Nada que celebrar este día: madres de desaparecidos

Lamentan la indiferencia y el desinterés de las fiscalías y los gobiernos, quienes han dejado de buscar a sus familiares.

“Otro 10 de mayo sin escuchar tu voz, sin sentir tus brazos y besos. Mi corazón está partido en mil pedazos por tu ausencia, pero la lucha sigue. El mejor regalo sería verte otra vez y no soltarte jamás, mi princesita,” escribe Vicky Rosales, madre de Nadia Guadalupe, desaparecida el 27 de octubre de 2017 en la ciudad de Puebla. Tenía 17 años y se dirigía a la escuela.

En 2016 desapareció Karina Jazmín en Tehuacán; tenía 21 años y se comunicó con su madre por última vez el 21 de agosto de ese año, asegurándole que la pasarían a dejar a su casa. Paloma recuerda que Karina era la primera en felicitarla cada 10 de Mayo: “Mi niña, cómo te extraño y más hoy, que eras la primera en felicitarme (...) Mi hija, mi amiga, mi compañera: ¡Cómo me haces falta!”

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Como Vicky y Paloma, Mary Ayuzo Sánchez se sumó a la movilización digital de miles de madres que buscan a sus hijos y exigen a las autoridades los encuentren y se sancione a los responsables.

Aún en el confinamiento, la búsqueda continúa: “Te extraño, mi cielo. Para mí no hay festejo desde que te arrancaron de mis manos,” escribe Mary Ayuzo, mamá de Brandon, desaparecido el 12 de junio de 2017 en Puebla. 

María Luisa Núñez Barojas, fundadora del Colectivo La Voz de los Desaparecidos en Puebla, explica que este tipo de celebraciones se han vuelto irrelevantes desde la desaparición de su hijo.

“El peor virus que mata literalmente el alma y el espíritu de la gente es la desaparición de personas, es la peor pandemia.”

Asegura que este virus se alimenta de la apatía, de la indiferencia y el desinterés de las fiscalías y los gobiernos por hallar a sus hijos. 



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