La tradición de huehues se vive en el corazón de poblanos
Este domingo se realizó la apertura del Sexto Festival de Huehues.
"Ser huehue es algo que se hace de corazón", comenta José Ángel Reyes mientras termina de prepararse para salir a bailar y sentir aquello en sus palabras es indescriptible. José Ángel afirmó que cada máscara valen más de tres mil pesos: "es emocionante que la gente vea los trajes y que conozca las tradiciones con todo el trabajo que hay detrás". Cómo él, cerca de tres mil huehues se dieron cita en el desfile de Paseo Bravo hasta el Zócalo de Puebla, con motivo del Sexto Festival de Huehues que finalizará el 8 de marzo. Desde muy temprano, los huehues de distintas cuadrillas provenientes de Puebla y Tlaxcala arribaron al punto de encuentro, y comenzaron con los preparativos para el desfile que congregó a cientos de asistentes. Las inmediaciones se llenaron de color, máscaras y música. También lee: Huehues de Izúcar, la fiesta recibe la Semana SantaEsta tradición se remonta al siglo XVII y se celebra de diferente manera en cada municipio de Puebla. Hace más de 100 años, las cuadrillas del barrio de El Alto, en donde participa José Ángel, han celebrado el carnaval en sus barrios, y niños desde seis años hasta adultos mayores de 80 participan en esta cuadrilla que fue la primera de ese barrio. El apoyo de las instituciones ha sido importante para llegar a más espacios y difundir la riqueza cultural de Puebla, incluso existe una iniciativa para inscribir al carnaval de El Alto en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de México. "El gobierno siempre nos ha apoyado, la diferencia es que antes sólo se hacía en los barrios, y desde que la celebración sale de nuestras comunidades, la gente puede conocer más de nuestras tradiciones, las cuales no hacemos por lucro", indicó Ángel Reyes. Ser huehue es algo que se aprende y que se hereda, no deja ganancias pero si la satisfacción de pertenecer. Desde que tenía 15 años, José Ángel Reyes encontró en el carnaval una forma de conectase con sus raíces y a partir de esto, su familia cada año participa. Para hacer los trajes, cada uno de los huehues gasta hasta 15 mil pesos, aunque el costo de puede elevar dependiendo de los materiales. Una de las peticiones que hacen al gobierno es que los apoyen para llegar a más lugares y mostrar a la gente que el carnaval no es malo o una fiesta de excesos. En esta ocasión, el ambiente se caracterizó por ser completamente familiar, algo en lo que se ha trabajado mucho. El público estuvo atento a todo el desfile y durante más de una hora pudieron ver la variedad de vestuarios y máscaras que diferencian las cuadrillas unas de otras. "Yo creía que el carnaval sólo eran desmanes, pero este evento todo estuvo bien organizado y el ambiente se sintió muy familiar. Lo más importante de este desfile es que es ayuda a que no se pierdan tradiciones", indicó Olga Rojas. La conservación de las tradiciones es trabajo de todos y si se perdieran estás muestras de arte popular, nuestro país no sería el mosaico cultural por el que es conocido: "un pueblo sin raíces no tiene futuro", finalizó Raúl Bravo, presidente de la Asociación Angelopolitana de huehues.
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