Sábado 02 Junio 2018

Érika Muñoz y Janeth Ramos se hicieron amigas porque ambas llevaban a sus hijos al Centro de Atención Múltiple "Jean Piaget", un espacio en donde atienden a niños con capacidades diferentes. Las dos madres creen que con atención especial y con su fe a Dios, los niños podrán tener en un futuro una vida normal. Por ello, ayer sábado, se hicieron comadres, pues sus hijos realizaron la primera comunión acompañados de 40 niños con diferentes grados de discapacidad, el obispo auxiliar de Puebla, Felipe Pozos Lorenzini, encabezó la eucaristía.

Erik Reyes es hijo de Érika, quien tiene problemas auditivos lo que ha provocado que no hable bien y que su aprendizaje sea más lento, mientras que Marco Antonio Valdez, el hijo de Janeth, tiene un síndrome que causa malformación en los huesos y aumenta el crecimiento en las vísceras.

Las madres de familia relataron que la escuela "Jean Piaget" ha sido de gran ayuda, pues gracias a las clases y a los especialistas, los menores de edad en la actualidad se desenvuelven más y ya tienen relación con otros niños. "Recibir los sacramentos es lo más importante, encaminar a los niños con Dios ya que él, es quien nos da fuerza para seguir adelante y nos ha permitido que ellos sigan aquí con nosotros (…) ésta es la forma de darle las gracias y esperamos que al recibir sus sacramentos nos siga guiando como familia", comentaron.

Durante la misa, las dos mujeres estuvieron acompañadas de sus esposos, quienes tienen que trabajar para pagar los medicamentos y gastos extras que han generado las enfermedades. Ellas han tenido que dejar de laborar para entregarle su vida a sus hijos, en su opinión, este es el reto más grande que les ha puesto Dios, pero al mismo tiempo es un regalo, pues cada una considera que ser madre es lo mejor que les ha pasado.

"Es difícil, no te lo voy a negar, pero gracias a nuestra fe y valentía, no es imposible sacarlos adelante (…) son nuestros hijos, son diferentes y eso los hace especiales merecen tener educación, merecen tener todo lo que tiene un niño promedio y eso implica recibir la palabra de Dios", expresaron.

En la eucaristía, las madres de familia tenían de la mano a sus ahijados, ellos sostenían una Biblia y un rosario que bendijo monseñor Felipe Pozos Lorenzini. En todo acto religioso estuvo presente una intérprete que tradujo el sermón para que los niños con sordera pudieran entender.

Entre los celebrados, estuvieron niños con discapacidad auditiva, autistas y con síndrome de down. El proceso de catequesis fue diferente, las tutoras tuvieron que adaptar los pasajes de la Biblia a través de gestos, canciones y dibujos para que fueran más digeribles.

Monseñor Felipe Pozos mencionó que es la primera vez que se hace una misa de este tipo, la preparación de los niños duró aproximadamente tres meses y gracias a la buena aceptación, prevén otra celebración similar.

"Fue un proyecto pionero en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en la colonia Volcanes, que empezó por unos cuantos niños con su catequesis hasta que se corrió la voz y juntaron a más de 40 (…) las personas nos piden que tengamos esta atención con los niños y las personas interesadas pueden acudir a la parroquia, pero el próximo grupo queremos abrir la convocatoria para septiembre", concluyó monseñor.