18 Diciembre 2016

Una reducción en las ventas del 10 por ciento han registrado los vendedores y productores de piñatas del mercado El Carmen. En un recorrido que hizo esta casa editorial, se observó que la venta es constante, pero los encargados afirmaron que, respecto al año pasado, ésta se redujo.

En promedio, los vendedores que se ubican en el mercado señalaron que son entre 30 y 50 piñatas la que se venden al día; sin embargo, comentaron que en su mayoría son de tamaño pequeño y oscilan en su precio entre 45 y 80 pesos.

En entrevista, el señor Mario Antonio Pérez, quien tiene una tienda de piñatas y dulces, no dudó al decir que las que más quiere la gente en esta temporada son las tradicionales de cinco y siete picos, no obstante, también vende de figuras que van desde superhéroes hasta princesas.

Fotos: Karen Rojas

El comerciante declaró que ya no trabaja con piñatas hechas de barro, pues el costo se incrementa bastante además que la gente las considera peligrosas. La misma opinión tuvo el dueño de la tienda de piñatas y dulces "El Carmen", Alfredo Vallejo Gutiérrez, quien dijo que las piñatas de barro ya no se utilizan principalmente por su precio elevado y puso como ejemplo que una de papel periódico le sale en 40 pesos, mientras que una de barro dobla su valor.

En este sentido, los dos vendedores coincidieron que el cambio del material con el que están hechas las piñatas ha hecho que el relleno de las mismas se modifique, pues una de papel no resiste la fruta, ya que ésta saca líquidos y se echa a perder antes de que sea utilizada en alguna festividad. Los vendedores aseguraron que lo que ahora prefiere la gente es utilizar bolsas de dulces surtidos para rellenar la piñata y que sólo el cacahuate es lo que se mantiene de los rellenos que se utilizaban en años pasados.

Al preguntarle a Alfredo sobre la pérdida de la tradición al cambiar el relleno y el material de las piñatas, el vendedor negó que la sustitución sea perjudicial y señaló que la tradición consiste en la acción de colgar la piñata, reunirse en familia, convivir al romperla y recoger lo que caiga de ella.

Una producción artesanal

A unos pasos de los vendedores de dulces y piñatas se encuentra los integrantes de la familia Victoria Pérez, quienes trabajan con rapidez y destreza para fabricar piñatas de cinco y siete picos de todos tamaños y colores. Alejandro Victoria Pérez es uno de los cinco integrantes de la familia; mientras habla, pega con engrudo los picos y coloca varias capas de pliegos de periódico para dar forma. El productor indicó que son aproximadamente 50 piñatas las que hace toda la familia al día: 20 medianas, 20 chicas y 10 grandes.

Al igual que los vendedores de las afueras del mercado, el joven, que aprendió el oficio de su madre hace 15 años, dijo que las ventas se redujeron y responsabiliza la reducción a la situación económica del país.

Al colocar el engrudo en uno de los picos de una piñata de un metro de altura, el joven no duda al afirmar que se considera un artesano y defiende su trabajo como parte de una tradición que es característica de México. Confirmó que cada año le piden menos piñatas de barro, pero comenta que no las va dejar de hacer porque siempre hay personas que las piden y prefiere tenerlas a decirle que no a un cliente.