Dulcería La Yolanda y El Lirio, son dos negocios familiares que se unieron tras la adversidad; fueron de las primeras en la ciudad de Puebla, famosas por preparar el típico camote poblano, pero que enfrentaron un difícil escenario pues tuvieron que cerrar por primera vez en 100 años tras el sismo del pasado 19 de septiembre. A casi tres meses, resurgen con la posibilidad de crear una nueva historia: La Dulcería del Espejo, resultado de la fusión entre ambos negocios. Todo inició en 1897 cuando Victoria Ortiz Torres aprendió a elaborar varios dulces, entre ellos el camote, su maestro repostero fue el señor Piña, muy conocido en ese entonces por los vecinos del Centro Histórico. Victoria, abrió la dulcería El Lirio en la calle 6 Oriente 204 de la ciudad de Puebla, este inmueble obtuvo mucha popularidad por un espejo francés del siglo XVIII que fue heredado por sus familiares, por lo que fue más conocido como El Espejo.
Fotos: Alba ESPEJEL
En el año 1946 David Aquino Torija y su esposa Amalia Bouchán, abrieron la dulcería Yolanda en la calle 6 Oriente entre 2 Norte y 5 de Mayo, después de 40 años de trabajo David decidió retirarse y le dejó el negocio a su hijo David Aquino Bouchán. Cuentan que los autores del libro Mexico the Beautiful Cookbook: Authentic Recipes from the Regions of Mexico, Susanna Palazuelos y Marilyn Tausend pidieron permiso a los dueños de La Yolanda para que en la portada y contra portada pudieran poner una imagen de esta dulcería. Dicho libro, editado por Collins Pub San Francisco en 1991, tenía recetas de la tradicional cocina mexicana y circuló por todo el mundo, lo que hizo que llegaran visitantes de Dubái, Alemania y hasta China a conocer la dulcería. Para 1967, la encargada de la dulcería El Lirio era Rosa María Hernández Martínez, Rosita y el dueño de tienda La Yolanda era David Aquino Bouchán, a pesar de ser "rivales en el comercio", se enamoraron y contrajeron nupcias. La unión de Rosita y David fue muy comentada por las calles poblanas, pues ambas familias se dedicaban a la fabricación y comercialización de dulces típicos poblanos; sin embargo, nunca se fusionaron. A inicios del año 2017, las ventas decayeron 20 por ciento y posterior al temblor bajaron casi 60 por ciento, tanto David como su esposa Rosita pensaron que lo mejor era cerrar para siempre el negocio, pero Rossy Aquino Hernández, hija de David Aquino, sugirió unir las dos tienda en un sólo negocio. Rossy Aquino es la cuarta generación que se dedica a hacer dulces y al formar parte de la familia, les explicó a sus padres que no podían dejar de fabricar los besitos de pasta de nuez, piñón y almendra, los dátil rellenos de pasta de nuez, la ciruela llena de almendra, el arrayán, coco con cereza, limón relleno con coco, higos rellenos, mocas, manzanitas de leche, mostachón y por su puesto los camotes poblanos. Al convencer a sus familiares, Rossy quedó al frente del proyecto y sus padres confían en que ella va a "echar a andar" las dulcerías emblemáticas de la ciudad. Fue el pasado martes 12 de diciembre que Don David, su esposa y su hija cortaron el listón de reapertura, con este nuevo inicio buscan que la tradición y la elaboración de los verdaderos dulces típicos nunca termine. Como invitados tuvieron a Alejandro Cañedo Priesca, secretario de Turismo del Ayuntamiento de la capital poblana, que admitió "ser fan" de los dulces de esta familia y a José Juan Ayala, líder de los comerciantes del Centro Histórico, quien aprovechó para comer los famosos macarrones de leche. Don David al entregarle la responsabilidad de la tienda a su hija, se llenó de emoción y derramó algunas lágrimas, Rossy le dijo a los asientes que las dulcerías ya pasaron robos, caídas en ventas y dos fuertes sismos, el último el detonante para hacer un cambio, pero no van a dejar que el trabajo de tantos años se pierda y harán todo lo que esté en sus manos para sacarlo adelante. |