’Solo los que vivimos en la orilla del río entendemos’ habitantes sobre la contaminación del Atoyac

La contaminación del río representa un riesgo para la salud, los vecinos ya no tienen expectativas de que alguna administración pueda resolver el problema.

Antonio Cadena vive en la calle Guadalupe Hidalgo, en la colonia Mayorazgo, desde hace 20 años. Su hogar se ubica a escasos 5 metros del Río Atoyac, y desde que tiene memoria ha tenido que acostumbrarse al olor fétido que emana el cauce –provocado por la contaminación–, al color turbio del agua, y a la falta de voluntad para limpiar el río que, incluso, fue un pretexto para desviar presuntamente mil millones de pesos en administraciones pasadas, según declaró el gobernador Miguel Barbosa.

De acuerdo al vecino, la gravedad de la contaminación del Atoyac y el riesgo que representa solo es entendido por aquellos que viven a la orilla, porque tienen que lidiar con eso todos los días, y afirmó que no espera que algún gobierno resuelva el problema porque el saneamiento del río ha sido una promesa de campaña de muchos candidatos que al llegar al poder se olvidan de la consigna.

"La gente no ha hecho conciencia de lo que el río necesita, solo los que vivimos en la orilla entendemos la situación, los demás no (...) Gobierno tras gobierno se hacen promesas para limpiar el Atoyac pero ya no esperamos nada, va a ser muy difícil que se pueda salvar el río", explicó.

Antonio mencionó que la situación sería peor si no se hubiera colocado la ciclopista del Parque Metropolitano, ya que gracias a eso se colocó una planta tratadora de aguas que ha tenido un impacto mínimo, pero positivo. Además de la contaminación de las industrias, la descarga de aguas negras de las viviendas también contribuye a que el río siga igual de sucio.

Por otro lado, José Ramírez vive desde hace 30 años en la calle Agustín Melgar, en la misma colonia, y su casa está a 10 metros del Río Atoyac. Desde ese entonces, él junto con toda su familia y vecinos se ha acostumbrado al riesgo que implica vivir tan cerca del cauce, así como al olor que aun sellando las puertas sigue invadiendo sus hogares.

En esta temporada de lluvias, José menciona que no ha notado un incremento en el depósito de muebles, basura o escombro en el río, aunque la práctica no ha dejado de existir, sobre todo en la noche porque bajo la protección de la oscuridad las personas tiran objetos; él tiene la esperanza de que algún día el río vuelva a estar limpio, y que ahí puedan jugar todos los niños de la colonia.

"Aquí juegan muchos niños, qué más quisiéramos que estuviera más limpio, pero los proyectos para limpiarlo se han perdido con el tiempo (...) Afortunadamente el río no se ha desbordado, aunque el peligro es latente y nos hemos acostumbrado a vivir así. Aún faltan aguaceros y habrá que esperar que no ocurra ningún deslave", abundó.

Ambos entrevistados refirieron que la organización vecinal ha contribuido a disminuir el riesgo, pues los colonos se han puesto de acuerdo para limpiar algunas áreas y por la vigilancia ha disminuido el depósito de desechos en la ribera del Atoyac, aunque en ocasiones escuchan el sonido de muebles cayendo al río y de autos arrancando.

La firma del convenio Marco Para el Saneamiento del Río Atoyac firmado por la Semarnat, a través de la Conagua, con los gobiernos de Puebla, Tlaxcala, y los municipios por los que pasa el cauce, es un paso para resolver la problemática, aunque el excluir a las empresas del convenio es un factor que causa dudas entre la comunidad ambiental, pues son la principal fuente de contaminación.

"Aunque el mayor problema de contaminación es provocado por las aguas de las viviendas, necesitamos el paso decisivo del sector industrial. En el sector textil y químico valdría la pena acercarse para la educación y crear una mejor conciencia en lo que son las descargas de aguas industriales", dijo en una conferencia de prensa el investigador de la UPAEP Raciel Flores Quijano.

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