18 Septiembre 2016

En Puebla hay desigualdad y en México, un Estado fallido con un riesgo latente de explosión social al que sólo le faltan líderes que activen a la gente, asegura Fernando Fernández Font, rector de la Universidad Iberoamericana plantel Puebla.

La de Fernando Fernández Font es una de las pocas voces que, en Puebla, mantienen el papel esencial de la universidad: ser y formar estudiantes críticos, la participación activa, en la unidad y promover la excelencia humana para alcanzar justicia.

En entrevista asegura que "hay un Estado fallido y una explosión social está a la vuelta de la esquina. Tenemos que hacer una llamada muy seria sobre qué está pasando y ver cómo manejar la situación. Es obvio, hasta en el mismo sistema capitalista, si hay una acumulación de propiedad, de bienes, de dinero en unas cuantas manos, ¿qué va a gastar la gente?".

Para los ciudadanos, asegura, no significan nada los partidos que siguen sirviendo al poder sin otra ideología. Esto ha motivado el juicio social que lleva a preguntarse ¿dónde está la democracia? "El pueblo tiene un tiempo" frente a los movimientos de Oaxaca, la imposición de una reforma educativa que busca reflectores, la carencia de obra pública que parta del bien a todos, las obras accesorias alejadas de necesidades reales, llámense ciclopistas o Museo Internacional Barroco.

Más que los partidos, los políticos en funciones son los obligados a ser juzgados, de lo contrario no se podrían entender las alianzas entre partidos tradicionalmente de oposición, como es el caso de Acción Nacional con el de la Revolución Democrática, "hoy no puedes entender que haya personas que pertenezcan a un partido y que después vayan a otro, siguiendo el poder (…) sólo buscando su proyecto político".

¿Dónde está el gobierno que de verdad esté exponiéndose delante de la sociedad para que sea ésta la que incida? Pregunto a la población, ¿cuántos estuvieron de acuerdo en que se hiciera la ciclopista, cuántos estuvieron de acuerdo en el Museo Barroco, con todo este dinero no se pudo haber previsto lo de Huauchinango, las familias que estaban en riesgo?, cuestiona el rector.

Ante este escenario, afirma, resulta una falacia pensar que aumentar el turismo va a solucionar el problema de Puebla; mientras no haya salarios justos o reparto de utilidades, es imposible. La realidad es que hay un mecanismo demoniaco para seguir acrecentando las grandes riquezas y nadie se ocupa por los de abajo.

Da la impresión de que está a prueba, con este sistema político, la capacidad de resistencia de los mexicanos. Mucho tiempo se habló del México Bronco, vimos todo lo que pasó en Tamaulipas, Veracruz y Guerrero. Y nada, no se reacciona.

Es muy complicado cuando la gente ha llevado una vida tan dura y se siente indefensa. Los organizadores de un movimiento resultan ser poco creíbles (…) Creo que sí estamos en un momento crítico en el que la gente ve el futuro con mucho pesimismo, porque no hay alternativas ni salidas, no hay políticos, ni empresarios, ni académicos, ni líderes sociopolíticos a quienes seguir, con quien unirse. El diagnostico que estamos haciendo es de un Estado fallido. Si ves a nuestro presidente (Enrique Peña Nieto) no puede ser, vengo de Panamá y todo mundo me decía: 'qué vergüenza tu presidente. ¿Cómo recibió a (Donald) Trump?, le dan trato de jefe de Estado'. Es indignante y no te explicas que tengamos a uno de los hombres más ricos de toda América Latina y hay 50 millones de pobres, eso es el polvorín sobre el que estamos parados.

Foto: Karen Rojas

¿México está en riesgo de tener un gobierno autoritario?, ¿peor que el de Carlos Salinas de Gortari?

