El discurso de odio va más allá de la discriminación: ONG

Organizaciones como No Dejarse es Incluirse señalan que los comentarios negativos abonan a la agresión física

La violencia y los discursos de odio que se generan y reproducen en redes sociales, también pueden manifestarse en los espacios no virtuales, con episodios de violencia física, asegura Onán Vázquez, presidente de “No Dejarse es Incluirse”.

El último tiene apenas unos meses y sucedió a principios de año, en el municipio de Tehuacán, donde Hugo, de 48 años, murió tras ser apuñalado.

“La mayoría de las personas manifiestan los prejuicios que han aprehendido en sus casas, sus trabajos, con sus padres, hermanos o amigos. No conocen lo que es la diversidad sexual y de género, y con sus comentarios sólo abonan al estigma que permite que haya verdaderamente una agresión física,” insistió.

Comentarios negativos

Hace una semana, Ciro Montenegro, hombre trans, acudió a una barbería para que le dieran un servicio; sin embargo, los empleados no quisieron atenderlo, argumentando que eran una barbería exclusiva para hombres, aun cuando Ciro se identifica de esta manera.

El video subido a redes sociales comenzó a recibir rápidamente decenas y decenas de comentarios negativos, la mayoría reproduciendo un discurso de odio que, a decir de Claudia Alonso González, responsable de género del Instituto de Derechos Humanos “Ignacio Ellacuría” de la Ibero, revictimiza a una persona que ya fue objeto de discriminación, según se reconoce en las leyes y códigos vigentes.

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“El discurso de odio va más a allá de la discriminación: son formas de expresión que justifican el odio a cierto grupo. En este caso sería un discurso de odio homofóbico y transfóbico,” refiere sobre el caso de Ciro, el cual se volvió viral en las redes sociales.

La velocidad con la que este tipo de contenidos son compartidos, acota, tiene un impacto en la vida real: “tienen una carga agresiva y excluyente que busca dañar a un colectivo, atentar contra su dignidad y vulnera el ejercicio de sus derechos humanos.”

Estas expresiones de odio se hacen generalmente desde el anonimato —agrega—, donde puede visibilizarse sin consecuencias un discurso implantado en el imaginario, que es la no aceptación de la diversidad sexual y de género.

“No estamos equivocados”

Ciro Montenegro consideró que era el momento, no sólo de denunciar el acto discriminatorio, sino de gritar “¡Aquí estamos!”. No estamos equivocados. No estamos confundidos. (...) Soy un hombre y no tengo por qué dar explicaciones.”


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