20 Noviembre 2016

Para un estado que no tiene salida al mar es complicado que el pescado se vuelva parte de la alimentación de su población; sin embargo, Puebla comienza a ser una alternativa por la labor de empresas como el Grupo Acocomoque que se dedica a la crianza y comercialización de peces de agua dulce.

Sergio Méndez Flores, representante del grupo comercial, afirmó que hace unos años era casi inexistente o muy baja la producción de peces para la alimentación en la región por no contar con los apoyos necesarios en infraestructura. Esa situación cambió de dos años a la fecha, pues con la implementación de estanques artificiales que proporciona la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) la producción se volvió una realidad.

El grupo Acocomoque con presencia en la mayor parte de los municipios poblanos, brinda asesoramiento a la población para poder construir estanques de crianza de pescados con el objetivo de autoconsumo y la comercialización.

Sergio Méndez dijo que las especies que son favorables para poder criar en Puebla son la tilapia, la trucha y la carpa, pues se puede llegar a dar en ciclos cortos de 6 meses en donde se logran tener ejemplares dignos de su comercialización.

No obstante, el proceso para llegar a la producción de esos niveles no fue siempre sencillo. Debido a los precios de los insumos de alimentación de los peces los beneficios no eran redituables, ya que por un kilo de carne que se producía se tenía que gastar kilo y medio de alimento.

Por tal motivo, el grupo pensó en una alternativa para reducir costos y la solución la encontró en la fabricación de un alimento alternativo basado en productos de la región. Fue así que el negocio de la crianza tuvo una vertiente en la producción de un alimento basado en papa, soya, amaranto y haba.

Con este alimento el pescado comenzó a ser redituable y se abarcaba una etapa más del proceso de producción. Sin embargo, otro conflicto al que se enfrentan es el porcentaje de mortandad de los peces, el cual alcanza al 6 por ciento de ejemplares de un tanque de mil.

A su vez, la implementación de estanques artificiales tiene otro obstáculo que se sale de las manos de los productores. Se trata de la contaminación de los cuerpos de agua que impide que cualquier tipo de vida se desarrolle en el líquido. Méndez Flores afirmó que cuando los contaminantes no son químicos se puede usar un filtro basado en el tezontle, pero el problema se vuelve grave cuando la contaminación no viene de fuentes naturales porque es ahí cuando ya no se puede hacer nada.

En los casos en los que el agua se encuentra en condiciones viables el productor acuícola aseguró que hay ocasiones en los que los estanques hacen un ciclo integral de alimentación, pues con la misma agua en la que están desarrollándose los peces es posible que se rieguen algunas hortalizas y la comunidad obtenga una alimentación balanceada.

El impacto que tiene este tipo de procesos en una comunidad crece con el tiempo, pues en un inicio el impacto es en 40 personas que después se refleja en los integrantes de la familia de los productores para seguir con la población de la localidad y finalizar con un beneficio en toda la región.