Ineficiente readaptación de menores en Puebla

**En el CIEPA impera la anarquía; acusan que no hay garantías de seguridad, ya que al interior hay adolecentes pertenecientes a grupos del crimen organizado.  Jorge Fonseca Reclusos del Centro de Internamiento Especializado Para Adolescentes (CIEPA) necesitan sanciones más severas para meterlos en orden, señalaron custodios de ese reclusorio. Ello luego de diversos actos violentos que han generado los jóvenes – la mayoría de ellos ya no son menores de edad –, pero en especial por lo ocurrido este sábado, cuando un grupo de cuatro internos golpearon a uno de los encargados de la guardia, causándole lesiones que hicieron necesaria una incapacidad por siete días, además que quemaron parte de la biblioteca ubicada en el Área Nueva o Estancia de Ingresos. Enfatizaron que el inmueble del CIEPA, ya no cumple con las medidas necesarias para tener en el lugar a peligrosos delincuentes, algunos de ellos pertenecientes a grupos criminales como Los Zetas o Beltrán Leyva. Señalaron que es difícil mantenerlos a raya cuando lo único que separa a los reclusos de la calle son unas bardas con malla. Por primera vez, al sentirse amenazados en su integridad personal, y a nombre de sus compañeros del CIEPA de otras áreas, señalaron las irregularidades que existen en el lugar, donde desde hace mucho el respeto se ha perdido de los internos hacia los custodios y hacia los directivos. Los “chamacos, ya no son menores. Han retado a golpes al Subdirector, Didier Rodríguez Guzmán; incluso han mentado la madre a la Directora, Moni Ruiz Sierra, a quien los internos han bautizado como ‘Sor Mony’, ella hace como que no escucha y se pasa derecho. Si no hay respeto para ellos, menos para nosotros”. El agredido Ricardo Peñaloza, quien laboró en el Penal de Tepexi de Rodríguez como custodio, el cual está considerado de alta seguridad, donde se encuentran recluidos los delincuentes más peligrosos, jamás pensó que tendría más problemas en el CIEPA. Este uniformado fue agredido el pasado sábado, en el interior del CIEPA, por un grupo de cuatro internos, quienes lo dejaron incapacitado siete días. “Eran cuatro chicos que se encuentran aquí internados, comenzó la agresión la mañana del sábado pasado, me empezaron a insultar, me amenazaron de muerte, por el sólo hecho de irlos a saludar. Fui y les dije jóvenes muy buenos días, uno de ellos comenzó a insultarme y a amenazarme de muerte y como estaba desayunando me aventó su comida y me ensució el uniforme. Más tarde, como a eso de las 3:30 de la tarde, empezaron a quemar los libros que se encontraban en el interior de su área, y, sí era una cantidad considerable porque había como cien libros, libretas y material didáctico. Al ver que esa situación ponía en peligro la vida de los jóvenes y la de nosotros, solicitamos la intervención de los comandantes y de los compañeros para poder controlar esto, porque si no se iba a salir de control, y no sé qué hubiera pasado, hubiera sucedido algo más grave”. Después de una breve pausa en su hablar, por motivo de las lesiones que tenía, continuó: “Entonces entré y les pedí que por favor detuvieran sus acciones y procedieran a meterse a su dormitorio, pero ellos me contestaron empujándome, pero uno de ellos en particular, fue el que más me agredió y es cuando me da un golpe. Ese golpe iba al cuello, lo esquivé y me dio al lado del cuello y me ocasionó un esguince de segundo grado y otro de ellos me pegó con algo en el brazo y me provoca una luxación”. El uniformado afirmó que acudió a interponer la denuncia correspondiente, y pide a las autoridades que tomen cartas en el asunto, para que los hechos no queden impunes, ya que ellos se encuentran imposibilitados de reaccionar contra estas agresiones, ya que los internos están protegidos por las leyes para menores, aunque algunos hace mucho que han rebasado la mayoría de edad. Se solidarizan custodios con su compañero Sabedores de todas las agresiones que cometen los internos, a quienes en las revisiones se les han encontrado puntas, celulares e incluso marihuana. Los demás custodios no quieren sufrir en carne propia una agresión, tampoco desean que esto trascienda a un motín en el penal y que después se les culpe a ellos, ya que afirman, si las cosas van mal es por la poca disciplina que los directivos imponen en el lugar. A tal punto que a la directora los internos la han apodado “La Madrina” o “Sor Mony”, en alusión al hecho que ella es muy suave y por ello hacen lo que quieren. “Son solapados aquí, aparte que la ley los ampara, se sienten apoyados por las autoridades del lugar, no ven el riesgo en el que está el personal y no sólo el personal de seguridad, sino de todas las áreas en general”, señaló uno de los custodios. Que afirmó que hace cuatro días se registró otro hecho violento contra los uniformados. Afirmaron que la única forma de castigo que les imponen es un reporte que supuestamente los afecta en su libertad, pero los internos ya no temen a dichos reportes, por lo que han dejado de ser efectivos como medida de sanción que incite al orden y disciplina en el penal para menores. “Pedimos a los directivos, respaldo, apoyo, garantías para poder realizar nuestras funciones, no nos negamos a trabajar, el trabajo es nuestra obligación, pero queremos garantías, porque somos seres humanos antes de ser servidores públicos”, fue la voz unánime de los uniformados. La SSP miente; no hay talleres Por otra parte, los entrevistados se mostraron muy indignados en cómo el área de comunicación social de la Secretaría de Seguridad Pública del estado, ha manipulado la información en torno a los supuestos talleres de trabajo en el interior del penal, los cuales no existen. Otro de los custodios entrevistados comentó: “No hay talleres, no hay áreas para ellos, es una falacia. Realmente los pocos que trabajan es por su cuenta y porque ellos saben algo, pero aquí no hay dicha formación, no hay áreas de trabajo. Han venido los medios, han dado una cara, y que ellos están organizados para formar su negocio al salir, pero eso no es cierto, no existe. Ustedes pueden hacer una investigación a fondo para que realmente se den cuenta de lo que hay”. Además aseguran que las instalaciones no son las adecuadas para tener al tipo de delincuentes que resguardan: “Realmente este centro no da las garantías para mantener a este tipo de delincuentes. Las instalaciones tienen alrededor de 50 años, pero en esas fechas los infractores tenían entre 12 a 14 años de edad. Ahora contamos con delincuencia organizada, gente que hizo su delito antes de los 18 años, pero actualmente tienen la mayoría de edad”.
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