La venta de hojaldra se mantienen a pesar de la pandemia en Puebla
Cada año disminuye la venta de este pan en las ciudades, sobre todo en este 2020 por la pandemia.
El Día de Muertos tiene una concepción distinta en las ciudades y en los pueblos porque para la gente del interior del estado los difuntos son muy importantes,” respondió el arqueólogo Eduardo Merlo Juárez al ser cuestionado sobre las afectaciones que la pandemia de Covid-19 podría provocar a esta celebración, y en especial a la producción de uno de los alimentos indispensables en las ofrendas: las hojaldras. El académico mencionó que las comunidades alejadas de los centros urbanos, e incluso las que están a pocos kilómetros de las ciudades, tienen muy arraigado el vínculo con sus difuntos. Eduardo Merlo explicó que según la costumbre, el pan que se coloca a los difuntos desde la época colonial, ya que no hay registro de que se haya usado en el tiempo prehispánico, debía ser diferente al resto del que comía la familia.
“El pan de muerto tiene que ser especial, no puede ser el de todos los días porque es un agasajo para el muerto y él debe de saberlo (...) En los pueblos, el trigo era considerado un producto de lujo y solamente se usaba en ocasiones importantes, por eso la relevancia de este elemento,” explicó. Algunos ejemplos de otros tipos de pan de muerto son el rosquete o los tlacotonales. Incluso hay poblaciones en donde sólo se ponen bolas de pan, aunque su uso es más común en los municipios del interior del estado.
El Día de Muertos puede celebrarse de dos maneras: la original que aún conservan los pueblos originarios, y la “festividad” que han adoptado en general todas las personas que colocan ofrendas con un carácter meramente simbólico que evoluciona. Los pueblos viven un arraigo de las tradiciones Anayeli Gallegos Rodríguez, quien se dedica desde hace 10 años a la producción de hojaldras en la comunidad de Santa Bárbara Almoloya, confirmó lo señalado por el arqueólogo. Aunque el lugar en el que vive está a escasos 25 minutos del Centro de San Pedro Cholula, ella considera que su población ha mantenido sus tradiciones.
“El significado de hacer hojaldras en un pueblo es la unión familiar. Todos se juntan para hacer un pan de muerto que se le va a poner a los difuntos, a nuestros difuntos, que nos vienen a visitar. Las tradiciones van cambiando porque el tiempo transcurre más rápido, por ende no puede ser lo mismo de hace 20 años a la actualidad,” abundó. Lamentó la pérdida de la receta tradicional de las hojaldras, pues en algunos casos el huevo y otros ingredientes se han sustituido por productos químicos; además, el uso de agua de azar es algo que omiten los panaderos. Confesó que a pesar de que los productos artificiales le facilitarían el trabajo ella prefiere mantener la calidad, el cariño y la tradición. Disminución de ventas en la ciudad Leticia Suárez, productora de hojaldras al sur de la ciudad, refirió que sus ventas han sufrido una disminución del 45 por ciento, aproximadamente. En su caso, ha tenido que mantener el costo de las hojaldras, ya que a pocos metros de su negocio hay otra panadería y subir el precio sería como “ponerse la soga al cuello”, por lo que las oferta en 15 pesos.
Los productores de hojaldras gourmet también señalaron que las ventas continúan bajas, aunque en su caso el precio al que comercializan su producto les permite tener mejores ganancias.
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