Los maestros pueden dejar marcas en sus estudiantes, cada uno tiene la oportunidad de decidir qué tipo de docente será, pero se puede dejar "una semilla de transformación", consideró María de Lourdes Villegas Meléndez, quien transmitió esa pasión a su hija Judith Chávez Villegas, las dos son maestras de nivel primaria, quienes más allá de transmitir conocimiento, intentan involucrarse con sus estudiantes en un contexto donde los padres de familias dedican gran parte del día a sus actividades laborales. "Cuando iba en la primaria tuve una maestra, la maestra Carmelita en el segundo año, entonces como que ella marcó una pauta en mi vida, entonces decidí ser maestra, el convivir con los niños me agrada mucho, por lo regular los años que llevo de servicio son con niños chiquitos, de primero y segundo año", detalló Villegas Meléndez. La docente de la escuela "Jesús Reyes Heroles" de la colonia Bosques de San Sebastián en la capital poblana, explica que no sólo el contacto con su profesora Carmelita le sirvió, pues sus tíos y otros familiares tienen su misma formación y todo eso influyó en su decisión de trabajar con pequeños. En la actualidad, María de Lourdes Villegas Meléndez tiene 54 años de edad, de los cuales, 34 años los ha pasado en aulas. En los primeros años sólo tenía un turno, pero cuando sus dos hijos comenzaron a valerse por sí mismos optó por trabajar tanto en el turno matutino como en el vespertino, en general salía de la escuela a las 18:30 horas. La docente cuenta que ya inició su proceso de jubilación y narra que ha vivido momentos de mucha satisfacción aunque también ha enfrentado algunos complicados, como lo vivido hace cuatro años, cuando uno de sus estudiantes enfermó de leucemia, de un día para otro dejó de asistir a clases pues fue internado y relata que acudía a visitarlo al hospital; sin embargo, falleció, narra con tristeza la docente. Añade que esta situación la hizo más sensible, pues cada trabajador de la educación debe estar consciente de que cada alumno viene de contextos diferentes, desde no haber desayunado hasta tener problemas familiares, aspectos que al final tienen un impacto en su desempeño académico. "Los niños pasan por diferentes situaciones antes de llegar a la escuela, entonces tenemos que entenderlos, que si tienen sueño, que si está triste, si tiene ganas de llorar, a ver hijo qué te pasa, por qué estás triste, por qué no estás trabajando, tenemos que conocer a cada uno de nuestros niños, tanto en su actitud y su forma de trabajar, para saber que le está ocurriendo en ese momento al niño", menciona. En su caso, dijo que de los 34 años de servicio, en 30 estuvo con los grados iniciales de primaria pues su objetivo fue enseñarles a través del juego. En tanto a las condiciones laborales de los maestros, Villegas Meléndez opinó que se han modificado para bien, pues antes se salía de la normal y así se quedaban, pero ahora con las reformas se impulsa la capacitación constante entre el magisterio. Comentó que en la actualidad percibe que los profesores tienen la opción de seguir capacitándose, pues la Secretaría de Educación Pública (SEP) ofrece becas en distintas universidades para poder hacer la maestría, es decir, al final es cuestión de voluntad pues las condiciones existen para poder seguir aprendiendo. Aplaude que los maestros deban ganarse un lugar laboral por medio de un examen cuando antes sólo había compadrazgos para obtener un lugar, incluso un ascenso. Detalló que en su caso para obtener su segunda plaza hizo un examen y después de preparación logró conseguirla, situación que probablemente no podría haber logrado en años anteriores. En tanto al comportamiento del resto de los docentes, manifestó que como en muchos trabajos se pude observar de todo, hay maestros que están muy interesados en el desarrollo de los menores y se sienten satisfechos de impulsarlos, otros no. Influye a su familiaDesde pequeña, Judith Chávez Villegas observó cómo su madre María de Lourdes Villegas Meléndez no dejaba su pasión en el aula, sino que la situación de los menores le importaba tanto que incluso en su hogar hablaba de ellos, sus problemas y buscaba formas para ayudarlos. La influencia también llegó de su padre, quien es supervisor. Recordó que cuando era pequeña y no tenía clases, su progenitora se la llevaba a su escuela y ahí observaba su interacción con los niños, después de estas experiencias comenzó a imitarla como si estuviera en el salón, fue así como inició su amor a los infantes. Desde niña supo que deseaba ser maestra, su indecisión radicaba en el nivel, por una parte analizó los pros y contras, pues si su intención era enfocarse al preescolar tendría niños más moldeables, pero enfrentaría aspectos como el proceso de aprendizaje de ir al baño de los menores; por el contrario, si se dedicara a los alumnos de secundaria también los tendría que tratar en la etapa de la "punzada", por lo cual se fue al punto medio, la primaria. En su momento, sus padres le advirtieron que la situación de los docentes no era la misma respecto a épocas anteriores, pues las evaluaciones son más constantes y aunque consiguiera un lugar la permanencia dependería de los resultados de sus diferentes evaluaciones. A pesar de las adversidades, Chávez Villegas se decidió a estudiar la licenciatura y realizó su examen de ingreso en el cual obtuvo resultados favorables; no obstante, aunque fue elegida tuvo que mudarse a Acatlán para ejercer su profesión. El municipio se encuentra a cuatro horas de la capital, sitio en donde vive su familia. El contexto de los estudiantes es diferente a zonas más urbanas. Mientras en las rurales los padres tienen más autoridad sobre los hijos, en la ciudad son más consentidos, indica. Chávez Villegas indica que sólo estuvo un ciclo escolar en este sitio y observó de cerca el impacto de la migración, la mayoría de los padres optaron por cruzar la frontera para dar mejores oportunidades a sus seres queridos. También vivió una temporada en Cañada Morelos, donde además observó casos como la deserción escolar o decían que su futuro estaba en el campo y sólo terminaban este nivel y trabajarían para ayudar a sus familias. Señala que entre los estudiantes se hacía referencia respecto a que sería mejor dedicarse al huchicol pues sabían de las personas quienes se dedicaban a esta actividad y los beneficios obtenidos. Ahora que está en la escuela "Benito Juárez" en la junta auxiliar Romero Vargas de la capital poblana, se enfrenta a situaciones diferentes, por ejemplo, tiene un alumno que enfrenta problemas porque sus padres se separaron, en su momento no lo mandaron al preescolar y entonces se queda 40 minutos más con él para ponerlo al nivel del resto de sus compañeros, al final esto le da un empuje y además se siente respaldado. Por otra parte, la docente expuso que la preparación debe de ser constante, después de haber estudiado la licenciatura optó por continuar con su preparación y en la actualidad tiene la maestría en Educación Básica por la Universidad de la Américas Puebla (Udlap) gracias a una beca de la SEP, aunque señala que también hizo una aportación económica. "Hace dos años que concluí la maestría, terminé y empecé a estudiar, le decía a mi mamá, sino luego me ando achocheando, luego ya uno le da uno flojera, entonces de una vez me sigo derecho, sino no voy a estudiar", acotó. |