La Luz y la Acocota, entre falta de servicios e inseguridad

Los colonos tienen que pagar 20 pesos a uniformados para que hagan rondines en la zona

Mientras los comerciantes del Mercado de la Acocota mantienen la carencia de servicios públicos, colonos del Barrio de la Luz viven entre el temor de que a cada esquina se conviertan en víctimas de la delincuencia.

Durante un recorrido realizado por El Popular, diario imparcial de Puebla, los comerciantes del Mercado de la Acocota denunciaron que desde hace una década sufren escasez de agua, por lo que cada semana deben adquirir pipas, aunque el líder de la plaza, Julián Minor cuenta con el servicio; no obstante, ignora las necesidades del resto de los comerciantes.

"La verdad es que tiene meses que nosotros no nos dirigimos con el administrador, porque parece que vela por otros interés, menos por nosotros, que hacemos posible que el mercado siga existiendo", sostuvo un comerciante que prefirió mantenerse en el anonimato.

Los negocios varían entre giros enfocados a verdulería o frutos, también están los dulceros que se acomodan en modestos espacios rodeados de papel y azúcar, las carnicerías, mariscos e incluso de antojitos.

Los comerciantes acumulan quejas por la falta de agua y argumentan razones que van desde la higiene de cada sitio, hasta por la necesidad de mantener presentable la zona de trabajo de todos los locatarios del mercado; por lo que comparten los gastos de abastecimiento de agua, ante la omisión de los administradores.

Esta casa editorial buscó la postura del líder del mercado directo en sus oficinas, las cuales se encontraban cerradas; en la consulta a comerciantes aledaños, afirmaron que desconocen los horarios del directivo, a su vez que su comunicación no pasa de un saludo de cortesía.

Tres años en el olvido

Por temor a posibles represalias, los vendedores prefirieron reservar sus nombres; sin embargo, la suma de denuncias apunta que desde el exalcalde capitalino Eduardo Rivera, quien realizó la última remodelación a los exteriores del inmueble durante su administración, el mercado está fuera de la mano del gobierno municipal.

Las pruebas más claras se manifiestan en los aún existentes colores morados que rodean la construcción, acompañados por algunos carteles que recuerdan la última remodelación.

Los primeros daños del mercado se observaron a mediados de 2015, cuando en temporada de lluvias provocaba filtraciones y que ante la falta de apoyo, la única solución fue colocar cubetas para evitar que el agua inundará los puestos.

Los afectados señalan que los problemas no se detienen por temporada, pues por más de tres años esperaron a que el alumbrado interior fuera modificado, periodo en que su líder les aseguró que el cambio estaba por llegar, sin que eso ocurriera hasta el 2016 que dejaron atrás la espera y por separado decidieron hacerse cargo de los focos, dándole una visión más clara al mercado con luces cálidas y luminarias ahorradoras.

Entre otras deficiencias, los vendedores al exterior del mercado, conformado por puestos improvisados por lonas y mesas, testificaron que la problemática que los aqueja es el estado en el que se encuentran las avenidas, en especial por los baches o la falta de pavimento.

Adicional a la reparación de baches que inundan las calles de la zona, solicitan que el servicio de limpia visite con mayor frecuencia el lugar, pues denuncian que derivado de los botes públicos, los cuales se conservan repletos de la basura de locatarios, clientes y vecinos, provocan el desarrollo de plagas, como moscas o la constante llegada de perros callejeros, quienes en búsqueda de comida, rompen bolsas que expiden malos olores.

Inseguridad

El primer semestre del 2016 fue desfavorable para los locatarios de la zona, pues delincuentes robaban los comercios aledaños; por lo cual los afectados pidieron mayor presencia de agentes municipales, quienes llegan al llamado, a cambio de entregarles alguna moneda por el rondín realizado.

"Uno entiende que lo polis cobren que los 15 o los 20 pesos por cuidar la calle, porque la verdad está bien peligroso y lo que menos queremos es que nos pase algo, porque las cosas por aquí son bien delicadas con los rateros", comentó la señora Teresa Jiménez Salgado, locataria de una tienda.

Jiménez Salgado reconoció que los delitos cada día son menores, pero señaló que en una temporada en que entraban personas sin apariencia de ser delincuentes, los terminaban amagando con arma en mano y se llevaban todo lo que podían.

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