Amor romántico, una herramienta para someter: psicóloga
Especialistas señalan los peligros de repetir los roles tradicionales de las relaciones.
Los productos culturales han fomentado que las formas de dominación sean entendidas como amor romántico: “cuando se habla del amor, se piensa en lo sublime”, así lo mencionó la psicóloga Lourdes Carrillo. Mientras lo masculino es asociado con la fortaleza y el poder, lo femenino se asocia con encargarse de otros y de “servir” afectivamente. La especialista advierte que desde la niñez hay un discurso, internalizado por generaciones, que enseña responsabilidades y privilegios a los hombres, para que las mujeres se queden con el sueño de que la entrega total y el servilismo es el máximo logro en la vida. La psicóloga apuntó que la mejor forma de contrarrestar los efectos que los productos culturales provocan en las personas, es cambiar la construcción que se tiene del amor, desde la crianza, la educación y el consenso de las ideas románticas. También lee: Comerciantes esperan repunte de 20% para venta de San Valentín
Nuevas generaciones repiten modelos tradicionales Una de las conductas que más llama la atención de María del Carmen Mora Ávila, psicóloga y orientadora educativa del Programa de Apoyo y Seguimiento al Estudiante (PASE) de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), es la acentuación de los roles tradicionales en las relaciones afectivas de las nuevas generaciones. “Aparentemente, con el uso de la tecnología y las aplicaciones, se busca una forma más sencilla de involucrarse; sin embargo, los roles tradicionales se acentúan cada vez más,” asegura. Se refiere a que actitudes que hoy se consideran violentas desde la perspectiva de género —como solicitar a la pareja la contraseña de sus redes sociales, o cuestionarle sus likes—, se insertan en una dinámica de dominación tradicional, que generalmente se ejerce de hombres hacia mujeres. “No hay un cambio, sino una repetición (de patrones).” Esto no significa que sea una condición insuperable, pues al igual que sucede con los procesos psicológicos de individuación o autonomía en los jóvenes respecto de sus padres, construyéndose a partir de un rechazo a sus características sumisas o dominantes —incluso dependientes a la ingesta de sustancias nocivas como el alcohol—, es posible trabajar e identificar esos modelos que se quedan grabados desde los primeros años de la infancia, tanto para tomar decisiones de forma más libre como para relacionarse con otras personas afectivamente. Esto deriva incluso en la perpetuación de relaciones, donde no existe respeto ni consideración hacia una de las partes, donde desde hace tiempo se terminó el amor y en donde el co-dependiente conserva la esperanza de que la otra persona, en algún momento, cambie de actitud y lo valore plenamente.
|