Miércoles 21 Diciembre 2016

A escasas dos horas de la capital del estado, en el municipio norteño de Aquixtla, se encuentra la reserva ecológica El Manantial, un lugar invadido por el bosque que alberga a 1 de los 32 productores certificados de árboles de navidad que hay en el estado.

Se trata de un reducto que además de buscar el equilibrio ecológico intenta impulsar una industria que es casi un monopolio canadiense y estadounidense, pues cerca del 60 por ciento de los árboles de navidad del país vienen de esos lugares.

Lo primero que se percibe al llegar al lugar es el olor de la vegetación, la vista se llena de inmediato de una gama variada de tonalidades del verde, el sonido de las aves del lugar se escuchan casi todo el tiempo y con la cantidad de árboles de navidad que hay es inevitable sentir el espíritu de la temporada.

La familia Rivera llegó a la reserva cerca de las 15 horas y conocían casi de memoria los caminos y el procedimiento para elegir el árbol, pues desde hace seis años hacen la misma visita. Conformada por cinco integrantes se les observó sonrientes en su recorrido por el bosque que tenía como fin encontrar el árbol idóneo para decorar la sala de su casa en esta Navidad.

Después de una democrática consulta entre los miembros, los Rivera eligieron un Pinabete de cerca de tres metros, pero bien pudieron escoger un Ayacahuite o un Oyamel que también se ofertan en la reserva. Un silbido que emite Carlos, el patriarca de la familia, da la alerta a los trabajadores para que se acerquen con una sierra y corten el árbol en menos de 5 minutos.

Mientras el metal mutilaba la madera, uno de los tres hijos de la familia Rivera preguntó cuántos años tenía el árbol que albergará en su regazo en pocos días los regalos. El trabajador que tiró el árbol observó a la planta que yacía en el suelo y le contesta al infante que era un árbol de 11 años, el niño se sorprendió, pues se trata de la misma edad que él tiene.

Inicios de El Manantial

"El cultivo de árboles de navidad es un trabajo intensivo, se debe de trabajar cada árbol, es como un niño al que le debes de dar ciertas atenciones mientras va creciendo", aseguró uno de los dueños de la reserva, León Jorge Castaño Martínez.

Algo que se necesita para impulsar el negocio de los árboles de navidad es tiempo, un respaldo económico y mucho trabajo, comentó para El Popular, diario imparcial de Puebla, el señor Castaño Martínez, quien en cada palabra que emitió de la reserva que dirige se le notó la pasión que tiene por la vida que alberga el bosque.

El propietario afirmó que no se puede percibir ninguna ganancia hasta pasados siete años, pues es hasta esa fecha que los árboles alcanzan el 1.70 metros de altura y se vuelven de un tamaño digno para su comercialización.

La reserva ecológica tiene su antecedente hace 25 años cuando cinco propietarios unieron fuerzas para crear El Manantial. En un inicio, la explotación forestal era la única actividad que se realizaba en las 176 hectáreas que tiene de extensión, pero fue hasta el 2003 que las actividades de la reserva se diversificaron y se implementó el cultivo de árboles de navidad en 12 hectáreas.

Foto: Gerardo Contreras

La raíces de los árboles

Al arranque encontrar las semillas fue un problema al que se enfrentaron los dueños de la reserva, pues en México la producción de árboles navideños es muy poca. Al respecto, basta mencionar que son 1.8 millones de árboles la demanda que el país exige al año y más de la mitad son importados de Estados Unidos y Canadá.

Por tal motivo, la investigación fue fundamental para poder impulsar el proyecto navideño. Al internarse por la Sierra de Puebla, el señor León Castaño encontró las semillas idóneas para su proyecto en los bosques del estado, por lo que dijo con orgullo que todos los árboles que produce son de especies mexicanas y en especial, poblanas.

"Descubrimos, con el paso de los años, que México es muy rico en especies de árboles de navidad y esa es parte de la riqueza de nuestro país que debemos de dar a conocer".

Hace 11 años, el hijo de la señora Sara y el señor Carlos Rivera apenas nacía, lo mismo ocurría con el árbol que eligió la familia. Por medio de la siembra de semilla en ambientes controlados de invernadero es como inicia la historia de un árbol de navidad. La planta crece durante dos años en el invernadero hasta que tiene un tamaño suficiente para salir al aire libre.

En el espacio que dejó un árbol cortado se siembra en poco tiempo una planta de dos o tres años que apenas rebasa los 30 centímetros de altura. La temporada para sembrar es en época de lluvias, pues durante esa temporada el árbol puede absorber los nutrientes necesarios y se adapta de una mejor forma a su nuevo entorno.

Una vez en el suelo, los procesos de cuidado comienzan, ya que un árbol necesita en promedio cerca de tres podadas al año para que tome la forma cónica que se necesita y busca el cliente.

Foto: Gerardo Contreras

Árbol que nace torcido, sólo con cuidado endereza

Cerca de 18 familias son las que laboran en El Manantial y son cerca de 70 personas las que dependen de esta reserva. Uno de esos trabajadores con espalda ancha y brazos fornidos cargó sin ninguna dificultad el árbol de los Rivera por una pendiente hasta llegar al campamento en donde el árbol fue envuelto para su traslado.

