Una vida tras el telón
A pesar del Parkinson, Manuel Gerardo Manzano Martínez, sindicalizado del Ayuntamiento de Puebla, continúa enamorado de su trabajo
Desde hace 24 años, Manuel Gerardo Manzano Martínez sube y baja el telón del Teatro de la Ciudad en Puebla, con una destreza que le distingue como uno de los mejores tramoyistas del país. En el mundo del teatro algunos telones son automáticos, pero en el Teatro de la Ciudad se conserva la cercanía con los imponentes lienzos que avisan que una función está por comenzar o que el espectáculo ya terminó.
Ni la tecnología es tan precisa como la sabiduría de Gerardo para intervenir el teatro en los tiempos perfectos, ni el Parkinson es aún tan poderoso como para restarle ánimo a su desarrollo como el único tramoyero manual del estado de Puebla.
Nacido un 10 de abril de 1956, Gerardo Manzano parece invencible frente a los nervios que le acometen en cada función para montar las escenografías, colocar decorados y presídiums, subir y bajar el telón principal y los telones que complementan la escenografía dependiendo de la obra que sea. “Les puedo decir que me apasiona mucho ser tramoyista. Hay veces que se suben dos o tres telones, o solo uno. El tramoyista es el responsable de mover todo para que a la hora de que abrimos el telón la obra o el evento que se va a hacer salga bien. Aunque con una enfermedad como lo es el Parkinson es muy difícil estar al cien por ciento”, cuenta.
Hace dos años el Parkinson le cambió la vida, y a pesar de que los reflejos ya nos son los mismos, el gusto por su trabajo, la destreza de dos décadas de trabajar en ello y la pasión de vivir esos momentos de tensión, son la mejor hazaña detrás de cada función. “Siempre trato de poner mi mayor esfuerzo para que mi trabajo salga bien, porque me gusta lo que hago (…) La mayor parte de las veces tengo que subir a la parrilla a verificar que los frenos de los contrapesados y los amarres de la vestimenta estén bien; estamos hablando de que tengo que subir a una altura de 20 metros aproximadamente”. Para el tramoyero de la ciudad no hay mayor desafío que hacer bien su trabajo, porque hacer algo que antes era común como pasar por los puentes protegido con un arnés de seguridad ya no es tan sencillo. “La verdad es que antes de esta enfermedad yo era más ágil tanto física como mentalmente, todo lo hacía más rápido. Ahora hay ocasiones que les digo a mis compañeros que no lo puedo hacer, eso es algo que me cuesta mucho pero estoy acostumbrándome a esta nueva etapa de mi vida,” dice.
Gerardo Manzano es padre de tres hijos: Eduardo Alejandro y Manuel Gerardo, y de su matrimonio con Laura Ortega tiene una hija de 12 años llamada Minerva. También es abuelo de cuatro nietos, dos niñas y dos niños, quienes admiran el trabajo y dedicación que Gerardo ha puesto en cada escena del Teatro de la Ciudad. “En mis tiempos libres me gusta tocar la guitarra y escribir canciones. En mis días de descaso me gusta convivir con mi familia. Tener cerca a mis hijos y a mis nietos es algo que me llena mucho.” Durante este tiempo dedicado al Teatro de la Ciudad, Gerardo consiguió sindicalizarse hace 16 años, aunque su labor como trabajador la desarrolla en el Teatro de la Ciudad desde hace 24 años como tramoyista.
“Mi labor pudiera parecer sencilla pero yo creo que no es así, ya que si el tramoyista no está atento a lo que hace y baja a destiempo un telón, la obra o el espectáculo sale mal. Además les puedo decir que este trabajo me ha permitido conocer a muchas personas, a muchos artistas de renombre y locales.” Lleno de experiencias y de una vida de claroscuros, Gerardo Manzano recuerda una anécdota que jamás olvida: “fue con el actor Fernando Ciangherotti. Estábamos en plena obra y eché una explosión antes de tiempo y se voltea Fernando y dice ‘caray, ya explotó la cocina y aún no llegamos’. Terminado la obra me dice: ‘vas a ver, Manzano, me espantaste’. Son cosas que no olvidas nunca. Y así como ésas, muchas otras”. Durante el tiempo que lleva trabajando en el Teatro de la Ciudad, Manzano Martínez ha visto pasar tantas administraciones como remodelaciones a este recinto que guarda las mejores sensaciones de un público afecto a buenos espectáculos y eventos; sin embargo, pertenecer al Sindicato del Ayuntamiento “Benito Juárez García” complementa su vida laboral porque siente que sus horas de empeño y dedicación no sólo son valoradas, sino reconocidas. “Me siento más arropado por mi sindicato y siento que tener un líder como Gonzalo Juárez Méndez nos da chance de ser algo o alguien, no uno más entre el montón, sino que nos da valor como personas, como trabajadores, y siento que se preocupan por nosotros porque nos dan identidad dotándonos de lo necesario para ejecutar el trabajo lo mejor posible con uniformes, materiales y talleres que nos nutren y nos motivan”.
Fotos de KAREN ROJAS
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