Reinvindican universitarios La Bolsa del Diablo

El grupo multidisciplinario Re Genera Espacio, de la BUAP, impulsa un proyecto para convertir la construcción del siglo 18 en un parque

La historia de Puebla cuenta que en la avenida 24 Poniente casi esquina con la calle 7 Norte estaba La Bolsa del Diablo, un sitio en que se cree que delincuentes del siglo 18 escondían botines pero que ahora, activistas y vecinos buscan reivindicar con un parque.

La idea surgió a falta de espacios para niños que habitan el Barrio de El Refugio dado que en el lote -abandonado tras el terremoto de 1985-, estos entraban a jugar al sitio con los riesgos que implicaba la contaminación presente ahí.

El proyecto arrancó cuando vecinos y el grupo multidisciplinario Re Genera Espacio, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), abrieron el diálogo con el actual dueño para que les permitiera su uso.

Mientras que los impulsores del proyecto se comprometieron a rehabilitarlo, los propietarios permitirán que el espacio se emplee durante los próximos cinco años a beneficio de la comunidad.

Hasta el momento, se han realizado labores con herramientas aportadas por voluntarios y esperan que el terreno esté listo en pocas semanas para empezar el diseño del parque.

Los impulsores del proyecto explicaron, con pala en mano, tapabocas en los rostros y bajo el sol, que no ha sido una tarea fácil, pero el esfuerzo se reflejará una vez que el espacio quede listo y que se demuestren las capacidades de El Refugio.

"Así puede llegar a sabernos un poquito más el trabajo y el esfuerzo, los niños cooperan, la gente del barrio ha estado cooperando, nos echan la mano y el chiste es que sea un trabajo colectivo, que se vea que si trabajas y te esfuerzas se pueden conseguir cosas chidas", afirmó Ismael Ponce Rodríguez, el vecino que tuvo la iniciativa de contactar al dueño del predio.

El joven de 27 años, estudiante de procesos educativos en la BUAP, reconoce que el carácter delincuencial del callejón, es del conocimiento popular de la ciudad y también una realidad que no pueden ocultar sus habitantes.

Ponce explicó que entre el material removido, se han encontrado carteras, credenciales y otras pertenencias personales que pudieron convertirse en desechos luego de atracos y que se sumaron a la historia de La Bolsa del Diablo.

Sin embargo, el activista cree que el parque podrá ayudar a cambiar la imagen de El Refugio y que entre los mismos vecinos la mentalidad y actitud se transforme.

"Esperamos que pueda ser un cambio para la manera de vivir de la gente, de ver las cosas, de convivir con los demás porque a pesar de vivir en el mismo barrio, nunca faltan los choques, los roces, de cómo viven los otros", dijo.

En el recorrido hacia el fondo del predio, se pudo observar montones de cascajo -herencia del terremoto- y maleza crecida; en esa parte, se tiene prevista una cancha de futbol, lo más solicitado por los niños en la consulta ciudadana.

En tanto, a pie de banqueta hay un cuarto pequeño que quedó de la antigua construcción y que se rehabilitará para volverlo una biblioteca comunitaria que se nutrirá de libros donados.

Fotos: Karen Rojas

Recuperan sitio histórico

La académica de la Facultad de Arquitectura de la BUAP e integrante de Re Genera Espacio, Adriana Hernández Sánchez, agregó que, desde el punto de vista histórico, el proyecto tiene un peso importante.

Hernández Sánchez recuerda que el historiador Hugo Leicht Meyer en su libro Las Calles de Puebla, describía la historia y características del inmueble al que bautizaron con el nombre de El Diablo.

"Menciona que había una casa en donde se guardaban los objetos robados, mucha gente iba del Puerto de Veracruz hacia México y algunos eran asaltados y se cree que aquí guardaban las cosas", recordó.

Dado que en el texto se menciona la cercanía del inmueble con la esquina de la calle 7 Norte y que lo que quedó de la estructura tras el terremoto corresponde a características del siglo 18, hay motivos para creer que ese fue el terreno de La Bolsa del Diablo.

Hernández agregó que, en general, el barrio de El Refugio es importante por su historia, pues ahí estuvieron las primeras caleras que se explotaron en la ciudad y por conservarse tradiciones religiosas.

Inculcan a niños conservación y tradición

Además del proyecto del parque, Re Genera Espacio trabaja desde hace un año con talleres en El Pocito, una de las vecindades más completas y habitadas en El Refugio, con el único objetivo de conservar la vida tradicional del barrio con la participación de los niños.

Aunque ya llevan varios años y proyectos en este punto de la ciudad, en 2016 se propusieron conseguir un espacio y al dueño del inmueble le pareció buena idea rentarles un cuarto que ahora sirve de bodega para material didáctico.

Con juegos, actividades artísticas y también jornadas de alfabetización, se busca que los niños que habitan la vecindad reconozcan el valor de El Refugio.

Los activistas señalan que uno de los logros de este primer año ha sido el acercamiento con niños mazatecos cuyas familias llegaron de Oaxaca para vender elotes y esquites en algunos de los muchos puestos del Centro Histórico.

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