Vencen Jefas de familias migrantes la inseguridad alimentaria

Un estudio reveló que mujeres de la comunidad de San Miguel Cosahuatla, en Huatlatlauca, proveen una mayor variedad de alimentos

Pese a quedarse al frente de sus familias tras la migración de los varones del hogar, mujeres de la comunidad San Miguel Cosahuatla, en el municipio de Huatlatlauca, han demostrado sortear la inseguridad alimentaria.

De acuerdo con un estudio realizado en 2015 por investigadores de la Universidad Politécnica de Puebla (UPP) y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), las féminas lograron niveles más bajos de inseguridad alimentaria frente a los varones.

Los investigadores José Luis Carmona Silva, de la UPP; y de Ramón Sebastián Acle Mena, María Elena Pérez Terrón y Norma Angélica Santiesteban, de la BUAP; eligieron a San Miguel Cosahuatla por su alta población migrante.

Aunque Huatlatlauca no se considera de alta migración, en la publicación Revista Iberoamericana de las Ciencias Social y Humanísticas, el estudio de campo demostró lo contrario, pues un 40.7 por ciento de la población sale de su hogar en busca de mejores condiciones de vida.

El censo de 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), detalla que la comunidad tenía 99 viviendas, de las cuales sólo pudieron localizar 86 y al consultar a las familias se detectó que en 35 de ellas tenían integrantes migrantes.

El análisis de los investigadores se centró entonces en clasificarlas entre las que estaban a cargo de hombres (65.71 por ciento) y mujeres (34.29).

Una vez que identificaron a ambos grupos, se cuestionó a los jefes de familia sobre los índices de inseguridad alimentaria que se consideran en la Escala Latinoamericana y del Caribe sobre Seguridad Alimentaria (ELCSA).

Esta escala considera un grado leve cuando, por economía, las familias se ven obligadas a disminuir la variedad de alimentos; moderada, cuando se aumenta la cantidad; y severa cuando uno o más miembros dejan de comer.

Al cuestionar a ambos grupos, los investigadores detectaron que en los niveles de seguridad e inseguridad alimenticia, los hogares a cargo de hombres tuvieron niveles más altos.

Los hogares de migrantes con jefatura masculina demostraron un 4.35 por ciento en el rango de seguridad; un 43.48 en la leve; una cifra igual en la moderada; y un 8.7 en la severa.

En tanto que en los hogares de migrantes con jefatura femenina, los rangos de seguridad e inseguridad severa no registraron porcentaje; el 75 se localizó en el rango moderado y sólo un 25 en la moderada.

"Para fines de este estudio se diría que la jefatura femenina en nuestras unidades de estudio no es un factor que agudice o aumente el grado de Inseguridad Alimentaria, sino todo lo contrario; esta jefatura parece tener una asociación positiva con una situación de menor grado de Inseguridad Alimentaria", aseguran.

Una explicación que dan a ello y la cual resaltan, es la importancia que ha cobrado el rol de la mujer a cargo de su familia frente a lo que se consideraba en el pasado.

Aunque la inseguridad alimentaria y la jefatura femenina de familias migrantes se han estudiado, los investigadores destacan que, en conjunto, son asuntos poco analizados y de los que se han hecho estudios, pero en Centroamérica.

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