Huachicol y Ejército arruinan cultivos de Puebla

San Jerónimo Ocotitlán, en Acajete, ha visto daños irreparables en cosechas; la persecución de ladrones de combustible ha afectado terrenos

Huachicol y Ejército arruinan cultivos de Puebla
Karen ROJAS | En muchas ocasiones, la cosecha de maíz no se recogió y se perdió por las disputas entre grupos criminales. Huachicol y Ejército arruinan cultivos de Puebla

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La maleza y el lodo cubrieron una parte del ejido, en sustitución de los cultivos, hay tomas clandestinas y marcas de llantas, que, a decir de los pobladores, pertenecen a los vehículos de las bandas que se dedican al robo de combustible y a la milicia que las persiguen.

Los daños son incalculables, hay hectáreas completas en las que ya no se puede cosechar, toneladas de maíz, hortalizas y frutales que ya no se producen ante la afectación en la tierra por el derrame de combustible, la abertura de tomas clandestinas, la carga de vehículos pesados o por la presencia de infraestructura de Petróleos Mexicanos (Pemex).

Fotos: Karen Rojas

Con miedo a ser grabada o fotografiada, la propietaria de un ejido en San Jerónimo Ocotitlán, en Acajete, relató que desde hace tres años comenzaron a perforar los ductos de Pemex en su parcela, donde prevalecen cerca de tres tomas clandestinas que afectaron a una hectárea de cultivo de maíz, producto que ya no se da porque no se usaron técnicas de remediación y más de una vez el hidrocarburo ha cubierto una parte del ejido.

"Desde que empezaron a perforar hubo una fuga, lo dejaron abierto y se estuvo regando mucho, de acá para allá, por en medio (señaló la zona afectada), todo eso ya dejaron regado, se echa a perder la tierra, ya no sirve para sembrar", mencionó.

Las afectaciones en sus tierras representan el no cultivo de cuatro toneladas de maíz a partir de la primera fuga de combustible, daños que no han pagado Pemex ni el gobierno federal y no hay fecha ni claridad para la indemnización, aun cuando la toma clandestina permanece abierta y continúa la succión del hidrocarburo.

"Que roben, pero que no hagan daño a las plantitas. Allá en el rancho de Santa María es encargado mi esposo, hay muchos frutales, estos ingratos hicieron un perjuicio, un día lo amenazaron, estaba trabajando y le dijeron 'apúrate a trabajar o vas a ver cómo te va' y le sacaron una pistola. Ahorita lo estamos convenciendo que lo deje, da tristeza que destruyan la tierra, que no ven que de ahí comemos", expresó.

Otra de las afectadas, quien también prefirió el anonimato, declaró a El Popular, diario imparcial de Puebla, que desde la temporada pasada su cultivo no se dio, en su caso se registró una toma clandestina que no fue cerrada y aquel maíz se consideró como pérdida; más adelante, en la zona donde ocurrió el derrame, no creció la milpa, sin importar el fertilizante y semilla que se colocó.

Desde que se incrementó la presencia de la delincuencia organizada en Puebla con el robo de combustible, Antonio Muñoz Hernández ha perdido cerca de 100 mil pesos ante la falta de cosecha de maíz y frijol, luego del derrame del hidrocarburo.

A Muñoz Hernández le prometieron una indemnización de 35 mil pesos por un terreno de 15 metros que resultó siniestrado, pero hasta el momento no se ha concretado el pago, incluso denunció que el personal de gestión de Pemex ha condicionado el pago del cheque a cambio de que les entregue una comisión por más de la mitad del total que va a cobrar.

Muñoz señaló que tanto ladrones de combustible como elementos del Ejército han causado afectaciones, porque pasan por encima de zonas cultivables con sus vehículos y, aunque no en todos los casos se consideran pérdidas, se complica la producción agropecuaria por las condiciones en las que dejan la tierra.

"Se meten a la zona cultivable, donde la milpa los ataje para que no los vean, en los terrenos baldíos no se atreven porque los ven de lejos; ya me dejaron bien feo el terreno, bien duro y disparejo que está", dijo.

Un riesgo latente

Hace un par de días, Crispín Camargo Jiménez detectó bajo sus milpas, donde cultiva maíz, alfalfa y calabazas, una toma clandestina que se encuentra cerca de la válvula que Pemex construyó hace 30 años en su propiedad. Aunque hasta el momento no ha tenido afectaciones por derrame de combustible, los daños se presentaron por la infraestructura construida, espacio que no pagó la paraestatal.

El hecho que cerca de su casa y ejido se encuentre la válvula de Pemex, ocasiona que esté rodeado de tomas clandestinas, que en cualquier momento pueden dejar salir el combustible y ocasionar incendios o daños permanentes a sus tierras o de sus vecinos en la comunidad de Hueyapan en Tepeaca.

"Esa que acabó de ver, la de la piedra es otra, por los árboles hay otra, más adelante, a 100 metros, está otra y así se van; en la válvula que está allá adelante también está una, adelante está otra. No, no, no, olvídese, toda la línea del ducto tiene y toda esa zona es de cultivo", aseveró.

Mientras tanto, otros ejidatarios de Los Reyes de Juárez señalaron que en la comunidad de Benito Juárez un pozo de riego tiene olor a combustible y el afluente lleva así tres meses, por ello, temen que la próxima cosecha de hortalizas no se dé en condiciones adecuadas para lograr los estándares de calidad para exportación.

"No nada más afecta la toma, esa agua sale en el pozo y está a unos 70 metros de los ductos, ese pozo viene regando unas 80 hectáreas y es lo que está afectando, a veces si se riega se quema", acotaron.

José Rodríguez Robles y Francisco Flores Albino señalaron que no han reportado este incidente de manera formal ante las autoridades, ya que en una ocasión los requirió un juez que les pidió que firmaran documentos, pero se opusieron ante el temor de que les expropiaran sus tierras.

Esta casa editorial recorrió un ejido que se presume abandonado por la permanencia de una toma clandestina, ya que ante el riesgo de tener alguna disputa con las bandas que se dedican a la extracción de combustible, la cosecha de maíz no se recogió y se perdió.