Viernes 29 Diciembre 2017

Lomas del Mármol solía ser una de las colonias más tranquilas y limpias de Puebla, los vecinos la describieron como un espacio de paz en donde los niños podían estar tranquilos sin problemas de inseguridad, pero todo cambió cuando se permitió la instalación del mercado de ropa usada de San Miguel, pues cada fin de semana llegan centenares de personas desconocidas que colocan sus vehículos para poder vender su mercancía.

Los colonos explicaron que ya no están seguros, pues gente de otras colonias al asistir al mercado tiran su basura, toman cerveza y se ponen agresivos. El mercado inicia desde el Centro de Readaptación Social (Cereso) de San Miguel y sigue toda la calle Camino al Batán y termina hasta la avenida F Velásquez.

A unos pasos de La Margarita y muy cerca del Cereso, se encuentra Lomas del Mármol, una zona que se ha convertido en "imán de atracos a transeúntes y uno de los basureros más grandes de la metrópoli".

En un recorrido que realizó este medio, se pudo observar que la mayoría de las casas de esta colonia cuentan con protecciones y los habitantes del lugar aseguraron que los "vándalos" rondan estas casas porque las personas que van al tianguis acuden con mucho dinero para poder comprar ropa o de comer.

"Lo que hemos hecho al igual que Lomas de San Alfonso, es no salir de nuestras casas los fines de semana, hay demasiada gente, es un fraccionamiento y está cerrado pero de todos modos es muy incomodo salir y ver que todo el día hay gente tirando su basura, tomando cerveza, ya no es un lugar en donde exista respeto a los lugares cerrados", mencionó Juan Pablo Molina.

Fotos: Karen Rojas

Enfrente de esta colonia se encuentran varios fraccionamientos y el Club Britania, La Calera, que tienen los mismos problemas por los vendedores que llegan y se instalan para poder vender, sin importarles si va a entrar gente.

"Mis amistades prefieren no venir los fines de semana, no pueden estacionarse afuera del fraccionamiento, en primera porque no hay lugar y en segunda, porque es muy inseguro, al ser un mercado hay demasiada gente y los rateros se aprovechan de eso, andan a las vivas a ver que se llevan", expresó Magally Suárez.

Eduardo Sánchez compartió que a los jóvenes que atienden un auto lavado cercano, ya les quitaron su dinero varias veces, los asaltantes fueron, pidieron el servicio y al hacerles la plática, les arrebataron los celulares y el dinero.

Los colonos relatan que son mínimos los rondines que la policía hace para bridarles seguridad, una opción que tuvieron para disminuir los asaltos en la zona fue incrementar el programa Vecino Vigilante; no obstante, consideran que hace falta más patrullaje, pues por un lado están cerca del Cereso y por otra parte, no hay una regulación en la venta de bebidas alcohólicas durante los fines de semana.

"No sé si los pequeños negocios que están en el mercado o tianguis tienen permiso de vender bebidas alcohólicas, pero es muy común los fines de semana ver a las personas con su vasote de cerveza, hace mucho los cuestioné y en menos de 5 minutos ya tenía a 20 comerciantes encima de mí, es peligroso", mencionó Ana Díaz.

Al estar localizados en una avenida de gran flujo, por su cercanía con el Batán, el Cereso y el tianguis, la basura ya se ha hecho excesiva, los colindantes expusieron que los autos avientan su basura sin importarles en donde caiga y los comerciante nunca limpian su lugar.

A pesar de que ya han ingresado diferentes quejas, las personas que viven aquí creen que los comerciantes tienen más poder que ellos, pues nunca han visto cateos, revisiones, ni mucho menos rondines para supervisar que todo esté en orden.

Aunado a lo anterior, están los malos olores que ha dejado la basura, incluso los vendedores para no perder su lugar se hacen del baño en esa misma zona; los habitantes califican estas acciones como sucias, antigénicas y la muestra de que no existe respeto por las casas ajenas.

"Está feo encontrar el mejor lugar para vivir y que de repente todo cambie por unas cuantas personas, ojalá cambie porque mi esposo y yo nos esforzamos mucho para vivir por acá, crecer como personas y que nuestros familiares tuvieran un espacio digno en donde vivir", concluyó María Azucena.