Definitivamente sí, piensa en los grandes intereses del capital, necesitamos a alguien que ponga en paz todas las protestas. Lo que se está gestando es el mejor caldo de cultivo para elegir a un presidente de la República que ponga orden y eso sería terrible, porque todo tiene un límite y todo pueblo tiene un tiempo de paciencia (…) Un grupo de personas que siente afectados sus intereses y que la solución es meter en control a todos, está esperando un gobierno dictatorial y represor, es el gran riesgo que tenemos. No es querer ser tremendista, el problema sí es grave, el PIB está cayéndose, el dólar va para arriba y el aumento de la gasolina. No puede ser, ¿dónde están todas las reformas y todo lo que se ha hecho?

Acerca de esta carencia de líderes, destacó el papel crítico del movimiento #YoSoy132 en las elecciones que finalmente llevaron a Enrique Peña Nieto a la presidencia. ¿Puede darse en un futuro una participación similar de los estudiantes de la universidad?

El movimiento por sí mismo es complejo. Comparo esto como cuando los adultos le decimos a los jóvenes: 'el país que te dejamos está terrible, te toca componerlo' y ellos dicen '¿yo porqué, a mí por qué?' El movimiento #YoSoy132 nació en un momento muy coyuntural. Desde el principio quisieron meter a estudiantes de otros lados a la universidad, los guaruras y manipuladores habían prohibido entrar a nuestros estudiantes con sus pancartas, eso fue poniendo de malas a los estudiantes por la manipulación, y en un momento dado se explotó y se llegó a esa manifestación.

Esos movimientos, de momento, sirven para elevar un grito que se escucha hasta fuera del país, pero no podemos pedirles más porque los estudiantes sólo pueden hacer una revuelta, protestar, pero no van a encabezar una manifestación. Me parecería un juicio muy injusto decir al 132 que fracasaron en su movimiento o decir eso a los zapatistas en Chiapas. Ellos hicieron un acto heroico que se escuchó en todo el mundo. Esas llamadas, si no las detecta el poder, o no las toma en serio, seguirán avanzando hacia el despeñadero, y ahí nos llevan. Que haya o no otro movimiento como el de #YoSoy132 va a depender del éxito de la formación que nosotros damos a los jóvenes, como ciudadanos con formación competente, no porque compita, sino porque es competente: una persona consciente de sí misma, de su realidad y consciente de los problemas sociales; este es el programa de las cinco C: Competente, Consciente, Compasivo -el término es muy profundo, es padecer con el otro, por eso es importante cuando los jóvenes van a proyectos de marginación de la Sierra o a Chiapas, y ven sufrir a la gente y sufren con ellos- Comprometido y Crítico. Nosotros hemos apostado por este modelo y los jóvenes lo han comprendido y asumido.

Foto: Karen Rojas

Pasando al ámbito local ¿cómo ve al próximo gobierno?, ¿qué se puede esperar del año 8 meses que viene?

Es cierto que es poco tiempo, no podemos pensar que se pueda dar un cambio radical, pero me parece que el gobernador electo ha tenido mucho diálogo con nosotros, con el sistema, con el Consorcio de Universidades. La agenda que le pusimos sobre la mesa aceptó asumirla; creo que hay una esperanza. Por otra parte la relación que tiene la universidad en concreto con el presidente municipal Luis Banck es excelente. Banck es egresado de la Universidad Jesuita, dio clases allí y ahora es presidente municipal; está muy interesado en desarrollar el proyecto de empresas con economía social y solidaria, con esto te digo que no somos una universidad que sólo critica, sino que también propone alternativas y va formando a los jóvenes con ese modelo. Creo que esta alianza entre el gobernador y el presidente municipal y la universidad puede llevar a cauces que respondan por las necesidades vitales del estado.

Hay un Papa, el primer Papa jesuita, a su consideración ¿cuáles son sus aciertos y desaciertos? Si los aterrizamos en la realidad que vivimos en Puebla: una manifestación muy fuerte de grupos católicos en defensa, aparentemente, de la palabra matrimonio, y otro grupo social apelando por el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El Papa ha sido una bendición para la Iglesia. Su sensibilidad, coherencia, pobreza, su simpatía, es una buena persona, no es un rockstar y, aunque pueda serlo, no es su intención, quiere estar cercano a la gente. No ha podido sanear al Vaticano en la manera que ha querido: el poder de los cardenales, de las mafias, no está oculto para nadie.

