La discriminación no termina con sólo modificar la ley

Una de cada diez personas se mostró en contra de que empleadas del hogar tenga vacaciones

La discriminación no termina con sólo modificar la ley
Agencia Enfoque | La mayoría sufren discriminación, malos tratos y bajos salarios. La discriminación no termina con sólo modificar la ley

En su aprobación del amparo directo 9/2018, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que no existían razones constitucionalmente válidas para que la Ley Federal del Trabajo y la Ley del IMSS excluyesen al trabajo doméstico del régimen obligatorio de seguridad social, toda vez que esto sólo podía interpretarse como una injusta discriminación.

A raíz de este fallo, iniciaron los pasos que hoy en día están cerca de concretar una lucha histórica de las trabajadoras del hogar: la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), las reformas a la Ley del Trabajo y la Ley del IMSS, la propuesta de un salario mínimo de 248.72 pesos y la puesta en marcha del Programa Piloto para Personas Trabajadoras del Hogar, que comenzó a operar desde el 1 de mayo.

Sin embargo, la discriminación no termina modificando la ley: aún subsisten actitudes discriminatorias que no sólo dificultarán su aplicación, sino la aceptación del trabajo de hogar como un trabajo digno, igual a cualquier otra actividad remunerada.

En una encuesta telefónica del CESOP en 2014, una de cada diez personas dijo no estar de acuerdo con que las trabajadoras del hogar tuvieran vacaciones pagadas (7 por ciento) o un contrato por escrito (4 por ciento). Esto se debe, sugiere el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), a que su trabajo no está considerado como una ocupación real por gran parte de la sociedad; incluso sería descrito como el tipo de actividades propias de las mujeres y sobre todo, de mujeres en condición de pobreza y marginación.

Situación que se refleja en la última Encuesta Nacional sobre Discriminación, donde las trabajadoras mencionan que la falta de prestaciones laborales (48%) y las malas condiciones de trabajo (32 por ciento), son los principales problemas a los que se enfrentan día con día.

Basta subirse un día a los autobuses que entran y salen de las zonas residenciales de la ciudad, o en los paraderos en donde se juntan decenas de trabajadoras del hogar, para escuchar algunas de las quejas por malos tratos, pagos insuficientes y horas extras sin remuneración.

"Las amuelan mucho. A veces a la señora no le parece cómo hace las cosas y les pide que lo vuelvan a hacer", dice una de ellas, quien dejó de ir los miércoles a la casa de uno de sus empleadores mientras éste se fue de vacaciones, ya que su tía -con la que vive-, no la hace sentir a gusto.

 

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