Lo secuestran y desollan el rostro; presumen ajuste de cuentas en Hueyotlipan

El hombre de 22 años fue asesinado, familiares lo identifican como Christian.

Un hombre adicto a las drogas y dedicado al narcomenudeo fue levantado por un grupo armado el pasado domingo en Santo Tomás Hueyotlipan. Los delincuentes llegaron en camionetas hasta del domicilio de su víctima, un hombre de 22 años, ingresaron por la fuerza y echando balazos, así es como lo privaron de la libertad. Horas después, el lunes, lo hallaron muerto, sus verdugos le arrancaron la piel del rostro. Las autoridades presumen que se trata de un ajuste de cuentas entre miembros de grupos delictivos rivales que operan en aquella región.

Gracias a tatuajes en el cuerpo del ahora occiso, sus familiares pudieron hacer la plena identificación. El hombre que tuvo este terrorífico fin llevaba el nombre de Christian, y contaba con 22 años de edad. Fueron sus familiares quienes refirieron a las autoridades que este hombre era consumidor de drogas y también se dedicaba a la distribución de dichas sustancias, en especial el cristal.

Se presume que fue levantado por el grupo armado por un probable ajuste de cuentas entre grupos delictivos que operan en aquella región del estado. Según denunciaron sus familiares, al estar en su casa alrededor de las ocho de la noche del pasado domingo, llegaron hombres fuertemente armados en varias camionetas, ingresaron por la fuerza, hicieron varios disparos y se llevaron a Christian. Todo eso fue denunciado horas después ante la Fiscalía General del Estado (FGE) en el área antisecuestros.

El día lunes, las autoridades llevaron a cabo el levantamiento de un cadáver en el camino de terracería, cerca del canal de aguas negras, ya muy cerca de San Lorenzo Ometepec. Al cuerpo le habían arrancado la piel del rostro, inicialmente quedó registrado como desconocido número 60.

Horas después al anfiteatro de Tecamachalco llegaron familiares de Christian para ver el cuerpo y saber si se trataba de él. Supieron que efectivamente se trataba de él por los tatuajes que tenía: un ancla en la mano izquierda y en la mano derecha una cruz.

Las autoridades presumen que se trata de un ajuste de cuentas entre miembros de grupos delictivos que operan en aquella región y que se disputan la plaza para venta de drogas.

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