El único cambio visible en las unidades es la rotulación de la ventana donde se anuncian los precios acordados entre los concesionarios y el gobierno del estado; sin embargo, unos recurrieron a la cera líquida para zapatos o calcas superpuestas para anunciar la nueva tarifa: 8.50 para autobús y minibús, y 8 pesos para unidades tipo Urban.

En un recorrido aleatorio por las rutas 3, 25, 16 y 64B, se pudo confirmar que las unidades aún no justifican el aumento. Basura, pintas en las ventanas y asientos incómodos a los que los usuarios ya están acostumbrados, así como no respetar los carriles del transporte público para adelantarse a otras unidades, arrancar en cuanto los usuarios ponen un pie en las escaleras del autobús o parar en lugares no autorizados para subir pasaje.

El secretario de Transporte, Guillermo Aréchiga, aseguró la semana pasada que los concesionarios tienen 120 días para cumplir con los acuerdos, entre los que se encuentran la renovación y modernización del parque vehicular, la instalación de un sistema de posicionamiento global, cámaras de videovigilancia y botones de pánico monitoreados por Seguridad Pública.