Crean exmigrantes de Ozolco alternativas al sueño americano

Tras volver de EU, Leobardo Téllez creó un proyecto productivo con el maíz azul en una localidad donde casi no quedan jóvenes

El sueño americano es un espejismo, una realidad falsa que se ha llevado el talento de hombres y mujeres a otro país junto con la posibilidad de lograr el desarrollo de las comunidades, la permanencia de las costumbres y la de identidad de los pueblos.

En San Mateo Ozolco, localidad del municipio de Calpan, ya no hay jóvenes y son pocos los que están dispuestos a perpetuar sus tradiciones, el náhuatl o a trabajar el campo para el autoconsumo o la explotación de sus tierras, de ahí que la solución para la supervivencia se encuentre en la migración a Estados Unidos.

Los nativos de Ozolco que viven en Estados Unidos generaron su propia comunidad en Filadelfia, Pensilvania, ciudad a la que se mudan familias completas y grupos de amigos en busca de mejores ingresos y oportunidades para el día a día.

Leobardo Téllez Pérez recuerda que cuando se fue de su comunidad para perseguir el sueño americano, en 2010, lo hizo con sus amigos; un viaje financiado por los que ya radican en el país vecino, ya que el costo para cruzar la frontera y vivir del otro lado de ella es elevado.

"Hay lugares que se tienen que pagar al ejército, para poder pasar hay que darles dinero. Hay partes en las que te encuentras al crimen organizado y te asaltan, ahí es mejor darles dinero para poder seguir. Las caminatas son largas, uno llega a caminar hasta por un mes, si migración te agarra, te puede retener hasta por una semana en la frontera", señaló.

Para Leo, el apoyo de quienes ya se encuentran en Estados Unidos es indispensable ya que, además del financiamiento para poder llegar, ellos son los que alojan a los migrantes y los mantienen hasta que consiguen trabajo, que en muchas ocasiones también fue gestionado por los que ya llevan un tiempo viviendo en el país vecino.

"Un amigo de la comunidad me encontró trabajo, porque los únicos que encuentran empleo son los que ya están trabajando. Una vez que llegué mi hermana me dio comida y hospedaje y a la semana ya había encontrado qué hacer", relató.

Los principales oficios que lleva a cabo un inmigrante en Estados Unidos es de lavaplatos, cocinero, jardinero u obrero, éste resulta la última opción por ser el peor pagado, con los horarios más extendidos y los menores beneficios para lograr un ahorro digno tras haber cruzado la frontera.

Recordó que su primer empleo fue de lavaplatos, pero cuatro meses fueron suficientes para darse cuenta de lo poco redituable que era ese empleo y lo cambió por un negocio de mantenimiento de barcos, en el que aspiró a ganar mil dólares quincenales.

Vale la pena volver a casa

Aunque sus cuatro hermanos se quedaron en Estados Unidos y tiene a la mayoría de su familia ahí, Leo sostuvo que si bien se cuenta con el dinero para comprar todas las cosas materiales necesarias, siempre queda un vacío, la nostalgia de recordar a la comunidad, a los amigos y las cosas que se solían hacer en el lugar de origen.

"Uno extraña a la comunidad, la vida se vuelve aburrida con la cotidianeidad de estar del trabajo a la casa, llega un momento en el que se aburre uno, al grado de decir 'no quiero esa rutina'. Uno se acuerda de la fiesta del pueblo y no puedes estar, siempre tienes esa sensación de querer regresar", resaltó.

No obstante, también hay obstáculos al volver, porque si se regresa con algún ahorro y no se emplea de forma correcta es probable perder todo por lo que se trabajó.

"Cuando regresé traía algo ahorrado, inicié con un negocio de criadero de conejos, pero no sabía cómo comercializarlos y ahí perdí todo, fue un momento muy decepcionante que no sólo a mí me pasó, sino a los demás que regresaron; ponen un negocio y no les funciona, y la única opción es que si no consiguen trabajo, regresan al campo, pero si no ganan lo suficiente se regresan a Estados Unidos", dijo.

Sí hay oportunidades, hay que buscarlas

Una vez que perdió sus ahorros, pero decidió que no quería volver a cruzar la frontera y vivir lejos de sus raíces, preparó un proyecto productivo con el apoyo de las universidades y un grupo de amigos, se trata de las tostadas de maíz azul "Mazolco", una receta de generaciones que empacaron para su comercialización.

El negocio que impulsó Leo no sería posible sin la participación de Fernando, Alejandro, Patricia, Liliana y Andrea, quienes participan en colectivo para promover los productos a base del cultivo en Ozolco, como la creación de artesanías con maíz y sus hojas, productos como helados y pulque, que bien acompañan con la cultura y deporte para la comunidad.

"Sí existe la oportunidad de hacer su propio negocio, este pueblo es muy rico en tradiciones y tiene mucho potencial para trabajarlo y sacarle lo que más se pueda, simplemente lo que necesitamos es apoyarnos entre nosotros, apoyándonos es como creemos que podemos salir adelante como pueblo, queremos que estén orgullosos y no se dejen influenciar por el sueño americano, porque también aquí hay un sueño y es que Ozolco salga adelante", dijo Alex, uno de los participantes del colectivo "Música entre Volcanes".

Fotos: Karen Rojas

Al final, lo que une a los integrantes es la convicción de generar oportunidades para los jóvenes y su comunidad, así como fortalecer lo que se produce en la región con la promoción de proyectos productivos que mejoren la economía y la convivencia de la zona, como la Feria del Pulque que se realizará el próximo 12 de marzo.

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