Tras la pérdida de todo su patrimonio a causa del sismo del pasado 19 de septiembre, la señora Carmela Rodríguez Velázquez permanece en la incertidumbre de su futuro, luego de que en casi dos semanas al movimiento telúrico los apoyos gubernamentales se limitaron a una posible despensa que no podrá cocinar. En entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla, Rodríguez Velázquez recordó que la antigüedad de su domicilio, ubicado en la colonia Ricardo Flores Magón, se remonta a su niñez, cuando su padre invirtió sus ahorros para levantar su morada hecha de adobe. Señaló no saber con exactitud el año de su edificación, pero sí que en todas las etapas de su vida albergó los mejores momentos, desde las aventuras de la infancia hasta la vida junto a su esposo y los hijos que criaron hasta verlos partir en su etapa adulta. La propietaria del terreno dañado reconoció que desde el sismo la única ayuda que llegó fue la de elementos de Protección Civil (PC) que recabaron información de su vivienda, para luego desaparecer sin la promesa de reconstrucción, que espera con ansías llegué pronto. Días posteriores de la visita de PC, acudieron trabajadores del Programa de Inclusión Social (Prospera), quienes les hicieron la promesa de que les llegaría una despensa para auxiliarlos, pero el apoyo permanece ausente a dos semanas del sismo, a la par que no tiene idea de cómo preparar los alimentos sin una cocina. "No más me voy a dormir y vengo temprano, pues vendo jugos cada día. Esta casa la hizo mi padre, aquí nací y aquí me voy a morir, pero apenas estoy recuperándome del sismo, pues mis hijos me preguntaban sí me sentía mal y les decía que no, pero ya me sentía mal, porque soy diabética", afirmó. Días posteriores al movimiento telúrico, Rodríguez Velázquez agradeció el apoyo de su vecina, pues le permitió quedarse a dormir en su vivienda hasta que solucione su situación, mientras que su marido descansa en un cuarto agrietado que se sobrepuso a la naturaleza y permanece ahí por temor a que roben sus pertenencias. Sabe que tienen pocas cosas que proteger, luego de perder su hogar, pero su esposo aprovecha el tiempo para remover con una pela los escombros de techo y paredes que cubren su terreno, pues en las escasas visitas que hicieron las autoridades de apoyo, no les ofrecieron asistencia para remover lo destruido. La afectada consideró que en el periodo siguiente al temblor se dio cuenta de una forma más marcada de su nivel económico, pues "me arrepiento de ser pobre, mis padres no pudieron darnos más cosas"; sin embargo, planea volver esta semana a trabajar en su puesto de jugos que coloca cada mañana a unas calles de su colonia. "Nomás una vez han venido y nomás vinieron las vocales de Prospera y nomás nos dijeron que nos van a ayudar con una despensa, pero en qué voy a guisar, no tengo con qué, ahorita porque la gente me está apoyando, regalándome un taco, una taza de café y eso me está ayudando, porque la vecina me apoya", detalló. Resaltó que la urgencia de reanudar sus actividades laborales radica en que ya no quiere vivir de la comida que puedan obsequiarle sus vecinos, sino que ella y su esposo buscan reponerse de sus condiciones, para que reanuden su vida, a la espera de que alguno de los tres órdenes de gobierno voltee a verlos con ayuda. |