Parejas homosexuales son capaces de criar un niño, aseguran

Joss Gámez es lesbiana y desde hace cinco años tomó la decisión de casarse con su pareja en la Ciudad de México porque en Puebla no había esa posibilidad.

Gámez tiene un hijo llamado Nicolás, al cual desde hace un par de años no lo ve, pero guarda la esperanza de abrazarlo cuando él cumpla 18 años, pues a pesar de que el niño lleve su apellido y la llame "mamá", los juzgados prefieren darle prioridad a los lazos de sangre que lo unen con su expareja; sin embargo, asegura que el lazo de afecto y amor que se tienen el uno por el otro, es suficiente para llamarlo su hijo. 

Al reflexionar sobre la situación actual del sistema que rige las leyes en el estado de Puebla, Joss Gámez ve con impotencia que existan padres que lastiman a sus hijos mientras las autoridades permiten que los menores permanezcan en una mala situación sólo porque los une la sangre y no el amor. 

Señala que en su caso, se le ha dicho que respetan la diversidad, pero al momento de tomar acciones, nunca se hacen de manera clara y concisa como en una situación "normal", pues "no se atreven a decir que un niño está mejor con una lesbiana que lo trata bien, que con padres alcohólicos", detalló.

Mientras el pequeño Nicolás sea un niño, Joss Gámez como la madre que lo crio y vio crecer, deberá esperar para volver a tener en sus brazos a la familia que forjó por su cuenta.

Luchan por sus derechos

Mónica Ponce y Gabriela Cortés son un matrimonio que tuvieron que pedir un amparo para poder casarse en Puebla; sin embargo, la lucha legal por este derecho les tomó tres años para conseguir la aprobación del Congreso estatal. 

En ese tiempo, 30 personas deseaban unirse de manera legal en matrimonio, pero la decisión dependía del Congreso del Estado, es así que, se unieron los amparos para presentarlos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), para después emitieran una recomendación al Congreso local para permitir dichas uniones, pues negar el acceso al matrimonio es un acto inconstitucional, así como una violación a los derechos humanos. 

Fue entonces cuando Alma Laura del Castillo y su pareja decidieron unirse en matrimonio en la ciudad de Puebla, pero aun cuando ya estaba legislada la aprobación, el registro civil se negó a otorgarles ese derecho a personas del mismo sexo.

Por lo anterior, la organización México Igualitario y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) unieron esfuerzos para pedir que la ley se modificara en el estado y así lograr que una solicitud de matrimonio ante el Registro Civil fuera aceptada.

Sin embargo, dentro de las oficinas burocráticas todavía se ponen trabas cuando una pareja homosexual se presenta con los requisitos para casarse, pues aunque en la mayoría de los casos son problemas mínimos, unos son más absurdos que otros, así lo relató Gabriela Cortés, quien al decidir contraer matrimonio les preguntaron cómo comprobaban que eran homosexuales. 

Lograr que la ley se cumpla con el acceso a un acta matrimonial, sólo representa la primera parte de los problemas, ya que como la Constitución estatal no es clara "y no se tiene la voluntad política de cambiar una palabra" tampoco podrá haber avances en materia de adopción salud y justicia para estas familias, concluyó, Alma Castillo.