la Secretaría de la Contraloría en el cual se decomisaron al menos nueve unidades y fueron enviadas a diferentes corralones. La peor estrategia, a decir de los concesionarios, fue la que se vivió con la familia de Ángel Sierra de la Rosa, quien está preso en San Miguel desde el 15 de marzo pasado junto con su esposa y su padre, supuestamente, por falsificar documentos para trámites de transporte. De acuerdo con la versión que transportistas confiaron a este medio, al interior de la cárcel de San Miguel, Ángel Sierra, apodado Cuco, fue hostigado por los mismos internos quienes lo llevaron a que desistiera de las 117 concesiones que mantenía junto con su familia, y es por eso que el nombre de la familia Sierra de la Rosa no aparece en la publicación oficial, en poder de este medio. Por la tarde de este viernes, justo cuando el cielo empezó a granizar, una treintena de transportistas que aparecieron en la lista se reunieron para analizar la situación que tenían en frente. A pesar de que el margen de acción cada vez es más reducido, los concesionarios acordaron mantenerse en lo que habían dicho “resistir hasta las últimas consecuencias” incluso, al cierre de edición debatían alguna estrategia legal.