Miércoles 17 Enero 2018

Desde chihuahuas hasta xoloitzcuintles, gatos, pájaros, tortugas y una cabra; el templo de San Antonio Abad en Puebla una vez al año cambia las voces por los ladridos; las mascotas y sus dueños se dan cita para celebrar una tradición que se remonta desde tiempos prehispánicos, cuentan los vecinos que los animales reciben esta bendición para ayudar al ser humano a llegar a salvo al reino de Dios.

A la misa de las 13 horas llegaron de manera puntual los niños que iban cargando a sus perros, a San Antonio Abad le pidieron que su mascota no se enfermara durante el año; los adultos mayores que llevaron a sus perros de edad adulta pidieron que no sufran cuando les toque morir; los que llevaron gatos rezaron porque nunca se fueran de sus casas; y los que llevaron pájaros ofrecieron disculpas por quitarles su libertad.

Con faldas de colores y moños en las orejas llegaron los perros de raza poodle, en cajas de cartón se pudieron observar los conejos, cuyos y tortugas, en cambio, los gatos no salieron de sus jaulas transportadoras.

A la eucaristía llegó una cabra con listón rojo en el cuello, sus dueños la llevaron a bendecir para que nunca le falte leche y puedan ganar dinero extra con la venta de quesos; pajareros que se dedican a la venta de periquitos australianos y canarios ofrecieron su oración para tener éxito al vender sus aves.

Al entrar al santuario, los animales dejaron de ser mascotas y se convirtieron en integrantes de la familia, se colocaron al lado de sus dueños para sentarse y, al igual que los fieles, escucharon la palabra del Señor.

El templo de San Antonio se encuentra en el barrio que lleva el mismo nombre, en la calle 24 Poniente en el Centro Histórico, los fieles que asistieron a la misa sólo pudieron ocupar la mitad del inmueble, ya que en donde se encontraba el retablo y el agrario de la iglesia sigue en reparación por daños del sismo del 19 de septiembre de 2017.

El padre preguntaba a los dueños el nombre y si no mordían las mascotas, luego los acariciaba y les pedía que cuidaran a la familia. Hubo fieles que le contaron al padre su historia, como Darío Rosas que llegó desde San Miguelito en silla de ruedas para bendecir a su perro llamado Peluchín.

Darío Rosas encontró a su perro en la calle, era un canino abandonado, flaco y solo, al estar en silla de ruedas Darío Rosas muchas veces se ha sentido aislado de la gente y como han pasado los años su círculo de amigos y familiares ha disminuido.

 

"Cuando ya no puedes valerte por ti mismo la gente se empieza a ir, al ver a ese perro con falta de amor me vi reflejado, lo rescaté sin saber que él me iba a rescatar a mí, es mi mejor amigo, y nos cuidamos, es por eso que lo traje para que estuviera protegido por Dios".

 

En la misa el presbítero exhortó a los asistentes a cuidar a todos los animales de la tierra, ya que todos fueron criaturas hechas por el Señor. "Si vieran a un ser humano en la calle y sin comida ¿no lo ayudarían? es lo mismo con un animal", señaló.

Al concluir el acto religioso, el sacerdote pidió a todos los dueños llevar a su mascotas al atrio, donde los roció con agua bendita, incluso hubo fotógrafos que por 50 pesos retrataron en la entrada de la iglesia, en un fondo con flores a la mascota con su dueño.