Jueves 27 Febrero 2020

Investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) extendieron el tiempo de vida de jugos y bebidas de origen vegetal usando un sistema de luz ultravioleta de onda corta.

Los científicos ocupan tecnologías no térmicas, con poca o nula utilización de calor, a partir de temperaturas por debajo de 45°C

El responsable del proyecto Carlos Enrique Ochoa Velasco, académico de la FCQ relató que trabajan con luz ultravioleta de onda corta, también conocida como luz UV-C, este tipo de luz se encuentra entre los 200 y 280 nanómetros y tiene un efecto germicida potencial a los 254 nanómetros, a esta longitud de onda los fotones de luz que emiten las lámparas pueden atravesar la pared celular de un microorganismo afectando su material genético.

Esta tecnología fue aplicada en jugos y algunas bebidas clarificadas para disminuir la población microbiológica, luego la combinaron con algunos antimicrobianos naturales como cinamaldehído, vainillina, eugenol y carvacrol, los cuales funcionan como agentes bacteriostáticos, lo que evitó el crecimiento microbiano durante la vida en anaquel de los jugos.

A la fecha han realizado esto con agua de coco a la que le agregaron cinamaldehído y vainillina para alargar su vida en anaquel hasta por 30 días en refrigeración. También con jugo de toronja, al cual le agregaron cinamaldehído y lograron alargar su vida de anaquel en refrigeración hasta por 15 días, debido a que es un jugo que contiene más sólidos en su composición, por lo que es más complicado que le llegue la luz. 

También lee: Coronavirus afectaría a 70 por ciento de la población mexicana

Las facultades de Ciencias Químicas e Ingeniería Química de la BUAP diseñaron y armaron el equipo de luz ultravioleta con el que trabaja el equipo del académico. En este el jugo pasa por un tanque de recepción, es succionado por una bomba y pasa por las lámparas que están colocadas en forma vertical, conforme se van llenando el jugo se procesa al mismo tiempo y recircula en caso de ser necesario. El proceso transcurre entre cinco y diez minutos.

Para aumentar la velocidad de circulación los académicos construyeron un reactor de cristal para evitar que las bebidas adquieran un sabor metálico durante el proceso con luz UV-C.

A lo largo del proceso se llevan a cabo varios controles microbiológicos para asegurar que no exista alguna contaminación de los jugos, desde que se extraen hasta que se pasan por las lámparas.