Como titular del Instituto Nacional para el Federalismo y Desarrollo Municipal (Inafed) de la Secretaría de Gobernación (Segob), Guillermo Deloya Cobián fue un hombre cercano al subsecretario René Juárez Cisneros, al titular de la dependencia, Miguel Ángel Osorio Chong y al presidente de la República Enrique Peña Nieto. Con más de 25 años en la administración pública, lo mismo se ha desempeñado en la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas del estado de Puebla; director de Política Criminal y jefe del Departamento de Supervisión a Ministerios Públicos en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (hoy CdMx) que como Fiscal Especial en Asuntos Legales Internacionales en la Procuraduría General de la República (PGR). A casi un año de que asumiera la responsabilidad en el Inafed, hoy integra con Enrique Doger Guerrero la dupla priista que tiene una misión: recuperar los gobiernos municipal y estatal de Puebla para su partido… y esa carrera comienza este sábado 3 de febrero con su registro como precandidato.
¿Cómo llegó hasta la antesala de la candidatura? -Ningún evento ocurre innecesariamente ni aislado. Esto viene de una trayectoria y de un trabajo y de algunas obras realizadas en la capital. A mí me han caracterizado por ser un poblano genéticamente puro, por así decirlo: mi padre fue cronista de la ciudad de Puebla, don Urbano Deloya, estuvo mucho tiempo en la radio. Siempre he estado y he vivido y estudié en Puebla. Toda esta concatenación de eventos ahora nos lleva a estar abanderando un proyecto que más allá del engreimiento y ensoberbecimiento me representa una oportunidad honrosa para poder, como siempre lo he pregonado, dignificar el ejercicio de la política. Llegado este momento no le tenemos ni recato ni miedo a nada. Tenemos todo para ganar.
¿Por qué se decantó finalmente el partido por ti, qué vieron en ti? -No podría hablar por las tripas de esa decisión. Lo que sí te puedo decir es que lo busqué con toda firmeza, con toda decisión. Lo busqué como en otros momentos de mi vida me he visualizado haciendo cosas o logrando objetivos y le puse toda la determinación. Sentí que había justificaciones suficientes para, como decía en otras ocasiones, no sólo decir yo quiero, si no decir yo puedo. Creo que yo sí puedo sustentar una candidatura que sin duda será muy complicada, pero no imposible.
Va en dupla con Enrique Doger, quien tiene también un perfil aguerrido… -Si bien es cierto que las campañas son pasión, estoy cierto de que podemos tener una contienda de alto nivel político de discusión y de tratamiento de los temas que creo interesan a nuestra Puebla. A mí me corresponde el municipio capital. Doger es una persona que tiene una trayectoria de larga data en la política y se ha caracterizado, por supuesto, planteándolo en positivo, por no dejarse y decir las cosas como a veces se necesita que se digan, sin irse por las ramas. Considero que tenemos en Enrique Doger un candidato idóneo para el momento, para la circunstancia política.
¿Estás cómodo en esta fórmula? -Sí, claro. Enrique es un amigo de hace tiempo. Hemos tenido incursiones conjuntas en la política y ahora se da en un momento de mucha madurez, de mucha templanza y con estrategia vamos a hacer una buena dupla.
Se ha hablado que está negociado, ¿la competencia va en serio? -Más que en serio. Imagínate si yo me comprometiera en algo que no tuviera la certeza de que tenemos una oportunidad para que, hechas bien las cosas, accedamos primero a la candidatura como ya ocurrió y posteriormente a la presidencia municipal de Puebla. Imagínate si iba a arriesgar todo lo que se arriesga en una elección que, como sabemos, tiene escenarios muy complicados: pones a la vista en una caja de cristal desde está el prestigio y hasta la familia. No estaría dispuesto a comprometer algo en lo que no tuviera la certeza de que vamos a jugar con elementos y herramientas necesarias para ganar. Aquí también se trata de ganar a la buena, convenciendo a la gente, convenciendo al ciudadano, de ninguna manera me prestaría a otra cosa; podría haber incursionado en otras opciones; sin embargo, mi decisión y la de mi familia fue que optáramos por este camino.
¿Siempre te has visto en el PRI? -No me veo en otro partido. Ese buen PRI, por supuesto, porque también hay que decirlo, se trata de dejar las cosas en claro: no estamos para darle carta de buena conducta a nadie, como dicen en el argot coloquial el que se comió el pollo que se coma los huesos. El desprestigio corresponde al mal actuar de las personas, pero quien conoce profundamente a este partido sabe lo que conlleva ser un abocado de las causas sociales, de la creación de instituciones, y eso es lo que me alienta y no me veo en otra fuerza política.
Estuvo en la escuela de cuadros, también en la administración de Mario Marín, ¿qué les faltó, por qué perdieron, qué es lo que hizo que el PRI perdiera? -Lo que hizo al PRI perder y lo que ahora no nos va a hacer perder es que somos un partido con altas pasiones, con alta competitividad. Nos han dicho que somos un partido cuasi malévolo, como una cueva de Alí Babá y la verdad es que no es cierto. Hay ejemplos en los que no vale la pena ahondar, pero sí tenemos alta competitividad de un partido vivo para ir por los puestos de elección y esto trae un problema claro y es a lo que me quería referir en cuanto a lo que nos hace daño: el canibalismo político que hemos tenido, la división o la unidad mal fincada, la unidad no sustentada en un acuerdo político, y esa división interna o esa huelga de brazos caídos en las elecciones o ese hacer como que hacemos, pero no hacemos, es lo que nos ha llevado a la derrota. Cuando el PRI tiene lo que se ha hecho: trabajo reconocible por el presidente Jorge Estefan y por Rocío García Olmedo de dialogar, sentarse y dar razones, justificaciones suficientes para saber dónde te corresponde actuar dentro de la política, las cosas se facilitan.
¿No es un poco difícil remontar todo este desprestigio de los últimos seis años? -Hoy por hoy no hay proyecto político que sea sencillo y en la adversidad donde se puede trabajar y se saborean mejor las victorias. Con trabajo, con consistencia, con buen ejemplo y con una dedicación real, puedes lograr que esta unidad fructifique.
¿Cómo observa los perfiles con los que habrá de competir? -Con mucho interés. No tengo un juicio hasta que me lo permita la estrategia de los tiempos legales. A fin de cuentas, creo que la apreciación personal podría contaminar lo que tenemos en frente. En esta etapa hay que organizarnos para el registro, integrar la planilla. De los otros perfiles ahorita no me ocupo.
El dirigente del PRI dijo que hubo para todos, aunque no todos tienen los cargos deseados… -Creo que habla mucho de la madurez política. Hay veces que te toca tronar cuetes y hay otras que te toca recoger varitas. En esta ocasión nos toca tronar cuetes y es muy honroso hacerlo, ya habrá otras ocasiones que nos tocará sumarnos a proyectos. No recibir una noticia favorable a tu aspiración es devastador, pero cuando se cuenta con la madurez y el soporte de un partido que le ha dado diálogo y cobijo a quienes no han tenido la ubicación que requerían, da importancia a un proyecto general que va hacia delante para ganar.
También en 2016 dieron un mensaje de unidad y hubo quien no apoyó a su entonces candidata… -Todos con el pecho hacia el frente, con la frente en alto. Veo un partido que construyó unidad, que se preocupó por la renovación de sus estructuras y estamos listos para la contienda.
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