Perros, gatos, palomas y un pez, son bendecidos

Han aumentado las leyes para proteger a los animales, cada vez son más visibles sus derechos, pero a través de los años, en la Parroquia de San Antonio de Padua, son menos las personas que llevan a bendecir a sus mascotas; incluso el sacerdote del templo, Alejandro Cabrera, considera que esto se debe a que los ciudadanos han olvidado que sus animales son una creación de Dios y que como tratan a un animal es el reflejo de su alma. 

Cada año en el mes de enero se celebra el Día de San Antonio de Padua, varía el día dependiendo el calendario católico, y en el barrio de San Antonio, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad, los poblanos aprovechan para llevar a sus animales domésticos para que reciban la bendición de Dios.

Tanto el sacerdote como las personas que trabajan en la iglesia, señalan que antes solían llegar más de mil personas con sus animales para que fueran bendecidos, esto era con el firme objetivo de cuidar a sus mascotas, que no se enfermaran, no se escaparan o que vivieran por mucho tiempo; pero en los últimos años no se ven más de 500 personas por día.

Tan sólo este 17 de enero, había tres horarios para bendecir animales, a las 8, a las 13 y a las 20 horas, en el segundo horario acudieron alrededor de 50 personas, quienes en su mayoría llevaron perros, pájaros, un gato y hasta se pudo ver un pez.

Durante la misa, se escucharon más los ladridos que los cantos de los fieles, y algunos perros empezaron a pelearse con otras mascotas. Se vio desde perros de raza chihuahua, maltes, hasta canes de raza única; sus dueños los abrazaban para que se calmaran, algunos les hablaban y les pedían poner atención, otros sólo los acariciaban y procuraban que no se pelearan. 

El sacerdote, en su mensaje, dijo que llevar a los animales a bendecir es un claro ejemplo de que los humanos están siendo agradecidos con Dios y pidió a todos ser buenos con los perros, con los gatos y con cualquier ser vivo, ya que todos fueron creados para vivir en armonía en el mismo mundo.

Al preguntarles a los asistentes sobre sus mascotas, pidieron que no se les llamara así, pues detallaron que dejaron de ser mascotas hace tiempo, ahora son parte de su familia, son un miembro más de su núcleo y piden respeto como para cualquier otro familiar.

Por ejemplo, Darío Rosas y su hija Guadalupe Rosas, acudieron por segundo año consecutivo al templo de San Antonio para bendecir a Peluchín, un perro que fue rescatado de la calle hace 10 años, pero llegó cuando Darío más lo necesitaba, pues dejó de caminar y el perro se convirtió en sus piernas y en su guardaespaldas.

Alfonso Herrerías llevó a María Maple, una gatita de color amarillo que está a punto de cumplir 2 años y fue rescatada de personas que iban a tirarla a un barranco de recién nacida.