Mientras el trabajador subía la pendiente, la familia Rivera comentaba que la elección del árbol muchas veces se debe a su forma. En su experiencia, dijeron que un árbol sin huecos entre las ramas y con un follaje tupido son las características que buscan siempre.

No obstante, sólo 20 por ciento de los árboles crecen de esa manera de forma natural. El otro 80 por ciento tiene que ser podado con regularidad, se le tiene que hacer la limpia de su alrededores y se debe de cuidar que no sea infectado por alguna de las tres variedades de hongo que hay en la región.

Además, los árboles que crecen con huecos en su follaje deben de ser sometidos a un proceso llamado "doma", que consiste en amarrar con pequeños lazos de plástico un grupo de ramas con la finalidad de cubrir los espacios que hay entre las hojas. En 2 o 3 semana el mismo árbol tira el plástico y el hueco desaparece dando así una forma ideal para el cliente.

Otro cuidado que necesita el árbol es la constante poda de la parte superior, pues la naturaleza de la planta hace que la copa del árbol se desarrolle de manera acelerada y la forma se pierda en caso de no cuidarse. Al cortar la copa, el árbol tiene una reacción que consiste en generar otras ramas en el cuerpo del mismo, lo que hace que el follaje aumente y los árboles de El Manantial sean de los más llamativos.

Foto: Gerardo Contreras

Los costos de la Navidad

La tradición de poner un árbol de navidad proviene de prácticas nórdicas que posteriormente fue adoptada por los Estados Unidos y hasta hace unas décadas, fue adoptada en el país. Por esta razón, la producción forestal de este tipo árboles no había sido implementada en México con la fuerza que ahora tiene.

Derivado del incremento del tipo de cambio del dólar, los árboles provenientes de Estados Unidos y Canadá dispararon sus precios en últimas fechas, pues un árbol importado oscila entre los 500 y mil 200 pesos, mientras que uno mexicano va desde los 350 a los 800 pesos.

El árbol de los Rivera tuvo un costo de 520 pesos por ser de una medida de 2 metros y 60 centímetros. Ya en el campamento, el árbol recién cortado fue introducido por los trabajadores en una especie de barril que sirve para envolver al árbol con una malla que compacta las ramas y facilita su transportación.

Para el dueño del lugar, las ventas han ido en aumento cada año y adjudica su éxito a la publicidad de boca en boca.

El Manantial tiene una producción anual de mil 800 árboles, de los cuales, mil 500 son elegidos y cortados en el mismo predio y 300 más son transportados a la ciudad de Puebla para su venta. Este año se incursionó en una nueva modalidad que consiste en tener árboles en maceta motivado por la exigencia de algunas personas para no matar al árbol.

"Yo lo que les digo a las personas que no quieren cortar el árbol es que este tipo de plantas tienen una vida de máximo 20 años, cuando un árbol ya tiene un buen tamaño para cortarse le quedan cerca de 9 años más de vida, por lo que no es una afectación a largo plazo porque después de cortar uno tenemos que ya estar sembrando otro más, es una producción sustentable", declaró Castaño Martínez.

El árbol de los Rivera lo sube el trabajador que lo cargó y envolvió a la batea de una camioneta. Al preguntarle al trabajador sobre cuántas veces hace ese proceso en un buen día dice que hay veces que se llegan a vender más de 300 árboles, mientras lo dice acaricia sus brazos con orgullo.

Foto: Cortesía

Todo por servir se acaba

La familia Rivera se despidió alegre y en su camioneta se asomaba el árbol que probablemente sea decorado con esferas de Chignahuapan y sea testigo de una navidad llena de regalos y comida. Pero una vez que pasen las fiestas, el árbol comenzará a cambiar de color y el verde intenso pasará de a poco a un café claro.

Para finales de febrero es casi seguro que el árbol se encuentre muerto y sería de mal gusto tenerlo en la sala en la fiesta de los tamales de la Candelaria, por lo que, en el caso de la capital de Puebla, el parque Africam Safari tiene un programa que busca impulsar el cuidado del ambiente y el reciclaje.

En las oficinas del operador del servicio de limpia existirá un espacio dedicado de forma exclusiva a recibir los arbolitos que ya no tienen espacio en casa. Por cada árbol que se lleve el parque le otorgará a un boleto para acudir a una visita a Africam.

Africam Safari realiza una composta con los árboles para renovar el espacio de los animales y otra parte la utilizan para darle espacios con la finalidad de postrarse a la aves que habitan el parque.

Los Rivera se perdieron a la vista y todavía se ve el hueco en el terreno del árbol que se llevaron, pero no se llevan sólo un árbol de navidad, lo que se llevaron fue la experiencia de caminar por el bosque en familia y convivir, se llevaron la satisfacción de apoyar a productores mexicanos y sobre todo se llevaron un precio justo que hace posible que el aguinaldo alcance para los regalos y la cuesta de enero no se sienta tanto.