Encuentran migrantes muros mexicanos
Aunque todavía faltan varios días para que la caravana llegue a la frontera, en el recorrido se pueden ver otros muros para centroamericanos
Antes de pisar suelo poblano, el guatemalteco Samuel Mejía Lastorsólo sabía que Puebla era ese último lugar en México donde su hermana María dijo estar viva y con ánimo en su trayecto como migrante ilegal hacia Estados Unidos en septiembre de 2010. La última vez que la escuchó, dijo al pasar la Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos 2016 llamada Buscamos Vida en Caminos de Muerte por la ciudad, fue en una llamada telefónica de apenas un minuto que le autorizó el coyote. Al pasar los días el celular se quedó sin señal y cuando por fin contestó meses después, explicó que María se había quedado en el desierto de Sonora, uno de los muros mexicanos y que ni se le ocurriera denunciar. Una desaparición así en la familia es imposible de olvidar, su mamá murió de tristeza tres años después y ahora a él le tocó ser parte del primer grupo de hombres que acompaña a las madres en 12 años de caravana. "Yo tengo la esperanza y si no la encuentro ahora, tal vez en otra ocasión la encuentre, con los medios de comunicación tal vez le llegue el mensaje", dijo el joven que en su natal Chichicastenango trabaja en el campo. En el caso de Omar Jarquín, también integrante de ese primer grupo de hombres, él busca a su hijo David Alexander Jarquín Pineda que salió de El Salvador en 2014 y que por teléfono dijo estar bien en Reynosa, Tamaulipas. Aunque todavía faltan varios días para que la caravana llegue a la frontera, en el recorrido ya le tocó ver otros muros para centroamericanos que le han hecho sentir mal como el concreto de las vías del tren en Tlaxcala, que llega incluso a matarlos. "El objetivo, en la mente de estas personas, no es que no se monten sino que se hagan daño y lastimosamente se puede ver que el terreno no es ni plano, es un terreno con hoyos, sólo el terreno está para que alguien se muera ahí", comentó. La realidad de México, reconoció por otro lado Eva Ramírez Núñez quien dirige una organización de migrantes desaparecidos en Honduras, es un sitio lleno de trampas para migrantes del sur que sufren más que discriminación. "Nuestros migrantes son invisibles, invisibles para que los cuiden pero visibles para que los secuestren, nuestras mujeres son violadas y nuestros hijos son los que regresan mutilados a nuestro país", agregó. A su paso por Puebla, los más de 40 centroamericanos que buscan familiares fueron recibidos en una comida especial, estuvieron en el Zócalo y pernoctaron en la ciudad para continuar su camino al norte del país . |