Viernes 02 Diciembre 2016

En cuanto el sol se esconde en la capital poblana, las calles paralelas a la recién remodelada avenida 18 Poniente lucen en completa penumbra, así lo dieron a conocer los habitantes de la zona de San Miguelito.

Al conversar vecinos del lugar con El Popular, diario imparcial de Puebla, señalan que faltan luminarias y eso ha provocado que grupos delictivos como "Los Pelones" hagan sus actividades en las calles del barrio y amedrenten a los habitantes.

Rafael Cortés López es un trabajador de un taller de tornos y, aunque no vive en la zona, sabe lo que ocurre durante su horario laboral. Aseguró que hay venta y consumo de drogas en la tarde y la noche en las vialidades aledañas a la avenida 18 Poniente, la cual desemboca en la estación del nuevo tren Puebla-Cholula y, para Cortés López, cuando entre en funcionamiento el transporte, va ser un problema, porque la delincuencia acecha a todas horas y los turistas serán los principales objetivos.

Durante el recorrido, se pudo observar que el mantenimiento del mobiliario urbano hace mucho que no se realiza, pues el pasto está crecido y la basura se acumula en algunas calles. En este sentido, Juan Gómez Contreras denunció que el servicio de limpia pasa con frecuencia, pero no hace sus labores de forma adecuada. Acusó a los trabajadores de limpia de no llevarse toda la basura o dejarla caer de los camiones y no volver por ella.

En el camellón que se encuentra en 18 Poniente y que desemboca al Museo del Ferrocarril y la calle 11 Norte, varios cables y tubos salen de las entrañas de la tierra y denotan un trabajo hecho a medias. Lo único que luce con mantenimiento es el asfalto; pero, hasta el momento, la calle se encuentra cerrada al paso de los automóviles.

Mientras compraba su boleto de lotería, José López Sánchez, habitante del barrio, dijo que el alumbrado público sobre la avenida 14 Poniente, entre las calles 11 y 17 Norte, "son para dar pena". Afirmó que las cámaras de vigilancia que se encuentran en la zona no funcionan, pues él ha sido testigo de varios asaltos en el perímetro de visibilidad de las mismas y nunca vio como llegaban las patrullas.

Al preguntarle sobre los beneficios que traería el nuevo tren, dijo que no va servir de ninguna forma para los que viven por ahí, pues señaló que para que el progreso que presume el gobierno llegue se necesita un plan de mejoramiento urbano integral en toda la zona y no sólo por donde pasa el transporte. El habitante del barrio elige sus números de la suerte al momento de contar las carencias de la zona en la que vive y al final de la conversación no duda en decir que sigue jugando a la lotería para poder mudarse algún día de aquel barrio que está olvidado por el gobierno.

Por otro lado, una señora quien decidió no dar su nombre, no dudó en denunciar a la banda de "Los Pelones" como los responsables de la decadencia del barrio. Confirmó que, al ocultarse el sol, por las calles, varios hombres se reúnen en las canchas del barrio para beber y consumir drogas de todo tipo. Afirmó que sobre la calle 15 Norte, los asaltos son el pan de cada día y en buena parte culpó a la falta de luz y la ausencia de la policía.

Declaró que el mantenimiento de las áreas verdes que hay cerca de su hogar no viene de parte del gobierno y dijo que son los colonos los que se encargan de barrer las calles, cortar las ramas de los árboles y recoger la basura que se acumula en las alcantarillas. Aseguró que las personas que no se dedican a delinquir viven con un miedo constante al saber que una banda de la delincuencia organizada tiene presencia en varias calles de su colonia.

Una opinión distinta es la que tiene José Bonilla Becerra, quien se dedica a comercializar muebles en las calles del barrio. Al momento de platicar con él declaró que los delincuentes no se meten con los habitantes de la zona y sólo amedrentan a los que cruzan por ahí. Afirmó que el principal problema de la zona es el estado en el que se encuentran las calles, pues los baches surgen por el constante paso del transporte público por lo que los hoyos surgen en cualquier momento. En la calle en la que se encontraba Bonilla Becerra se contaron tres baches de dimensiones cercanas al metro de ancho y varios centímetros de profundidad.