Locomotoras marcaron la vida de los poblanos hace 151 años

Un 16 de septiembre pero en 1869, el presidente Benito Juárez, inauguró la Estación del Ferrocarril Mexicano en Puebla.

Locomotoras marcaron la vida de los poblanos hace 151 años
Locomotoras marcaron la vida de los poblanos hace 151 años

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Hace 151 años, el silbato de las locomotoras y el sonido en los rieles marcaron el ritmo de los poblanos, pues el 16 de septiembre 1869, el presidente Benito Juárez, inauguró la Estación del Ferrocarril Mexicano en Puebla, hoy Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos.

Se trató de 47 kilómetros de vía del ramal Apizaco a Puebla. Su apertura cambió la forma de vida de los habitantes, pues la estación modificó aquella ciudad colonial que dio paso a la principal innovación tecnológica de aquellos años, la cual trajo un impacto económico, político y social.

Los hombres de overol azul marino, con paliacate rojo en el cuello y un sombrero se veían a menudo transitar por la ciudad, ya sea que fueran o vinieran a la zona norte donde en un abrir y cerrar de ojos proliferaron vecindades, fondas, cantinas y comercios.

En la 6 Poniente, entre la 7 y 9 Norte se ubicaba la cantina llamada La Rielera, un punto de encuentro entre los trabajadores de la estación ferroviaria.


Otro establecimiento que se hizo famoso por sus curados fue la cantina Don Memo, la cual se localizaba en la 9 y 7 Norte.

Llamaba la atención Los Gigantes de Acero o 2020, pues tenía pinta de una locomotora de vapor y se ubicaba en pleno barrio de San Miguelito.

Algunos recordarán el negocio de Doña Peluda en la 13 Norte, entre 6 y 8 Poniente, el cual era atendido por doña Piedad y se hizo muy conocido pues tenía un verso: “Para todo mal mezcal, para todo bien, también; para toda cruda, mezcal de la Peluda, que lo toma y no deja cruda”.

Muchas veces, los pasajeros del tren debían quedarse en la ciudad, por lo cual en la calle 4 Poniente se ubicaron los hoteles Lux y Venecia; aunque algunos preferían quedarse en la Casa de los Armas, donde la persona que administraba el lugar era un mayordomo de calderos oriundo de Apizaco, Tlaxcala.

Por una década, esta estación fue la única que prestó servicio de pasajeros y de carga en Puebla, por lo que se convirtió en punto de llegada, encuentro y despedida; sin embargo, Puebla llegó a tener cuatro estaciones ferroviarias, la que hoy es sede del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos; la del Ferrocarril Mexicano del Sur (1982) que iba de Puebla a Oaxaca; la del Ferrocarril Interoceánico (1897); y la del Ferrocarril Industrial (1891).