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Asesinos en serie ¿nacen o se hacen?

Asesinos en serie ¿nacen o se hacen?
ASESINOS Asesinos en serie ¿nacen o se hacen?

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Memorias del Crimen

Dos factores influyen en el origen de estos delincuentes: un trastorno antisocial de personalidad y el entorno donde se desarrollan Paola MALDONADO* “Una vida sin homicidios para mí es como una vida sin alimentos para ustedes”, dijo Aleksandr Pichushkin, también conocido como el Asesino del Ajedrez, un hombre de nacionalidad rusa que confesó haber matado a 61 personas entre 1992 y 2006, tres menos de las que necesi­taba para igualar el número de casillas de un tablero de ajedrez. Se considera asesino en serie a la persona que comete homicidio por lo menos en tres ocasiones con un intervalo de tiempo entre cada uno, según el Buró Federal de Investiga­ción estadounidense (FBI, por sus siglas en inglés). Dos factores influyen en el origen de un asesino en serie: un trastorno antisocial de per­sonalidad y el entorno donde se desarrollan, de acuerdo al Manual diagnóstico y estadís­tico de los trastornos mentales IV de la Asociación Estadouni­dense de Psiquiatría; el libro aborda la psicopatía y sociopa­tía como un solo trastorno anti­social de personalidad. Según Néstor Durigon en su libro Asesinos Seriales, el haber nacido o desarrollado este trastorno no implica que el individuo será un criminal; se puede ser psicópata sin ser asesino, por ejemplo. La dife­rencia la marca el entorno en que el individuo se haya desa­rrollado o algún evento trau­mático de su vida. Un claro ejemplo es el caso de Richard Leonard Kuklins­ki, un hombre estadouniden­se culpable de haber cometi­do más de 200 homicidios en su carrera criminal. El padre de Kuklinski era alcohólico y golpeaba a su esposa e hijos. Su madre les propinaba palizas y les golpea­ba con objetos duros para evi­tar que robaran. En 1940, el padre de Richard asesinó a uno de sus hijos, pero la familia mintió y dijo que había sido un accidente. Cinco años después, Richard comen­zó a descargar su ira contra ani­males, a los que torturaba por entretenimiento. Su actividad criminal comen­zó a los 13 años, cuando mató al líder de una pandilla que solía molestarlo. Lo golpeó con una pala de madera, le arrancó los dientes y le cortó la punta de los dedos para que no pudiera ser identificado. Años después, trabajó como asesino para organizaciones criminales; en su tiempo libre se dedicaba a matar hombres con parecido a su progenitor. Ser un criminal no lo pri­vó de llevar una vida normal, Richard se casó y tuvo tres hijos. La diferencia entre un psi­cópata y una persona normal es a nivel neuronal o psicoló­gico, no es física, por lo que para Durigon es muy difícil diferenciarlos. Según el libro The Mask of Sanity: An Attempt to Clari­fy Some Issues About the So- Called Psychopathic Persona­lity, de Hervey Cleckley, un psi­cópata exhibe 20 síntomas, de los cuales, en el caso de Kukl­inski se detectó comportamien­to malicioso y manipulador, carencia de culpa o de cualquier tipo de remordimiento, afecti­vidad frívola, con una respues­ta emocional superficial, caren­cia de empatía, crueldad e insen­sibilidad, falta de control sobre la conducta, historial de problemas de conducta desde la niñez, acti­tud impulsiva, comportamiento irresponsable y tendencia hacia la delincuencia juvenil. Asesino de mujeres Ted Bundy fue un asesino en serie culpable de haber matado a más de 30 mujeres y sospechoso de más de 50 homicidios. Al igual que Kuklinski, desde niño, Bundy mostró violencia contra los animales, una de las tres características que, según la psicóloga Deborah Gonzá­lez, siempre están presentes en la historia de un asesino serial, junto a la piromanía e inconti­nencia urinaria. Bundy creció creyendo que sus abuelos maternos eran sus padres y que su madre era su hermana mayor. Aunque decla­ro tener una vida feliz, Bundy comenzó a matar cuando una de sus novias lo rechazó. Bus­caba mujeres universitarias con rasgos parecidos a los de su ex para noquearlas, secuestrarlas, violarlas, devorarlas