Puebla, sin protocolos de seguridad en escuelas

Hugo Alejo Domínguez comentó que hay zonas donde los niños tienen que caminar solos por más de una hora para regresar a casa

Sofía Ruiz

Se necesitan estrategias que garanticen la seguridad de los niños en las escuelas. Hasta el momento no existen protocolos oficiales que obliguen a las instituciones educativas a cuidar la salida de los estudiantes. Así lo señaló el presidente de la Comisión de Educación, Hugo Alejo Domínguez.

Pidió que se establezcan medidas que garanticen que hechos como los de Fátima no vuelvan a ocurrir, ya que los mecanismos echados a andar por las instituciones han demostrado no ser suficientes.

Comentó que los protocolos existentes en la salida y recepción de los niños provienen de las mismas instrucciones; comentó que tanto en escuelas públicas como privadas las medidas son diferentes, al igual que en los centros de educación inicial, como guarderías y preescolares, por lo que al legislar en la materia se deben contemplar todas las aristas.

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Declaró que se tiene que hacer un protocolo de manera general, que funcione de manera específica; que sea hecho conforme a la condición de trabajo de los padres.
Nada de lo que se haga estará de más para prevenir. La responsabilidad de la seguridad en los planteles educativos recae, en primer lugar, en el personal de la institución, los padres de familia como núcleo y las autoridades como la SEP y la SSP.

Formularán regidores protocolos adicionales
Para evitar que en Puebla se registren casos como el de Fátima, en la capital poblana la Secretaría de Educación Pública y el Sistema DIF Municipal trabajarán de la mano para cerrar cualquier peligro a los niños.
La presidenta de la Comisión de Educación, Libertad Aguirre, planteará que personal del DIF Municipal o de la Secretaría de Seguridad Ciudadana puedan reforzar los protocolos de actuación, así como mayor actuación de alarmas vecinales.

Habrá un tipo de acompañamiento de los niños, a solicitud de los directores de escuelas que identifiquen, por alguna razón, que los padres, tutores o un familiar cercano, se encuentren retrasados al momento de recoger a los menores de edad.