Es, quizá, el rostro y la voz más recordados de todos aquellos jóvenes que en 2011 se unieron para exigir una reforma educativa en Chile. Nieta de un ex integrante del Movimiento Izquierdista Revolucionario (MIR) e hija de militantes comunistas, Camila Vallejo, con una voz bajita que contrasta con la energía de su protesta como dirigente estudiantil, defiende como diputada la idea de que la educación debe ser gratuita y universal y cree que el comunismo aún es una alternativa… De eso y asuntos que tienen que ver con la posibilidad de cambiar lo establecido, charla en entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla. ¿Cómo cambia la visión del poder cuando se pasa de líder estudiantil a diputada? Creo que el poder tiene su dinámica, pero hay distintas escalas de poder. La ciudadanía tiene muchas posibilidades de hacer cambios. El poder es la capacidad de hacer cosas, de transformar la realidad. La política tiene más que ver con la capacidad de hacer propuestas de soluciones o cambios, de definir el cómo, pero el poder tiene que ver con la capacidad de hacer el cambio de tu alternativa o propuesta y mi perspectiva no cambió mucho; creo que ha madurado mucho más, pero yo siempre dije que el movimiento social sólo en la calle, sin representación en el parlamento, sin representación en el gobierno, no iba a lograr hacer los cambios que proponía y eso ha sido la historia de Chile. El movimiento social tiene que ir de la mano con su capacidad instalar demandas, desafíos y también una articulación en el poder político institucional, ser capaz de tener un involucramiento crítico con las instituciones políticas. En el caso de Chile tenemos política heredada de la victoria militar, pero no por eso había que separarse de esa esfera. Necesitábamos poder formarla y generar fisuras que te permitan ir abriendo espacios y ahora que estoy en el parlamento me doy cuenta de eso: es necesario tener representación parlamentaria y configurar ese poder incipiente que tampoco es suficiente. Foto: Karen Rojas Una de tus propuestas como líder estudiantil es que la educación fuera gratuita y universal, ¿la sostienes? Claro que sí, pero nuestra lucha no era sólo por la gratuidad, sino por una reforma estructural que te permitiera entenderla como un derecho social fundamental, pero también como una inversión social estratégica. La educación no tenía que darle la posibilidad a los jóvenes de ser profesionales, de ser técnicos cualificados, de tener buen trabajo, sino de darle la posibilidad al país de contar con una educación que le permita su desarrollo armónico, sustentable. Si no es por la educación, los países no crecen, no se desarrollan, no innovan y lamentablemente entenderla como mercancía, como un bien de consumo, lo único que generó fue una educación mediocre que sólo servía para generar utilidades a los dueños de instituciones privadas con educación pública precarizada, donde el apoyo del Estado sigue siendo muy débil… Por lo tanto, la gratuidad fue una parte de las demandas. ¿Cuál es el papel de la sociedad en la defensa de los derechos? Es importantísimo. No es que lo diga yo, la historia ha vivido cambios con luchas sociales. Ninguna transformación importante se ha dado sólo desde un gobierno o un parlamento, siempre ha sido impulsada por movimientos sindicales de trabajadores, de mujeres; las mujeres no tendríamos el derecho a sufragar si no fuera porque otras salieron a la calle y dieron su vida en esa lucha, por lo tanto la sociedad civil tiene un papel protagónico en la historia de nuestra Humanidad, y, sobre todo cuando se logra organizar, unificar posiciones, hacer propuestas, incidir en la política. Foto: Karen Rojas ¿Cómo recomponer la situación cuando hay generaciones enteras que dejaron de hacer…? No son responsables los jóvenes de resolver todo en cuatro años. Los cambios deben hacerse desde el cambio de visión intergeneracional. Hay que tener un diálogo intergeneracional; no son responsabilidad del adulto, ni del padre todas aquellas deudas pendientes que tiene nuestra sociedad. Creo que en eso la juventud tiene un rol, pero no es exclusivo. Los jóvenes son diversos, hay jóvenes ricos, hay jóvenes pobres que creen en los derechos, hay posiciones distintas en la juventud, pero tiene mayor ímpetu. Esas posiciones diversas también están en los adultos y lo que hay que lograr es que independientemente de la edad hay que generar voluntades democráticas para impulsar cambios, independientemente de la edad. Y desde el punto de vista de la educación, mejorarla; en eso tienen un rol los rectores, los padres, las madres, las autoridades al aprobar los presupuestos. Si se entiende desde un punto de vista solidario vamos a tener un punto de vista intergeneracional. En México es satanizado el comunismo, ¿tiene futuro el comunismo? En Chile también es satanizado. Cuando me gritan comunista, yo les digo "a mucha honra"; para mí tiene mucha vigencia, estamos ante una crisis global del capitalismo: los migrantes, el hambre, la producción, la delincuencia, el narcotráfico son parte de la sociedad capitalista. Cada cierto tiempo se tiene que salvar a los bancos y a los mercados financieros: cuando caen en crisis recurren al Estado y pagan los trabajadores con sus impuestos; se salva el capital a costa de los trabajadores y profundizando las desigualdades. Mientras el capitalismo siga siendo así, sin dar respuesta a los grandes retos de la Humanidad la crisis medioambiental, climática, el hambre, las guerras, las migraciones va a seguir. Entonces, para mí siempre va a estar una alternativa. Hay que seguir pensando y reflexionando y no sólo ver a la Unión Soviética. Creo en el comunismo porque creo en la posibilidad de que hombres y mujeres sean libres, puedan convivir en sus diferencias, en su diversidad. No es imponer el Estado en todo, el Estado no puede estar a cargo de todo. Es responsable, el Estado, de las áreas estratégicas. El comunismo aboga porque podamos ser dueños de nuestro futuro, pero no entendido como Estado sino como comunidad, yo creo que tiene mucho futuro, siempre y cuando seamos capaces de recoger la experiencia del pasado y no quedarnos pegados en los estigmas. Foto: Karen Rojas ¿Se puede revertir que alguien disfrute del trabajo de los demás? Es imposible que haya gente que gane tanto simplemente porque trabajó. A los más ricos de Chile, de México y del mundo nadie les da su fuerza de trabajo para obtener la riqueza que tienen. El nivel de riqueza que existe en el mundo es gracias a que otros pasan hambre, no se les paga lo adecuado por su trabajo y eso es injusto. A cada cual se le tiene que pagar de acuerdo con sus capacidades y necesidades, pero la sociedad capitalista no te permite eso, no está pensada para eso. Creo que en vez del sueldo mínimo ético debe haber un sueldo máximo ético. ¿Qué diferencias encuentras entre Chile y México en cuanto a la educación? Estoy admirada con lo que ha logrado la BUAP. Chile está a años luz de tener una educación pública superior y con el estándar que existe aquí, principalmente porque es una universidad pública del estado, financiada. La Universidad de Chile, que es la más importante, si la comparamos con la UNAM, tiene menos de 9 por ciento del total de su presupuesto; el resto es venta de aranceles, servicios privados y eso la ha obligado a competir con la lógica de los mercados y captación de estudiantes para convertirlos en recursos mediante créditos o becas. Cuando veo a la universidad de Puebla con inversiones en infraestructura, laboratorios, becas en ciencia y tecnología y que todos los años hay inversión en ese ámbito y todos los años crece la matrícula (…) es impensable en Chile. Me impresionó mucho que cuenten con una universidad tan grande, que hasta tiene estadio, transporte interno, jardines infantiles, eso en Chile no existe. |