¿Le tienes miedo a la muerte?, se le pregunta al custodio guardián del Santuario de la Santa Muerte ubicado en el centro histórico de Puebla. El también devoto está justo enfrente del altar que se ubica entre las calles 12 y 14 Poniente sobre la recién remodelada 9 Norte. Su nombre es Víctor Manuel Sánchez y sonríe ante la pregunta mientras niega tener miedo. Al momento, asegura que a lo que realmente se teme no es a la muerte, sino a lo desconocido. Una mujer con la imagen de la Santa Muerte tatuada en uno de sus muslos tiene los ojos cubiertos con una bufanda, la multitud la anima y ella lanza golpes con un palo a todas direcciones, pero ninguno impacta a la piñata que cuelga justo en medio de la calle de pleno centro de la ciudad. "Lo que hacemos aquí es para celebrar y dar gracias por todo lo que sucedió en este año, ya sea bueno o malo. Hoy es un momento de oración por todas las personas que están viviendo una situación difícil en alguna parte". comenta el custodio guardián.
Fotos: Karen RojasAfuera del recinto, un payaso de nariz colorada, pelo naranja y pantalón amarillo es quien dirige todas las acciones de la piñata. El payaso le cubre los ojos a un muchacho con una bufanda y aprovecha para promocionar veladores de la Santa Muerte que por oferta están a 30 pesos con todo y amuleto. Una pareja joven se acerca y compra dos promociones que posteriormente llevarán al altar donde una Santa Muerte, de cerca de dos metros, luce imponente al momento de mostrar una sonrisa de blancos dientes ¿Qué milagros le ha hecho a usted?, se le pregunta al Miguel Sánchez González, quien es el organizador de toda la fiesta que hasta el momento ha conjugado a unos 400 feligreses. "Ay, hermanito, a mi cuando me aprieta más es que ya le pido. El último milagro que me hizo la Santísima es que mi mamá quedó perdida de tiempo, lugar y espacio por un infarto cerebral. Yo le pedí mucho a mi flaca y me hizo el milagro que mi mamá regresara para que todos nos pudiéramos despedir de ella. Sí me hizo el milagro, hermano, sí me lo hizo", declara alegre el organizador. El altar tiene como ofrendas una variedad de productos que van desde chocolates y dulces, hasta cajetillas de cigarros y botellas de alcohol. A los pies del altar, un centenar de veladoras brillan e iluminan con su fuego los rostros de otras figuras de la Santa Muerte que varían en tamaño y color. Las bebidas que, al parecer, más le gustan a la santa es el tequila, pues una dotación de esta bebida de todas las marcas decora la vitrina en la que se encuentra. La mexicanidad de la ídola no sólo se demuestra por sus preferencias alcohólicas, sino también, según la explicación del custodio viene desde la época prehispánica en donde la muerte era considerada una deidad.
Mientras un rosario es emitido por casi todos los presentes del lugar, en la calle, la piñata sigue sin romperse hasta que un señor, ya sin los ojos vendados, rompe los picos y una piñata ya cadáver riega por el suelo una serie de productos alusivos a la Santa Muerte. La gente se lanza al suelo y atrapa con las dos manos todo lo que sale de la piñata, mientras los que rezan en el altar alzan las suyas y piden por sus familiares y seres queridos. "Son ya diez años los que tenemos haciendo esta fiesta y pues somos una familia que va por la quinta generación que le reza a la niña", asegura el devoto organizador. Mientras el payaso bromea con los que rompieron la piñata un señor de aspecto humilde se acerca al altar. Con cuidado, abre la vitrina y en la mano de la figura de la muerte coloca un billete de 500 pesos que se suma a varios más y que llegan a ser más de una quincena promedio de un trabajador. Afuera del altar, dos Santas Muertes custodian la entrada y una de ellas está forrada en su totalidad con dólares que nadie ha intentado arrancar. "En esto hay muchos vivales que vienen a confundir mucho al devoto, se quieren hacer pasar por sacerdotes de la Santa Muerte y de ahí sacar dinero. Todo esto de las limpias, los amarres y ese tipo de cosas no tienen relación con la santa", declara el custodio. Al momento de que un grupo numeroso de niños se prepara para romper otra piñata, se le pregunta al guardián si el número de creyentes ha aumentado. "Yo más que un incremento en los creyentes a la Santa Muerte lo que veo es que cada vez hay más personas que ya no esconden que lo son. Te aseguro que aquí vienen a rezarle políticos, actores, comerciantes, drogadictos, homosexuales, empresarios y hasta ladrones, viene de todo, no se discriminan porque al final todos vamos a los brazos de la muerte". |