Después de dos días de que se registraron los primeros actos de saqueo y vandalismo en Puebla motivados por el incremento a los combustibles, el ambiente en la ciudad todavía estaba enrarecido; sobre todo, en zonas donde se presentaron más ilícitos como lo es el sur de la capital poblana, así lo constató El Popular, diario imparcial de Puebla, al realizar un recorrido y sondeo con colonos. Un joven que pidió el anonimato y formó parte de los grupos de vigilancia en la colonia SNTE, declaró que los ciudadanos estuvieron hasta las 5 horas en resguardo de la zona. Las entradas de la calle en la que se encontraba el declarante estaban bloqueadas por barricadas hechas con piedras, palos y cualquier material que sirviera para hacer bulto y bloquear la circulación.
Fotos: Karen RojasLas calles de esta colonia no registraron algún tipo de acto delictivo en la noche del 6 de enero ni en la madrugada del 7, así lo dijeron a este medio colonos que hicieron guardia durante ese tiempo, pero lo que sí confirmaron es que, durante esas horas, la amenaza del arribo de grupos dispuestos a saquear estuvo siempre presente. El miedo que sintió la población en esa madrugada no estuvo solo motivado por los rumores que circularon en redes sociales, ya que al caminar unas cuadras, sobre prolongación 3 Sur, un grupo de comercios lucían todavía saqueados y vandalizados desde el pasado 5 de enero, día en que iniciaron los actos de rapiña. Los vidrios de una tienda Extra que sufrió los embates de los vándalos estaban, a dos días de lo ocurrido, quebrados por completo; los delincuentes se robaron hasta el último paquete de chicles de la tienda de conveniencia y lo único que dejaron fue la sensación de anarquía y el miedo sembrado en los habitantes de la zona. Al respecto, el señor Pedro M. quien trabaja como chófer de un camión de escombros dijo que le fue imposible pasar a la colonia debido a las barricadas que se formaron en la mayoría de las calles desde inicios de la tarde, por lo que ese día fue perdido para él. Con solo unas cuantas preguntas, el transportista manifestó su enojo y hartazgo ante la situación que vive la ciudad de la que es originario. "Ya subieron la gasolina y el gas, pero no les basta con eso, tienen que mandar a su gente a hacer los destrozos, yo lo que tengo que decir es que ya estuvo suave de tanta violencia, porque lo que uno quiere es sólo ponerse a trabajar", afirmó. A las diez horas, un grupo de mujeres se aglomeró afuera de la tienda Coppel, eran cerca de 20 personas que esperaban a que alguien les dé instrucciones o les abriera la tienda que el 5 de enero también fue saqueada y hasta la fecha no ha sido abierta. Al hablar con una de ellas aseguró que no trabajaban en la zona y fueron convocadas para apoyar a limpiar todos los destrozos que se encontraban dentro del local. Las compañeras de la declarante evitaron dar cualquier tipo de información por algún tipo de temor. En las calles de la zona varias patrullas de la policía municipal y elementos de la Fiscalía General del Estado hacían rondines con frecuencia, pero al hablar con otros vecinos que hicieron guardia en la madrugada aseguraron que de nada sirve que estén ahí si cuando se les necesitó "brillaron por su ausencia". Casi en frente de las tiendas saqueadas hay un parque en el que corrían cerca de seis personas que, al parecer, les tiene sin cuidado la situación que vive la colonia, pues ellas corrían mientras respiraban las cenizas originadas por un fuego que iluminó las barricadas en la madrugada y que levantaba el viento de la mañana. Cerca del parque, una Bodega Aurrera aún tenía en su entrada barricadas de madera que permitían entrar a los clientes con dificultad, el gerente de la tienda afirmó que no fueron vandalizados, debido a que cerraron la tienda desde temprano por temor a algún saqueo masivo, pero que por lo mismo las pérdidas por dejar de vender fueron significativas sin precisar en una cifra. El gerente se mostró cauto y aseguró que ante cualquier tipo de amenaza no dudaría en cerrar de nueva cuenta el establecimiento. Señoras y niños caminaban por la calle y hacían sus compras de supermercado sin cuidado pero, al momento de preguntarles sobre su sentir, no dudaron en decir que sí tienen miedo de que los delitos se vuelvan a repetir y lo único que pidieron es que vuelva la paz en su colonia. |