Miércoles 31 Mayo 2017

#EncuestaElPopular #DiaMundialSinTabaco ¿Tú fumas?

- ElPopular (@diarioelpopular) May 31, 2017

Alma Sánchez Díaz tiene 39 años de edad y es estudiante de maestría. Escarba en su memoria para recordar cuándo comenzó a fumar y con tranquilidad relata que no fueron los amigos, esos que los padres de familia a veces catalogan como "malas influencias", ni tampoco las ganas de ser "rebelde" lo que la llevaron a encender un cigarro por primera vez hace 20 años, casi como un acompañante eterno.

"La verdad es que fueron los nervios. Siempre he sido muy nerviosa. Había terminado la preparatoria y me ponía muy nerviosa la elección de carrera y los concursos de oratoria en los que participaba, así que la manera de aminorar los nervios fue fumando y mascando chicles; pero la verdad, preferí el cigarro".

"Hasta hoy, los nervios siguen siendo la razón por la que fumo, cuando me siento atareada o con muchas labores a la vez, es cuando más necesito el cigarro", confiesa Sánchez Díaz mientras muestra su cajetilla de cigarros mentolados y continúa: "por lo general, fumo de 4 a 6 cigarrillos diarios, pero cuando voy en el sexto me digo a mí misma que ya no necesito más y trato de enfocar mi atención en otra cosa. Lo peor es cuando me encuentro en la calle a algún conocido o migo que también fuma porque me extiende su cajetilla y me veo tentada a seguir fumando".

Sobre su relación actual con el cigarro, comparte que trata de no fumar en frente de su hija. "Es algo que he cuidado mucho, ni tampoco dentro de la casa porque mi esposo no fuma y no le gusta que la casa huela a cigarro, pero como te digo, cuando me siento muy nerviosa o tengo muchos pendientes, no me importa nada y enciendo mi cigarro".

Alma Sánchez recurre a su contexto familiar para sospechar por qué el cigarro llegó a su vida. "En mi familia pasa algo muy chistoso: todas las mujeres, incluida mi mamá y mis hermanas que son cuatro, nos fuimos por el cigarro; pero los varones no. Mi papá y mis dos hermanos no fuman, aunque sí les gusta el alcohol".

Descarta que su caso sea una adicción, pues "afortunadamente tengo la voluntad para decidir cuando no quiero fumar y si estoy tranquila, puedo pasar hasta dos semanas sin encender un cigarro, así que cuando veo que soy capaz de hacer eso, no creo que tenga una adicción", señaló.

Sin embargo, volviendo al pasado, Alma Sánchez relata que la convivencia con el cigarro se volvió diaria a raíz de una expareja que tuvo en la universidad: "él fumaba mucho, a todas horas, en la mañana o en la noche, y yo, al estar a su lado comencé a fumar más, aunque nunca le igualé el paso".

Relata que junto a su expareja vivió lo más cercano a un proceso de desintoxicación. "Él intentó dejar el cigarro con tés, pero nunca le gustaron, decía que le provocaban malestar estomacal y diarreas. Lo que más detestaba era que le dejaran un sabor extraño en la boca. También intentó con parches y cada semana se compraba paquetes de parches y se gastaba como mil 300 pesos a la semana en ellos".

Con cierta nostalgia, Alma relata que su expareja nunca pudo dejar de fumar y hasta estos días continúa consumiendo en grandes cantidades. "Ahora ya tiene arcadas, suelta una bocanada y tose, habla un poquito y tose, en aquellos años me daba mucha lástima porque le decía que se iba a echar a perder su dentadura".

Cigarros, humo y cenizas en cifras

En México existen 14.3 millones de fumadores. Su edad comprende a partir de los 15 años. De la cifra total, 6.6 millones son fumadores diarios y 7.7 millones de habitantes son fumadores ocasionales.

En cuanto a decesos de la población, 8.4 por ciento de las muertes registradas se atribuyen al tabaquismo. Lo que en números enteros se refleja en 43 mil 246 fallecimientos, los cuales se dividen en 11 mil 469 enfermedades cardiacas, 10 mil 664 de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), 6 mil 35 por cáncer de pulmón, 5 mil 154 por otros tipo de cáncer, 4 mil 975 por tabaquismo pasivo, 3 mil 218 por Accidente Cerebro Vascular (ACV) y mil 730 por neumonía.