20 Noviembre 2016

Un debate de tres rondas de participación sobre la inteligencia artificial fue con lo que inició el último día de la Ciudad de las Ideas 2016. A favor estuvieron Ronald Arkin, James Bessen y Matt Ridley; en contra argumentaron Nick Bostrom, Martin Ford y Tyler Cowen.

El prestigioso investigador de robótica, Ronald Arkin aseguró que se debe de hacer un progreso con cuidado y basados en la razón. No le preocupa las amenazas existenciales de la inteligencia artificial y señaló que hay otros peligros que acechan a la humanidad en los que se debería de enfocar la atención.

En su segunda participación, dijo que las máquinas si son súper inteligentes también deben de ser súper morales y afirmó que se debe de enfocar la discusión en el uso que le darían las personas a la tecnología.

El filósofo Nick Bostrom dijo en su turno que hay avances tecnológicos que sirven para hacer avanzar a la humanidad, pero en el caso de la inteligencia artificial se debe de pensar en sus riesgos y advirtió sobre la guerra robótica y la pérdida de empleos por la sustitución de la mano de obra en donde las máquinas que harán más con menos. Declaró que a largo plazo la súper inteligencia representaría riesgos que no se pueden imaginar y se preguntó sobre el control que ejercería el hombre a una inteligencia superior a la suya.

En la segunda ronda, Bostrom declaró que es un tema que se puede abordar desde diversos puntos de vista y afirmó que tal vez la sustitución de la mano de obra humana por la de máquinas sea algo bueno por vislumbrar un futuro en donde los humanos no gasten su tiempo en el trabajo, pero esta situación se debe discutir en qué se distribuye ese tiempo y eso implicaría un cambio cultural significativo.

James Bessen, economista con un enfoque tecnológico, argumentó que no cree que el desempleo se de por las máquinas y dijo que se crearán nuevos trabajos que van a ir acompañados de estos desarrollos. Hizo memoria del desarrollo tecnológico y mostró a los asistentes que siempre el desarrollo va de la mano de la creación de nuevos campos de oportunidad que no siempre representan la eliminación de las formas antiguas de hacer las cosas.

Como respuesta a las posturas de los demás ponentes afirmó que la diversificación y creación de nuevos productos compensará la pérdida de empleos, sin embargo, dijo que el reto es construir la fuerza laboral con la capacitación suficiente para utilizar de la mejor manera las nuevas tecnologías para distribuir de la riqueza. Bassen se enfocó al problema del despido masivo del personal al decir que no es una desaparición de los empleos, sino una transición a otros sectores que van a ser creados.

Por su parte, el escritor y desarrollador de software, Martín Ford argumentó que puede existir una disrupción que no se debe de tomar a la ligera. Confirmó que la tecnología hará que cualquier trabajo sea susceptible de ser automatizado. Aclaró que las tecnologías no se limitarán a las tareas básicas y actualmente están haciendo trabajos cada vez más complejos como el escribir notas periodísticas. Advirtió que las máquinas están adoptando actitudes cognitivas y ya están comenzando a aprender, por lo que se debe de comenzar a pensar desde ahora en soluciones. Se mostró pesimista por la habilidad de los seres humanos para enfrentar el problema de la distribución del ingreso que se viene.

Ford complementó su participación al declarar que el punto central de la discusión es si la capacidad de las personas está al nivel de la tecnología y afirmó que los problemas en los que hay que pensar y reflexionar no es la adaptabilidad de las personas, sino el cambio de los sistemas en los que se mueven esas personas.

Matt Ridley, periodista científico, hizo un recorrido por la historia de la humanidad y como se ha opuesto a los avances tecnológicos. Aseguró que la gran mayoría de las tecnologías fueron positivas y le dijo a los asistentes que no se le debe de temer a la inteligencia artificial. Afirmó que la tecnología abre nuevas oportunidades y se mostró escéptico a la idea de que la inteligencia artificial sea un invento apocalíptico.

En su segunda participación argumentó que el problema no es de producción, sino de distribución de los bienes y declaró que la inteligencia artificial apoyará a la humanidad para que realmente se preocupe de cosas más peligrosas como la presidencia de Donald Trump. Al mismo tiempo, dijo que buena parte del temor que se tiene de la inteligencia artificial se basa en la ficción y declaró que la tecnología ayuda a las personas a combatir a los regímenes autoritarios y eso podría pasar en un futuro con estos descubrimientos.

Por último, Tyler Cowen, escritor y académico de fama mundial, se mostró en contra de la inteligencia artificial por la pérdida de empleo que implica y puso como ejemplo la revolución agrícola en México. Subrayó los conceptos de cultura y ética para abrir el debate de la inteligencia artificial. Mostró su preocupación por uso que se le podría dar a la tecnología en conflictos bélicos como la guerra contra el narcotráfico. Instó a los presentes a preguntarse sobre el impacto que tendrá la tecnología en la vida su vida personal y acusó a sus contrapartes de no tener una justificación sólida al basarse en supuestos y no en hechos.

En su posterior participación pidió prudencia para las predicciones que se harán en el futuro respecto a la inteligencia artificial y dijo que la ética debe de ser un punto importante en la discusión. Hizo un llamado a basar la discusión en los valores y se dijo pesimista en el futuro al ver el devenir histórico y el presente.