Día a día en un refugio de perritos: El Refugio de Monty
Desde hace 30 años, el Refugio de Monty es un santuario para los animales que han sido víctima de la crueldad humana.
Los albergues para animales se encargan de brindar resguardo, cuidados básicos, alimento, cuidados veterinarios, limpieza, a perros y gatos en situación de calle o que fueron rescatados de dueños abusivos. Pero principalmente, la función de un refugio es encontrar a una persona que adopte a los animales bajo su resguardo y los llene de amor y cuidados responsables. Esto es lo que desde hace 30 años trabaja el Refugio de Monty, un santuario para los animales que han sido víctima de la crueldad humana. En este lugar hay más de 160 perritos con diferentes historias, una más triste y dolorosa que otra, pero todas te llegan al corazón y más de una logra sacarte las lágrimas. El Refugio de Monty se encuentra en Chipilo, una comunidad de ascendencia italo-mexicana que aparte de su deliciosa comida y quesos, también cuentan con Don José Antonio Llarena y su esposa Ángela Monty quienes decidieron iniciar este refugio por el gran amor a los animales, y poderles brindar un poco de amor y dignidad. Las historias de los lomitos que cuidan en el refugio son muchas, como los perritos que son abandonados por tener alguna discapacidad, por lo que en el albergue hay perritos que no pueden caminar con sus patas traseras o son totalmente ciegos, como Lalito, un pequeño maltés de color blanco que fue abandonado a su suerte por no contar con las cuencas de sus ojos. También está la historia de Cheto, un perrito que fue apuñalado catorce veces por su dueño alcoholizado; Don Toño contó que tardó un año para poder sanar, y cuando le preguntas al perrito que le paso deja de ladrar para lanzar aullidos con mucha tristeza, como si te contara el horror que vivió. Pero no todo es tristeza, existen casos particulares que llevan alegría, pues el refugio cuenta con un programa de entrenamiento para dar perros en adopción a niños con autismo, el cual estuvo en pausa debido a la pandemia. Sin embargo, actualmente hay tres perritos que ya están listos para viajar a Canadá y apoyar a los niños. Esto no les genera ingreso pero ayuda mucho porque se abre la oportunidad de que el refugio pueda recibir otro perro. El albergue jamás se detiene, Don Toño, su esposa y algunos voluntarios, cuidan con ahínco a todos los perritos, tanto que los perritos lo agradecen con lengüetazos y cariño hacia sus cuidadores. No hay un horario, todos los días hay que limpiar las jaulas, alimentarnos, limpiar sus recipientes de comida y si es necesario llevarlos a consulta con veterinarios. Pero todo lo vale con tal de que los perritos estén bien. Pero ¿Cómo pueden subsistir este tipo de lugares? El refugio, es una organización sin fines de lucro, y su única forma de subsistir es la recolección de fondos mediante donativos, campañas. En el caso de las adopciones, el albergue no cobra una cuota de rescate solo piden que se les dé mucho amor al perrito. Eso sí, el lomito se entrega vacunado y esterilizado. Don Toño también relató que para solventar los gastos del refugio, venden productos o hacen rifas por internet. Antes también realizaban pláticas en las escuelas de “tenencia responsable” a cambio de croquetas, las cuales recalcó eran de mucha ayuda pero esto se acabó con la pandemia y las clases virtuales, esperan que con el regreso a lo presencial puedan retomar dicha actividad. Los perritos son muy amorosos, y están ávidos de cariño, si quieres pasar al alberge y adoptar un perrito puedes enviar un mensaje a Don Toño por medio de sus redes sociales y él te comparte la dirección. O si solo quieres brindar un poco de apoyo y ser voluntario, también puedes mandar un mensaje y coordinarte con Don Toño para acudir al refugio y cuidar a los perritos.
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