Mujeres, más vulnerables en cárceles poblanas: CNDH

De los 14 Ceresos de Puebla, no existen instalaciones especializadas para mujeres, incluso interactúan sin restricciones con hombres

Cumplir una sentencia en cárceles de Puebla podría significar que un preso enfrente hacinamientos en instalaciones, violaciones a derechos humanos y casos de extorsiones, pero una mujer deberá purgar un sistema penitenciario más adverso a sus condiciones.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió la recomendación 68/2019 al gobierno del estado para que garantice una estadía digna en cárceles poblanas para mujeres.

A través del expediente CNDH/3/2019/6899/Q evidenció que en los 14 centros penitenciarios de Puebla no existen instalaciones especializadas en la reclusión de mujeres, pues hombres y mujeres interactúan sin alguna restricción de tránsito en las instalaciones.

Esto se contrapone al artículo 18 de la Ley Nacional de Ejecución Penal, en el que establece que “las mujeres compurgarán sus penas en lugares separados destinados a hombres”.

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Actualmente, en Puebla existe una población carcelaria de 6 mil 477 presos, de los cuales 5 mil 994 son hombres y 483 son mujeres; en el que 252 internas aún continúan en proceso y 252 cuentan con sentencia.

Asimismo, la CNDH destacó que ningún penal cuenta con información estadística sobre la población de adultos mayores, indígenas, grupos LGBTTTI, mujeres embarazadas, o personas con alguna enfermedad crónico-degenerativa.

Al realizar un recorrido por los 14 Ceresos en Puebla, la comisión contabilizó 26 menores de 3 años que conviven con su madre, además de 6 mujeres embarazadas.

“En centros penitenciarios mixtos de Puebla se alberga población masculina y femenina, sin una debida separación física entre hombres y mujeres, y entre procesadas y sentenciadas, con deficientes en las condiciones materiales y de higiene en las instalaciones para alojar a las personas privadas de la libertada, así como a sus hijas e hijos menores de edad en convivencia con ellas,” destacó el estudio.

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Las mujeres recluidas deben sortear la interacción constante con presos, e incluso deben compartir los servicios médicos y alimentarios, pues ningún Cereso cuenta con personal médico especializado como ginecólogos o pediatras.

En algunos casos las mujeres carecen de ingresos mensuales; sin embargo, deben adquirir por sus propios recursos artículos de aseo personal, como toallas femeninas, papel higiénico y desodorantes. Mientras que a los niños no se les proporciona una alimentación acorde a su edad.

La CNDH hizo un llamado al gobierno estatal a contar con instalaciones específicas para internar a mujeres privadas de su libertad, que reúna condiciones de infraestructura, equipo, personal y servicios para garantizar una estancia digna.

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