Jueves 24 Agosto 2017

Desde hace 22 días, Saraí Ávila Arellano está desaparecida, la joven de 26 años de edad es casada y tiene un hijo. Su madre, Guadalupe Arellano, explicó que todos los días solía tener comunicación con ella, pero desde el 3 de agosto dejó de contestarle las llamadas y los mensajes. Al no saber nada de su hija, Guadalupe Arellano decidió marcarle a su yerno, Rodolfo Celio Murillo, pero la historia fue la misma, las llamadas y los mensajes fueron ignorados.

El mismo 3 de agosto, a las 15 horas, el padre de Rodolfo le marcó para explicarle lo que había sucedido un día antes. Su consuegro le mencionó que la noche del 2 de agosto sus hijos habían tenido una fuerte riña en su domicilio, el cual se encuentra en la colonia Prados Agua Azul; ante esta situación, Saraí le pidió a su esposo que la llevara hasta Tehuacán, municipio en donde vive su familia, pero a medio camino se bajó del coche y se fue.

El padre de Rodolfo le aseguró a Guadalupe Arellano que hasta el momento no tenían información de Saraí, pero su nieto estaba a salvo en su casa; le pidieron no perder la calma y no buscar ayuda, ya que ellos se encargarían de la investigación.

Ante la escaza información se trasladó a Puebla capital para hablar con vecinos y amigos de su hija, pudo contactar a un amigo llamado Brandon Galindo, quien le comentó que estuvo presente la noche de la desaparición. Brandon explicó que el 2 de agosto se encontraba en la casa de Saraí y Rodolfo, pero al escuchar la fuerte discusión prefirió irse, no sabe el motivo de la riña y no pudo confirmar la versión de los consuegros.

Guadalupe Arellano regresó a Tehuacán el 4 de agosto, en donde también vive la madre de Rodolfo, la entrevistada aseguró que siempre tuvo buena relación con sus parientes políticos, pero al llegar a su domicilio se portaron hostiles y le negaron la entrada.

La sirvienta de la familia le notificó que tenía instrucciones de no dejarla pasar y que no podía ver a Rodolfo, sólo a su madre, de nombre Perla Gutiérrez, quien al salir le informó que su hijo no iba a acompañarla a la Fiscalía General del Estado de Puebla para levantar un acta.

Este hecho, además de confundirla, la hizo dudar de su yerno, pues la familia nunca había presentado ese tipo de comportamiento hacia ella.

Como un último recurso Guadalupe Arellano acudió con el padre de Rodolfo, quien le dijo que ya habían levantado su denuncia.

De manera independiente, Guadalupe Arellano levantó su acta en la fiscalía, con la esperanza de que siga la investigación para encontrar a su hija, pues está segura que no se fugó y la extrañeza del caso, como el su yerno no pueda darle la cara, le ha levantado sospechas.