“Es más fácil hallar la muerte que a los nuestros”

Puebla es el quinto lugar nacional en desapariciones.

“Es más fácil hallar la muerte que a los nuestros”
Marcos Nucamendi | Puebla, segundo lugar en desapariciones de mujeres, niñas, niños y adolescentes.  “Es más fácil hallar la muerte que a los nuestros”

Mario Vergara no para un segundo. Es difícil verlo en el punto de encuentro escogido por los organizadores de la brigada en Papantla y cuando así sucede, es para probar bocado o saliendo de reuniones de planeación para la búsqueda en campo al día siguiente.

Con un plato de comida en la mano, habla con gran soltura sobre sus miedos, que van desde el más reciente encuentro con un grupo armado en Sinaloa hasta la angustia que le provoca el que su pareja lo deje por ausentarse tantos días.

“La gente nos decía ‘vámonos, vámonos’, pero nosotros ignorábamos por qué,” recuerda Miguel Ángel, quien también acompañaba al colectivo de familiares en la exhumación de dos cuerpos cuando fueron interceptados por alrededor de 35 elementos del Cártel de Sinaloa, y que fácilmente superaban a los dos policías estatales y tres ministeriales que los custodiaban. “Nos apuntaron y nos dijeron ‘sálganse a la chingada’.”

“Nuestras herramientas como buscadores son un palo, un pico, una pala, a veces un machete. No hay manera de que le hagamos frente a la delincuencia,” reconoce Mario, quien ha tenido por lo menos cinco encuentros como el de Sinaloa.

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Estos no son los únicos problemas a los que se enfrentan los buscadores; otros, menos mediáticos, tienen que ver con su día a día, con el desgaste físico y emocional que les provoca la ausencia de un familiar, la falta de continuidad laboral asociada a dedicar su vida a la búsqueda en campo, y el distanciamiento intencional con el resto de su familia para evitar ponerlos en riesgo.

“Tal vez le tenga miedo a la delincuencia, pero hoy le tengo mucho miedo a perder a mi esposa y a mi nena. Hemos perdido todo, menos la vergüenza y el hambre, porque luego uno no tiene dinero ni para comer, y no porque seamos flojos sino porque tenemos la esperanza de, tal vez, encontrar a nuestro familiar.”

A Mario y a otros buscadores en todo el país, el tiempo y las enfermedades les van pasando factura; algunos, de edad avanzada, incluso se preguntan qué pasará cuándo no estén, si la búsqueda se terminará con ellos o si habrá alguien más que la continúe en su nombre. “Si no encuentro a mis hermanos, me queda el orgullo de que los estuve buscando, porque la autoridad no lo está haciendo,” confiesa Miguel.

“Se han hecho una mala idea de nosotros”

Aunque la cuenta de las búsquedas en campo que han encabezado o acompañado se les escapa de la memoria, Mario y Miguel son claros cuando refieren que los colectivos y las personas en general construyen una falsa idea sobre sus capacidades de rastreo.

En primera instancia, asegura Miguel, basta con recordar que pese a sus años experiencia, aún no encuentra a sus hermanos desparecidos.

Mario, por su parte, insiste en que sólo la información recogida por los colectivos es lo que podrá derivar en que los miles de desaparecidos de este país, cuyo destino final fue una fosa clandestina, puedan finalmente ser encontrados.

“Vete con la gente que camina el campo, porque a lo mejor allá los dejaron; vete a buscar a los amigos de la gente que hacía daño en esta región; vete a las cantinas, donde los borrachos dicen lo que en juicio no se atreven.”


En sus avanzadas para conseguir información de posibles fosas clandestinas, los buscadores confrontan a los pobladores, les hablan de muertos y estos enmudecen; al saber que no buscan culpables la gente habla, pero en otras ocasiones a la gente “se les olvida y dicen ‘yo no he visto nada’, cuando en sus tierras tienen muertos.”

En su primera semana de búsqueda lograron confirmar dos positivos en comunidades de la zona norte de Veracruz, en la frontera con Puebla. En estos puntos hallaron restos humanos, entre pedazos de cráneo, costillas, dientes y un cúbito, mismos que ya fueron entregados a la Fiscalía General de la República. En esta segunda semana retomarán las búsquedas en campo, específicamente en las llamadas cocinas, a las que ya han estado yendo los grupos de avanzada antes de llevar a las familias.