(…) Hay una gran cantidad de escándalos en torno de los cardenales, eso es lo que no se ha podido combatir; por otra parte, hay grandes aciertos: abrirse a la tolerancia, a la aceptación de la diferencia, eso contrasta con las manifestaciones en contra del falso matrimonio que en el fondo es una manifestación en contra de la diferencia sexual. He escuchado de las fiestas de católicos donde hacen orgías, con intercambios de parejas (entonces) no seamos hipócritas. Después de la primera visita del papa a Argentina, le preguntaron qué pensaba de los homosexuales, y su respuesta fue: "quién soy yo para juzgarlos". El Papa nos invita a una actitud de apertura, de tolerancia y comprensión.

Luchar por un concepto unitario de matrimonio me parece que tiene un sesgo de imposición, yo quisiera ver en el resto del mundo, donde la Iglesia Católica es minoría, como la musulmana, como Líbano, donde los musulmanes prohibieran el matrimonio católico porque el que se impone es el matrimonio de tipo Islam. ¿Por qué? gracias a Dios estamos en un país laico, y se tiene que gobernar para todos, no sólo para los católicos, y hay muchas posturas, el gobierno dice que no va a imponer un modelo de matrimonio. Hay una confusión: algo que es histórico lo ponen como eterno y el matrimonio no es algo eterno, fue algo creado poco a poco, es una construcción social, antes los sacerdotes eran casados y después se dispuso que no se casaran y vivieran en la santidad, son cuestiones históricas (…) se critica el concepto de matrimonio para que sea permitido y que tenga derechos por el Estado laico de la República mexicana, pero no hubo manifestaciones iguales ante la pederastia de los curas, ¿por qué, qué estamos persiguiendo entonces?

Foto: Karen Rojas

Me da la impresión de que hay algo más de fondo. Escuché decir al arzobispo que ellos aceptarían las uniones de personas del mismo sexo siempre y cuando no se llamasen matrimonios; la Iglesia, ¿existe el riesgo de que deje de ser una institución social?

Habría que analizar y distinguir: una cosa es que siga siendo la institución religiosa con mayor número de integrantes y otra es que deje de ser social. Yo digo que no. El problema es que si este tipo de acciones van a afectar a los adeptos que tiene la Iglesia católica, si vemos las estadísticas de hace treinta o cuarenta años, el 96 por ciento de los mexicanos eran católicos, hoy estamos en 83 por ciento y la caída no es porque haya matrimonios homosexuales, sino porque ha habido pederastia y otros curas que han tratado con despotismo a la gente con pobreza, porque ha habido obispos al lado de grandes poderes políticos, y no podemos achacar a este tema la crisis que sin duda tiene la Iglesia católica.

El gobierno a la hora de admitir el matrimonio homosexual favorece un estilo de vida que va contra la naturaleza. Esa es la postura de la Iglesia, y todo lo que va contra la naturaleza debe ser defendido por nosotros: los seres humanos. Es como si ahorita hubiera una ley que permitiera el aborto, que es algo prohibido porque mata a un ser humano, y la Iglesia se opone, no porque los que lo practican son católicos o no, sino porque se está atentando contra los derechos de esos bebés; si ahora el Estado quitara la norma de que no está bien asesinar a la gente, que pudiera matarse uno a otro, la Iglesia como institución que defiende valores básicos no puede permitir eso, es como si permitiera la marihuana u otras drogas.

Mi temor es que detrás de todo esto se esté favoreciendo una homofobia que en casos extremos lleve a la discriminación y a la muerte de ciudadanos que tienen derechos como tú y yo, ese es el riesgo, ¿cuál es el subproducto que está generando esto?, es lo mismo que el odio racial.