Desvío de gasoducto, un triunfo a medias: Consejo Regional

A pesar que consideran un triunfo el desvío del gasoducto, el Consejo Regional de los Pueblos Originarios aseguran que la lucha no termina

Luego del triunfo que supuso para las comunidades afectadas el anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador en San Pablito, Pahuatlán, el Consejo Regional de los Pueblos Originarios en Defensa del Territorio Puebla-Hidalgo sostiene que la lucha no termina con el desvío del gasoducto Tuxpan-Tula.

“Tenemos claro que la defensa del territorio no era nada más el gasoducto, sino la cuestión de las minas, las hidroeléctricas y el fracking que está en puerta, ¡y vamos a defenderlo!”, dijo Diodoro Cruz, integrante del consejo.

En entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla, aseguró que aunque lo consideran un triunfo de los pueblos que desde hace tres años se organizaron en contra del proyecto impulsado por la empresa TransCanadá, aún no se sabe cuál será el nuevo trazado de la obra, y si las comunidades que se encuentren en ese trayecto decidirán también organizarse.

“Lo que se está pidiendo es la cancelación definitiva. Ahorita se logró quitarlo de las comunidades organizadas, pero aventándole el problema a otros pueblos. Vamos a seguir en la batalla jurídica hasta llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de ser posible”, acotó al señalar que mientras no se eche abajo la reforma energética, el riesgo sigue latente.

 Los dos amparos ante los tribunales colegiados del Sexto Circuito, que resolvieron otorgar la suspensión definitiva de la obra en estos tramos, fueron iniciados por las comunidades de Cuautupec, municipio de Tlacuilotec, y en San Pablito, Pahuatlán, en donde tuvo lugar el encuentro del Ejecutivo federal con los pueblos otomí, náhuatl, totonaco y tepehua de la Sierra Norte de Puebla.

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Continuar con el proyecto, explicó el Consejo Regional, implicaba poner en riesgo la factibilidad hídrica de la región, pues los manantiales y los acuíferos de los que se dependen los pueblos se encuentran en la parte alta de las montañas.

Además, la construcción suponía el desplazamiento forzado de las comunidades —algunos tramos pasaban por patios y a escasos metros de casas y escuelas—, la desaparición de flora y fauna endémicas, la llegada de más megaproyectos complementarios y el aumento del índice delictivo.

“Un proyecto de este tipo no viene solo. El narcotráfico, la inseguridad, la trata de personas, la desaparición de mujeres... el huachicoleo de gas, por sí solo, iba a ser una fuente delictiva y de inseguridad muy fuerte en esta región”, comentó.

 

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