A pesar de haber quedado a la mitad de las zonas de mayor crecimiento de residenciales de la zona metropolitana de Puebla, San Bernardino Tlaxcalancingo se mantiene como un ejemplo de la fortaleza de cargos religiosos ancestrales.

Lo anterior de acuerdo con una investigación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) que destaca cómo la organización le ha permitido a la junta auxiliar de San Andrés Cholula preservar su arquitectura.

Las investigadoras Delia del Consuelo Domínguez Cuanalo y Virginia Cabrera Becerra exponen que al vivir con los rituales religiosos en el centro de su vida, la población no sólo organiza ocho festejos, sino que se encarga de cuidar inmuebles.

El texto Participación comunitaria para la protección del patrimonio construido. Sistema de cargos: caso de San Bernardino Tlaxcalancingo, Puebla, México, publicado en la Biblioteca Electrónica de Ciencia (Scielo, por sus siglas en inglés), describe condiciones generales en Puebla y particulares de la comunidad.

Aunque el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) cuenta con especialistas, estos son mínimos pues suman 14 arquitectos, 8 de ellos con especialidades, para atender 8 mil inmuebles sólo de la clasificación de inmuebles religiosos.

Un ejemplo de la insuficiencia de especialistas del gobierno y el respaldo que implican organizaciones religiosas como la de Tlaxcalacingo, agregan las autoras, fue el sismo del 15 de junio de 1999.

Relatan que los recursos económicos y humanos de las autoridades fueron insuficientes; no obstante, a dos semanas del fenómeno natural, los templos de unos 100 municipios ya eran reparados por grupos comunitarios religiosos.

Fundada en el siglo 16 por indios tlaxcaltecas -detallan al abordar el ejemplo de Tlaxcalncingo- esta comunidad se ha convertido en un pueblo urbano pero con organización religiosa que lo convierte en un caso particular.