Rosalía Chávez remató sus vaporeras, sus triciclos y los insumos que utilizaba para preparar tamales que vendía en tres puntos del Centro Histórico; sin embargo, la necesidad, el hambre y la manutención de sus tres hijos, la hizo tomar esa decisión.

Hace dos meses, Rosalía Chávez fue entrevistada y tenía la esperanza de sobrevivir a la contingencia sanitaria, pero asegura que lo ha perdido todo.

Rosalía se ganaba la vida honradamente. Es madre soltera con tres hijos de 7, 9 y 13 años. Durante varios años, su sustento fue vender tamales en la 6 Poniente y 2 Norte, en la 10 Poniente y 2 Norte y en la 4 Poniente y 4 Norte, pero ahora, todos se fueron a la quiebra.

Sentada a las afueras de un establecimiento cerrado del Centro Histórico esperando a que alguien le de trabajo, relató a El Popular, diario imparcial de Puebla: “Me fui a la quiebra. Tenía tres puntos de venta y no me queda nada, la verdad si me ha ido muy mal. A veces sólo tenemos para frijoles y tortillas, a veces ni eso. Vendí mis triciclos, botes, vaporeras y todo lo que tenía, la verdad me quedé sin nada, todo lo rematé.”

“Tratamos de no gastar lo poco que tenemos. Mi mamá está apoyando con su pensión pero no alcanza para nada fuera del pago de la renta. Imagínese que si no paganos hasta sin un techo nos quedamos.”

SIN RESISTIR

Rosalía indicó que ya no pudo aguantar la crisis pues la inversión diaria y sus productos se echaban a perder por la falta de ventas al cerrar negocios, ya que sus principales clientes eran trabajadores del Centro Histórico.