A escasas dos horas de la capital del estado, en el municipio norteño de Aquixtla, se encuentra la reserva ecológica El Manantial, un lugar invadido por el bosque que alberga a 1 de los 32 productores certificados de árboles de navidad que hay en el estado. Se trata de un reducto que además de buscar el equilibrio ecológico intenta impulsar una industria que es casi un monopolio canadiense y estadounidense, pues cerca del 60 por ciento de los árboles de navidad del país vienen de esos lugares. Lo primero que se percibe al llegar al lugar es el olor de la vegetación, la vista se llena de inmediato de una gama variada de tonalidades del verde, el sonido de las aves del lugar se escuchan casi todo el tiempo y con la cantidad de árboles de navidad que hay es inevitable sentir el espíritu de la temporada. La familia Rivera llegó a la reserva cerca de las 15 horas y conocían casi de memoria los caminos y el procedimiento para elegir el árbol, pues desde hace seis años hacen la misma visita. Conformada por cinco integrantes se les observó sonrientes en su recorrido por el bosque que tenía como fin encontrar el árbol idóneo para decorar la sala de su casa en esta Navidad. Después de una democrática consulta entre los miembros, los Rivera eligieron un Pinabete de cerca de tres metros, pero bien pudieron escoger un Ayacahuite o un Oyamel que también se ofertan en la reserva. Un silbido que emite Carlos, el patriarca de la familia, da la alerta a los trabajadores para que se acerquen con una sierra y corten el árbol en menos de 5 minutos. Mientras el metal mutilaba la madera, uno de los tres hijos de la familia Rivera preguntó cuántos años tenía el árbol que albergará en su regazo en pocos días los regalos. El trabajador que tiró el árbol observó a la planta que yacía en el suelo y le contesta al infante que era un árbol de 11 años, el niño se sorprendió, pues se trata de la misma edad que él tiene. Inicios de El Manantial"El cultivo de árboles de navidad es un trabajo intensivo, se debe de trabajar cada árbol, es como un niño al que le debes de dar ciertas atenciones mientras va creciendo", aseguró uno de los dueños de la reserva, León Jorge Castaño Martínez. Algo que se necesita para impulsar el negocio de los árboles de navidad es tiempo, un respaldo económico y mucho trabajo, comentó para El Popular, diario imparcial de Puebla, el señor Castaño Martínez, quien en cada palabra que emitió de la reserva que dirige se le notó la pasión que tiene por la vida que alberga el bosque. El propietario afirmó que no se puede percibir ninguna ganancia hasta pasados siete años, pues es hasta esa fecha que los árboles alcanzan el 1.70 metros de altura y se vuelven de un tamaño digno para su comercialización. La reserva ecológica tiene su antecedente hace 25 años cuando cinco propietarios unieron fuerzas para crear El Manantial. En un inicio, la explotación forestal era la única actividad que se realizaba en las 176 hectáreas que tiene de extensión, pero fue hasta el 2003 que las actividades de la reserva se diversificaron y se implementó el cultivo de árboles de navidad en 12 hectáreas. Foto: Gerardo ContrerasLa raíces de los árbolesAl arranque encontrar las semillas fue un problema al que se enfrentaron los dueños de la reserva, pues en México la producción de árboles navideños es muy poca. Al respecto, basta mencionar que son 1.8 millones de árboles la demanda que el país exige al año y más de la mitad son importados de Estados Unidos y Canadá. Por tal motivo, la investigación fue fundamental para poder impulsar el proyecto navideño. Al internarse por la Sierra de Puebla, el señor León Castaño encontró las semillas idóneas para su proyecto en los bosques del estado, por lo que dijo con orgullo que todos los árboles que produce son de especies mexicanas y en especial, poblanas. "Descubrimos, con el paso de los años, que México es muy rico en especies de árboles de navidad y esa es parte de la riqueza de nuestro país que debemos de dar a conocer". Hace 11 años, el hijo de la señora Sara y el señor Carlos Rivera apenas nacía, lo mismo ocurría con el árbol que eligió la familia. Por medio de la siembra de semilla en ambientes controlados de invernadero es como inicia la historia de un árbol de navidad. La planta crece durante dos años en el invernadero hasta que tiene un tamaño suficiente para salir al aire libre. En el espacio que dejó un árbol cortado se siembra en poco tiempo una planta de dos o tres años que apenas rebasa los 30 centímetros de altura. La temporada para sembrar es en época de lluvias, pues durante esa temporada el árbol puede absorber los nutrientes necesarios y se adapta de una mejor forma a su nuevo entorno. Una vez en el suelo, los procesos de cuidado comienzan, ya que un árbol necesita en promedio cerca de tres podadas al año para que tome la forma cónica que se necesita y busca el cliente. Foto: Gerardo ContrerasÁrbol que nace torcido, sólo con cuidado enderezaCerca de 18 familias son las que laboran en El Manantial y son cerca de 70 personas las que dependen de esta reserva. Uno de esos trabajadores con espalda ancha y brazos fornidos cargó sin ninguna dificultad el árbol de los Rivera por una pendiente hasta llegar al campamento en donde el árbol fue envuelto para su traslado. Mientras el trabajador subía la pendiente, la familia Rivera comentaba que la elección del árbol muchas veces se debe a su forma. En su experiencia, dijeron que un árbol sin huecos entre las ramas y con un follaje tupido son las características que buscan siempre. No obstante, sólo 20 por ciento de los árboles crecen de esa manera de forma natural. El otro 80 por ciento tiene que ser podado con regularidad, se le tiene que hacer la limpia de su alrededores y se debe de cuidar que no sea infectado por alguna de las tres variedades de hongo que hay en la región. Además, los árboles que crecen con huecos en su follaje deben de ser sometidos a un proceso llamado "doma", que consiste en amarrar con pequeños lazos de plástico un grupo de ramas con la finalidad de cubrir los espacios que hay entre las hojas. En 2 o 3 semana el mismo árbol tira el plástico y el hueco desaparece dando así una forma ideal para el cliente. Otro cuidado que necesita el árbol es la constante poda de la parte superior, pues la naturaleza de la planta hace que la copa del árbol se desarrolle de manera acelerada y la forma se pierda en caso de no cuidarse. Al cortar la copa, el árbol tiene una reacción que consiste en generar otras ramas en el cuerpo del mismo, lo que hace que el follaje aumente y los árboles de El Manantial sean de los más llamativos. |