“La ofrenda es un agradecimiento de lo que él nos dio en vida”

En Huaquechula, la familia Confesor Bautista recuerda a René, quien hace 24 años emigró a EU pero este 2018 falleció de un infarto

“La ofrenda es un agradecimiento de lo que él nos dio en vida”
Karen ROJAS | Le dedican el primer piso del altar llamado terrenal “La ofrenda es un agradecimiento de lo que él nos dio en vida”

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Memorias del Crimen

"Mi hijo se fue a Estados Unidos hace 24 años, cuando tenía 17; en ese tiempo sólo lo vi dos veces: cuando trajo a su primer hija y en esta ocasión que regresó en un ataúd", relató con los ojos llorosos Miguel Confesor Bautista, quien este año dedicará su ofrenda monumental a "su niño", René Confesor Ánimas, en el municipio de Huaquechula.

René Confesor Ánimas no ha cumplido el año de fallecido, pero en Huaquechula la tradición indica que todos los pobladores que fallecen un año antes de Día de Muertos deben de tener su "ofrenda nueva".

Vivía en New Jersey, y era obrero en una construcción. Falleció de un infarto. En esta ocasión sus familiares hicieron una ofrenda para tres personas, pues además de la pérdida de René, "se adelantó" la abuelita de la familia, Senobia Bautista Molina y el tío Víctor Tapia Confesor.

Pese a que René vivió más de 20 años en Estados Unidos, nunca pudo conseguir la ciudadanía y se arriesgó a visitar el estado de Puebla cuando nació su primera hija, Arely, quien ya es ciudadana estadounidense.

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Tuvieron que pasar 17 años para que Rene tocará suelo mexicano una vez más, y aunque no regresó en vida, sus familiares están seguros de que está feliz porque fue enterrado en su pueblo, donde "jugaba de chamaco" y donde "forjó su carácter".

La ofrenda fue colocada también por sus otras dos hijas, Cindy y Brittany, quienes visitan por primera vez México y se enfrentan a dos retos: la pérdida de su padre y la brecha cultural principalmente por el idioma, puesto que no hablan muy bien el español.

"Mi papá era muy buena gente, siempre ayudaba a las otras personas que trabajaban con él. A nosotras nos ayudó en la escuela, mi papá... He was a hard worker. He wanted to see us be successful and that's why we decided to come in his first ofrenda", comentó Arely.

Las niñas han pedido permiso a su abuelo para que las cruces de la ofrenda de su padre lleven frases en inglés. Él accedió porque considera que una parte del corazón de su hijo ya estaba en USA.

Fotos: Karen ROJAS 

"Dejó huérfanas a sus hijitas que ahora vinieron a conocer el pueblo. Para mí esta ofrenda es un agradecimiento de lo que él nos dio en vida. Todavía recuerdo que hablé con él un día sábado a las 11 de la mañana y lo escuché contento. Al otro día amaneció muerto, y qué se le puede hacer. Así es la vida. Era muy alegre, contento, a cada rato nos hablaba, desde que se fue nos mandaba dinero, él y sus hermanos nos han apoyado bastante", compartió.

El primer piso de la ofrenda para René fue el terrenal, en donde colocaron sus gustos, además de los platillos típicos como mole, tamales, pipián y tortillas había cervezas, frituras, pan y dulces de origen estadounidense.

Para los familiares de los difuntos de Huaquechula este nivel es muy importante ya que representa lo que se disfrutó en vida, es por ello que se instalan guisos, pan, frutas y bebidas.

En el segundo piso se colocaron alfeñiques, que es un tipo de dulce barroco. Al ser hombre se colocaron borregos, a las mujeres se les pone una canasta y a los niños un pato o un cisne. Los alfeñiques son tradicionales de Huaquechula, incluso una de las tías de René los prepara.

En este nivel también se ponen los panes llamados rosquetes, hay dos tipos: el blanco tiende a recrear el rostro pálido del difunto y el colorado, que simula el rojo de la sangre.