de foma parcial y, por último, acabar con su vida. En una entrevista realiza­da en 1989, Ted Bundy declaró haber llevado una vida normal. “No sentí que algo estuviera mal en mí, pero por supues­to había una parte de mí que nadie conocía, ni siquiera yo mismo”, aseguró. Parecía, según quienes lo conocieron, ser un hombre amable que utilizaba muletas o cabestrillos en el brazo para que las estudiantes se acercaran a ayudarlo y, después, comen­zar su ritual. Bundy y Kuklinski termina­ron convirtiéndose en asesinos en serie, ambos psicópatas y con entornos diferentes. Char­les Manson, criminal y músico, famoso por haber creado a la Familia Manson, un grupo de personas que lo seguían por­que compartían la ideología de su líder. Según Manson, su madre era “una prostituta de 17 años”, alco­hólica y criminal. A los 14 años, por medio de un robo, logró jun­tar el dinero necesario para poder independizarse. Después de esa hazaña, la vida de Manson se resume en entrar y salir de la cárcel. A los 18 años ya contaba en su histo­rial con un robo, una violación homosexual a un compañero, agresiones y varias fugas. Dentro de la prisión formó parte del esoterismo, lo que lo llevó a crear su filosofía y su fami­lia, donde predicaban una mez­cla de conceptos orientalistas y una reinterpretación de la Biblia. Entre los seguidores de su sec­ta se encontraba Dennis Wilson, baterista del grupo musical The Beach Boys, que presentó a Man­son con Roman Polanski para convencerlo de que le produje­ra un disco. Después de haber sido recha­zado varias veces, Manson se enteró que una de sus cancio­nes había sido ocupada por The Beach Boys en su álbum 20/20, lo que desató su ira. “Muerte a los cerdos” En agosto de 1969 Manson orde­nó a los miembros de su familia la ejecución de todas las personas que se encontraran en el 10050 de Cielo Drivey, vivienda de Roman Polanski. Entre las per­sonas asesinadas estaba la esposa del famoso productor, Sha­ron Tate, quien tenía 8 meses de embarazo. Las mujeres de Mason la mataron salvajemente; le cor­taron los pechos, la apuñalaron 16 veces, de las cuales cinco eran mortales por sí solas, y ataron su cuello al de otras de sus invitadas también sin vida. En una de las paredes esta­ba escrito con sangre humana: “Muerte a los cerdos”. No fue el único crimen que cometió la Familia Man­son, pero sí fue el más sádico, según la hermana de Tate en el libro que escribió por el 45 aniversario de su muerte. “Yo no he matado a nadie, si quisiera hacerlo ya estarían todos muertos”, dijo Manson durante su juicio, quien no mató a nadie con sus propias manos, aunque en varias cartas personales decla­ró que él solo podría acabar con la humanidad. “Si ustedes abrieran las puer­tas, yo saldría a la calle y ten­drían esta cosa llamada Charlie Manson que han creado. Porque no me han visto. No realmente. Yo solo podría asesinar a toda la humanidad”. Manson lleva más de 40 años preso, tiene 80 años de edad y está condenado a cadena perpe­tua; podrá solicitar libertad con­dicional en 2027, a sus 92 años. Autoconstrucción de un asesino Después de conocer los casos de Bundy, Kuklinski y Manson, el psi­quiatra Gerardo Morales comen­tó que los tres hombres padecían un trastorno antisocial de perso­nalidad; sin embargo, sólo dos de ellos se convirtieron en asesi­nos en serie. Los tres tuvieron un común denominador: infancia violenta. “Su entorno fue lo que configuró su realidad”, aseguró. Según Morales, un asesino serial se autoconstruye; inde­pendientemente del trastorno o de su pasado, la persona tiene el poder de tomar la deci­sión de matar. Un asesino serial, de acuer­do al experto, debe ser psicó­pata y haber o no sufrido algún evento en el pasado que transforme su realidad; sin embar­go, ni la constante, el trastor­no antisocial de personalidad, ni la variable, el entorno, deter­minan su futuro. “No están locos ni retrasados, tienen la capacidad de tomar sus propias decisiones; ellos deci­den matar o no, pero nadie les advierte que se vuelve una nece­sidad, una adicción”, concluyó. *Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la BUAP.