El Banco de Alimentos ayuda a las personas de bajos recursos desde hace 25 años, en la actualidad entregan mensualmente 42 mil despensas a precios accesibles o de manera gratuita, dependiendo el caso.

Gustavo Ramírez Espejel, coordinador de esta organización, explicó que se encargan de rescatar los alimentos, ya sean de comercio o directamente del campo para después repartirlos entre las familias vulnerables.

Agregó que normalmente recolectan aquellos que ya no son viables para comercializar, quizá debido a su imagen, pero aun así son aptos para consumir, todos éstos son repartidos entre habitantes de la entidad, pero también para personas de Tlaxcala.

Se arman despensas y normalmente lo único que se compra es el arroz y el frijol, el resto son donativos; por estos paquetes los beneficiados deben de pagar en promedio 65 pesos, precisó.

Explicó que el dinero demandado únicamente es para gastos de operación, el resto prácticamente no se cobra, porque ese es el objetivo: ayudar a las familias de bajos recursos para que tengan una mejor calidad de vida.

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Con la entrega de estas 42 mil despensas terminan beneficiando a 136 mil personas de las dos entidades, algunos de la zona urbana y otros de la zona de la Sierra de Puebla, detalló Ramírez Espejel.

El 45 por ciento de los trabajadores en Puebla no tienen los ingresos suficientes para comprar la canasta alimentaria de acuerdo con el Índice de la Tendencia Laboral elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Poco a poco el número de beneficiados ha crecido; para poder considerarlos dentro del programa se les hace un estudio para ver su situación económica, y dependiendo de ello se entregan el beneficio, declaró.

En algunos casos la situación de algunas personas es más complicada respecto a los demás y entonces se decide entregar el beneficio sin cobrar nada de dinero, mencionó el coordinador del banco.

Dijo que este tipo de ayuda se denomina "ruta de la caridad" y es para personas en un situación aún más complicada respecto a los demás; se han encontrado con diferentes casos y gracias a su intervención han cambiado vidas.

Uno de estos casos es el de la señora Mari, una adulta mayor abandonada y enferma; comía únicamente lo que le daban los vecinos, pero gracias al apoyo del Banco de Alimentos recuperó sus energías, narró Ramírez Espejel.