También se colocaron las hojaldras clásicas que representan el cráneo del difunto, el ajonjolí son las larvas del cuerpo en descomposición, y las hojaldras bañadas de azúcar son un recordatorio, para los vivos, de que "polvo eres y en polvo te convertirás".

También se pusieron vasos con agua para sasiar la sed de "los muertitos" por el largo viaje que hacen desde el más allá hasta el mundo de los vivos; las ceras y veladoras sirven para iluminar los pasos del difunto, así como un retrato del "que ya se fue" reflejado en un espejo, porque los fieles difuntos no son visibles a los ojos de los vivos.

A esta ofrenda se le añadió un barandal de papel picado que muestra el camino a seguir, "el camino del ánima que guiará a la divinidad". En el tercer piso se colocó el santo al que la familia le tiene devoción.

René tiene otros dos hermanos que siguen en New Jersey, y aunque no pudieron viajar a Puebla, enviaron dinero a su familia para que pudiera poner la ofrenda y hacer comida para todos los visitantes.

Desde el 31 de Octubre en la noche, todas las mujeres de la familia se reúnen para hacer mole, tortillas a mano y agua de sabor. La tradición dice que el 1 de noviembre todas las familias que pongan su "ofrenda nueva" deben darle de comer a todas las personas que lleguen a visitar, pues es un agradecimiento por recordar a "su fiel difunto".

A las 14:00 horas del 1 de noviembre, al toque de las campanas las familias del pueblo abren las puertas de su hogar para que puedan entrar las ánimas de sus fieles difuntos; al mismo tiempo se abren las puertas para los vecinos, y turistas en general.

Este año se colocaron 35 altares monumentales en Huaquechula. Entre la lista de ofrendas se encontraban adultos que fallecieron de forma natural, y niños enfermos; el 2 de noviembre "Día de muertos" los habitantes acuden a los panteones para llenar las tumbas con cempasúchil, romero y laurel, tres plantas cuyo olor puede ser percibido por el olfato humano y el espiritual. Es un "lazo invisible" entre los vivos y los muertos.

Hasta 40 mil pesos en el altar

En entrevista con El Popular, Diario Imparcial de Puebla, Carlos Ismael Ponce Vargas, director de cultura y turismo de Huaquechula, explicó que desde el 1 de noviembre los pobladores reciben a las ánimas; a partir de las 2 de la tarde, sale la comitiva familiar para trazar un camino de flores y agua bendita para guiar a sus muertos al altar.

Las familias se gastan un aproximado de 40 mil pesos, y este año el Ayuntamiento los apoyó con 3 mil pesos por persona fallecida, ya que en algunos domicilios falleció más de una persona, como fue el caso de la familia de René Confesor.

A un año del sismo del 19 de septiembre del 2017 se pueden ver estragos como grietas en las casas e iglesias, el director de turismo aseguró que esto no ha afectado la tradición, la población "sigue de pie y dispuesta a mantener su identidad".

Muerte, homenaje y tradición

En Huaquechula, el municipio "del águila de hermoso plumaje" todavía se sigue un calendario religioso que incluye la fiesta del 3 de mayo, que es el Día de la Santa Cruz, la Semana Santa y el Día de Muertos, este último es la celebración tradicional de mayor atracción turística, los pobladores consideran que es la oportunidad perfecta para hacer una sinergia entre elementos prehispánicos y católicos que heredaron los antepasados.

La tradición no sólo abarca el Día de Muertos: cuando fallece alguien de Huaquechula los miembros de la familia deben pensar en los preparativos para la ofrenda que se colocará en el mes de noviembre.

Algunos empiezan a comprar artículos y los guardan, otros piden préstamos para los objetos del altar, inclusive deben de asignar a alguien para que sea el artesano encargado de la ofrenda, y a su equipo oficial de ayudantes.

El 28 de octubre, día de San Simón, esperan a los difuntos fallecidos por accidentes. El 31 a los niños, además realizan una vendimia extensa con todos los productos de la ofrenda y es posible hacer trueque. A partir del 1 de noviembre reciben a sus fieles difuntos en sus casas con todas las personas que quieran visitarlos.